Discurso e identidad

Jueves de Yoandy

El poder discursivo es un elemento esencial en la construcción de una identidad que sea capaz de articular a las “masas” en torno a una idea que sea sostenible, con elevada carga de evidencias, para generar solidaridad y por tanto una acción colectiva. Vale destacar la diferencia fundamental entre protesta social y movimiento social, solamente referida a lo efímero de la primera respecto a la segunda; pero en ambos casos su impacto en la opinión pública nacional e internacional es notable. En la postmodernidad, el uso intensivo de las nuevas tecnologías de la información, y las comunicaciones y los medios de comunicación social acoplados a procesos sociales y fenómenos de masas como las multitudes en red, constituyen recursos explotados para la generación de identidad colectiva. Esta coincidencia, afiliación, entendimiento, consenso de puntos mínimos, puede ser en torno a la política, la economía, o problemáticas sociales como las relacionadas con la ecología, la sexualidad, la identidad de género, la emigración, el multiculturalismo, entre otros.

El poder de la imagen y la palabra es incalculable cuando toca las emociones, los sentimientos colectivos, motiva el disenso, y gana seguidores. La estrategia del discurso bien pensado, con elementos de la realidad y una profunda carga volitiva hace propicio un sentido de pertenencia, de interiorización y toma de conciencia de que la razón que se expone es una cuestión común. En la capacidad de crear esa identidad estará el éxito de la movilización. Por tanto, los hilos con que se tejan el lenguaje y los símbolos deben estar bien pensados para atraer al otro; es decir, la protesta o el movimiento social, en resumen, la acción colectiva, “supone un grado desorganización y alineamiento consciente y estratégico de las acciones paralograr los objetivos trazados colectivamente”[1].

El aspecto identitario es la clave de la movilización. La identidad discursiva presenta a unos interlocutores activos que deben conjugar dos factores importantes:

1. La credibilidad (a través de enunciación de una verdad rompedora, o la idea de que somos engañados o manipulados y hasta el momento nadie se había dado cuenta de ello); y

2. El poder de captación (aquí es donde se combinan la creatividad y la sensibilización con el lenguaje y los símbolos que comentábamos anteriormente).

Por otro lado está el receptor del discurso, que debe tener la preparación suficiente para saber discernir entre lo real y todo aquello que puede ser construido para lograr un fin determinado. Es aquí donde deben predominar criterios éticos que permitan la elaboración de juicios propios que conduzcan a la participación consciente y responsable en las acciones colectivas.

“Las movilizaciones sociales son una expresión pública de las demandas e intereses de un colectivo social que pueden lograr una ruptura del orden establecido, lo que deforma inmediata atrae la atención de los medios de comunicación con la finalidad de realizar las coberturas pertinentes de los acontecimientos que se enmarcan bajo el rótulo de protesta social para, posteriormente, generar la producción de un conjunto de discursos periodísticos portadores de significaciones imaginario sociales”.[2] Estas manifestaciones de la acción colectiva en los sistemas democráticos son inevitables, pero motivan también a los representantes políticos y a la sociedad civil a generar un clima de confianza en las instituciones ciudadanas y en la satisfacción de las principales demandas, sin discursos demagogos ni gestiones ineficientes. De esta forma, la ciudadanía se vería identificada con el gobierno que defiende sus intereses y respeta sus derechos y libertades. Construir esta identidad es más difícil, pero requiere de menos discursos y más praxis.

 

[1]Romanutti, M. V. (2012). Identidad y protesta social.Contribuciones al estudio de su relación. Andamios. Volumen 9, número 20, septiembre-diciembre. pp. 261.

[2]Mayorga, A. J., Del Valle, C., Browne, R. (2013). El imaginario social de la acción colectiva deprotesta y la crisis Argentina de 2001, en eldiscurso de la prensa en Chile. Polis Revista Latinoamericana No. 34. p. 2.

 


  • Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
  • Licenciado en Microbiología.
    Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
    Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
    Responsable de Ediciones Convivencia.
    Reside en Pinar del Río.

 

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