Dagoberto Valdés Hernández ⌈ Acaba de salir de mi casa el Teniente coronel Beune, de la Seguridad del Estado en Pinar del Río, junto a otro oficial, para prohibirme asistir a la Misa y entierro del Cardenal Jaime Ortega mañana domingo 28 de julio, en la Catedral de La Habana.
Me ha dicho que si me atrevo a salir habrá una acción policial para impedirlo.
Es la tercera vez en pocos meses que se me impide salir a actos estrictamente religiosos. Primero, no pude viajar a una charla con jóvenes en el Obispado de Santa Clara; y el pasado 13 de julio, día de la toma de posesión de Monseñor Juan de Dios, vinieron antes de las 8 de la mañana a mi domicilio para citarme a las oficinas de inmigración en esa misma mañana.
Todo ello constituye una grave violación a libertad religiosa en Cuba. El hecho transgrede la línea sagrada de la fe y ocurre en un momento muy complejo para el país.
Pido a todos los católicos y personas de buena voluntad que me conocen que recen para que este tipo de acontecimientos no sigan ocurriendo, y podamos ejercer nuestro derecho a practicar la religión que profesamos.