Alvaro Reynoso y la agricultura científica cubana

Martes de Dimas

Alvaro Reynoso y Valdés (1829-1888, científico, investigador, médico, químico, de conocimientos enciclopédos, graduado de Bachiller en Ciencias en la Universidad de La Habana y de Química y Medicina enn la Sorbona de Paris. Doctor, laureado por la Academia de Ciencias de París, Miembro de la Academia de Ciencias de Cuba y de la Sociedad Económica de Amigos del País.

Entre sus resultados científicos están: Nuevo procedimiento para el reconocimiento del Yodo y del Bromo; Diversas combinaciones nuevas del Amoníaco en los Ferrocianuros; Acción de las bases sobre las sales y en particular sobre los arsenitos; La separación del Acido Fosfórico de sus combinaciones con los Óxidos Metálicos; Presencia de azúcar en las orinas de los enfermos histéricos, epilépticos y su relación con la respiración, y Estudios sobre la cría artificial de peces de agua dulce y una investigación sobre la diabetes mellitus.

Al graduarse, en 1856, ya unos veinte trabajos suyos habían sido insertados en publicaciones especializadas de Francia y España. Había sido elegido Miembro Correspondiente de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y de la Real Academia de Historia de España, recibió la Real Orden “Catedrático de Química Aplicada a la agricultura y Botánica” de la Escuela General Preparatoria de La Habana y la Orden “Catedrático de Química Orgánica ampliada” de la Universidad Central de Madrid.

En 1858 regresó a Cuba con un laboratorio dotado de los más modernos equipos e instrumentos, una excelente colección mineralógica y una valiosa biblioteca especializada en ciencias. Tomó posesión de la Cátedra de Química y en 1859 asumió la dirección del Instituto de Investigaciones Químicas de La Habana, una de las primeras estaciones agronómicas del mundo.

A mediados del siglo XIX, cuando Cuba a la vez que ostentaba el primer lugar mundial en la producción de azúcar -un resultado de la oligarquía criolla inmersa en el libre mercado y con unidades de propiedad privada-,  ocupaba el último en productividad agrícola. Apoyado en su tesis de que la verdadera fábrica de azúcar está en los cañaverales, Reynoso se consagró a resolver esa contradicción. Los resultados quedaron registrados en su obra cimera: Ensayo sobre el cultivo de la caña de azúcar, en la que integró todas las operaciones relacionadas con el cultivo y cosecha de la gramínea, desde el efecto negativo de la tala de los bosques vírgenes y la mano de obra hasta la molida fresca para evitar la alteración de los jugos. La obra editada en 1862 fue reeditada en Madrid, en Paris, en Holanda y en Cuba en 1925, donde se  reimprimió en 1954 y 1959.

En 1868 Reynoso comenzó a colaborar como redactor científico del Diario de la Marina, donde tenía una columna en la que publicaba artículos de corte científico como: Acerca de las aguas potables; reseñó el primer ensayo realizado en Cuba en 1863 Acerca del arado movido por vapor tipo Fowler, con el que se inició la mecanización de la caña de azúcar; fue redactor de los Anales y Memorias de la Real Junta de Fomento y de la Real Sociedad Económica Amigos del País; publicó en la Revista de Agricultura del Círculo de Hacendados de la isla de Cuba y en otros órganos de prensa. Entre esas obras publicadas está: Apuntes sobre varios cultivos cubanos, donde compiló sus aportes al cultivo de maíz, café, algodón, tabaco, boniato, ñame y arroz.

Parte ntegrante de los sectores reformistas partidarios de la abolición gradual de la esclavitud y puestos al independentismo y al anexionismo. Reynoso consideraba la participación autónoma de los cubanos en la reforma de la política colonial  como demanda legítima. Por eso, en su análisis sistémico no escapó el vital tema de la propiedad agraria, a la cual consideraba como una necesidad para fomentar una agricultura cañera con pequeños campesinos criollos e inmigrantes, donde el incentivo de la propiedad constituía un componente básico para modernizar la economía agraria.

A pesar de tan valiosos aportes -reconocidos en otros países y aplicados a la producción de azúcar fuera de nuestras fronteras- el gobierno revolucionario en lugar de utilizar sus conocimientos, utilizó su nombre para bautizar un desastroso experimento: la  Tarea Alvaro Reynoso, que consistió en una reestructuración del sector azucarero cuando Cuba no sólo ocupaba el último lugar en productividad, sino también en el volumen de producción, es decir, para intentar producir en el siglo XXI la cantidad que se producía en la Cuba de 1948, sin  tener en cuenta todos los componentes del enfoque sistémico de Reynoso.

Los resultados del fallido experimento eran de esperarse. La zafra 2002-2003 –la primera desde la implementación de la Tarea Alvaro Reynoso– fue una de las peores de todos los tiempos. El monto producido fue de 2,10 millones de toneladas, una cifra inferior al promedio anual alcanzado en los primeros años del sigglo XX; fracaso que se mantiene hasta hoy, cuando la última zafra, la de 2019, programada para producir 1 millón 700 mil toneladas, terminó con 400 mil toneladas menos, es decir, con 1,3 millones de toneladas.

Reynoso, a quien desde su posición política reformista colaboró al progreso y a la conformación de las bases de la nación cubana, por sus aportes químicos, fisiológicos, agronómicos y tecnologico-industriales, se le considera Padre de la Agricultura Científica en Cuba.

 Zurich, 12 de agosto de 2019

 


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).

Ver todas las columnas anteriores

Scroll al inicio