Los sistemas electorales son los mecanismos que permiten la colocación en el poder de los representantes que deberán satisfacer las demandas ciudadanas con responsabilidad, a través de la legitimación de las instituciones y la sostenibilidad de los programas de desempeño. “Las elecciones son procesos fundamentalmente políticos, en que hay “ganadores” y “perdedores” y por consiguiente, los riesgos pueden ser altos” (Nota sobre la práctica del PNUD, 2004). El hecho de que existan elecciones no constituye por sí solo evidencia de que estemos en presencia de un sistema democrático. Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2002: Profundizar la democracia en un mundo fragmentado, “la democracia es en última instancia más de voces, que de votos”. Por tanto, velar por cada elemento, etapa y protagonista que forma parte de este proceso es una garantía para su eficacia, y hacer valer los votos cuando toca, y escuchar las voces ciudadanas en todo momento, sí son rasgos que definen la verdadera representación y gobernanza democrática.
- Las elecciones libres, periódicas, competitivas y transparentes
La Comisión de Venecia, en sus Directrices adoptadas en 2002, relaciona los principios del patrimonio electoral europeo: 1) sufragio universal, 2) igualdad en el sufragio, 3) libertad para el sufragio, 4) voto secreto, 5) voto directo y 6) periodicidad de las elecciones. Para garantizar la salud de los sistemas electorales deben cumplirse estos principios que incluyen distintas condiciones en torno al mismo objetivo. La evaluación ha de realizarse de acuerdo a un exhaustivo análisis de las reglas técnicas procedimentales tanto de la etapa previa al proceso eleccionario, como durante el ejercicio democrático y posterior conteo y procesamiento de los resultados de las urnas. La conducta de los representantes, las fuerzas políticas que participan en la contienda, los partidos y los representados, es decir, los electores, requiere responsabilidad, conciencia ciudadana y capacitación.
Todos y cada uno de los aspectos de un sistema electoral quedan sujetos a control, con el objetivo de alcanzar una representación adecuada. Considero como más importante: el establecimiento y respeto del sufragio universal, la igualdad y la periodicidad del proceso. Sobre ellas comentaré y trataré de hacer un breve análisis del caso cubano, donde el sistema electoral está cargado de particularidades.
- El sufragio universal
Partimos de que es un derecho universal el ejercicio del voto, es decir, la participación en el proceso eleccionario; ya sea a través de la emisión del voto o mediante la presentación como candidato. En cada sistema deben ser estudiadas en detalle las excepciones para garantizar la inclusión, el respeto a las capacidades especiales y las condiciones extraordinarias que se presenten; las cuales estarán debidamente enunciadas en la ley electoral de cada nación. La distribución de las circunscripciones electorales debe realizarse en base a los censos electorales periódicos, por lo menos una vez al año, de los cuales deben publicarse los resultados para consulta del pueblo. Además debe existir un control judicial de las inscripciones, para poder exigir responsabilidad en caso de exclusión de ciudadanos de los padrones electorales.
En Cuba el derecho a elegir y ser elegidos se convierte en un mecanismo netamente ideológico. Los ciudadanos que deciden tomar partido (los niveles de no participación o abstención son elevados), participan en asambleas de nominación donde presentan sus propuestas de candidatos a Delegados Municipales a través de la votación directa, pública y a mano alzada. El método empleado limita la diversidad de postulaciones y la libre expresión de los electores. Se publican biografías y avales de comportamiento emitidos por organizaciones de corte político, y la Ley Electoral delega la función de selección de candidatos para cargos nacionales y de la dirección del gobierno a comisiones formadas por organizaciones políticas y de masa (entre ellas el Partido Comunista de Cuba, único partido político reconocido y legalizado, PCC; los Comité de Defensa de la Revolución, CDR; la Central de Trabajadores de Cuba, CTC, único sindicato reconocido y legalizado; la Federación de Mujeres Cubanas, FMC).
Al existir el partido único, no existen condiciones reales para la universalidad del sufragio. Las intenciones y voluntades del sistema imperante parecieran no dar cabida al pluripartidismo. Así lo dijo el expresidente Raúl Castro: “Renunciar al principio de un solo partido equivaldría, sencillamente, a legalizar al partido o los partidos del imperialismo en suelo patrio y sacrificar el arma estratégica de la unidad de los cubanos, que ha hecho realidad los sueños de independencia y justicia social por los que han luchado tantas generaciones de patriotas, desde Hatuey hasta Céspedes, Martí y Fidel” (Castro, 2012).
- La igualdad del sufragio
Partiendo del respeto a la dignidad de la persona, cada ciudadano está en condiciones de igualdad para los derechos humanos. Igualdad de oportunidades que se hace extensible a partidos y candidatos durante la campaña. La financiación pública de estas debe ser transparente, y la cobertura en los Medios de Comunicación Social (MCS) debe ser equilibrada, sin parcializaciones ni ataques (cumpliendo a cabalidad la función de los medios: informar). Este aspecto de un sistema electoral es crucial porque engloba también la libertad de expresión a la hora de opinar sobre las candidaturas, participar en los debates en torno a las elecciones y cubrir las campañas en los MCS.
La igualdad también puede ser medida a través de la interacción entre los candidatos y sus electores, porque todos los hombres son iguales ante la ley y ante Dios. La calidad democrática, y particularmente una representación adecuada, podría medirse asociada al éxito de esta interacción. Bernard Manin estudia dicha interacción y plantea que “La distancia entre representantes y representados es contraria al ideal de igualdad política” (Manin, 1998).
En Cuba no existen posibilidades reales para la postulación de candidatos distintos del régimen. Desde 1959 hasta la fecha solo han sido presentados dos candidatos no asociados al sistema comunista, y fue en las elecciones a delegados de circunscripción de 2015. Las biografías publicadas los presentaron como desafectos del proceso revolucionario, al servicio de una potencia extranjera (EE.UU. como enemigo histórico) y mercenarios porque recibían fondos de organizaciones no gubernamentales foráneas para desarrollar sus labores dentro de los grupos de la sociedad civil que representan. Los resultados eran de esperar: no ocuparon ningún cargo, pero solo haber sido reconocidos y votados por sus vecinos, ya constituyó un logro. Este tipo de situaciones generan desigualdad y violentan los derechos ciudadanos.
Según el Centro de Información Legal Cubalex: “El sistema establecido por la actual ley electoral cubana impide que se generen las condiciones para que pueda producirse una deliberación plural y abierta sobre los asuntos de interés público. Prohíbe la campaña electoral y restringe el derecho de los ciudadanos a formular y manifestar sus preferencias políticas y obtener información de diversidad de fuentes” (Diversent, 2016).
- La periodicidad de las elecciones
Este es un aspecto que puede resultar obvio para muchas democracias, pero en los países con regímenes totalitarios es un aspecto fundamental, ya que sucede con frecuencia que se vulnera la institucionalidad para establecer nuevas leyes y/o decretos que perpetúen el poder. Los periodos de mandato no deben exceder los cinco años, para así garantizar la alternancia, ya que en caso que no haya resultado un mandato eficaz se pueda renovar la capacidad de gestión y ejecución hacia un programa con repercusión social, que es para eso que se eligen a los servidores públicos.
La Comisión Nacional Electoral cubana, máximo órgano electoral, no funciona fuera de los periodos eleccionarios, y lo hace por mandato del Consejo de Estado de la República de Cuba. Es notable la falta de independencia que esto genera al tener un carácter transitorio y estar designada por un órgano político. Por otra parte, el Registro Nacional de Electores es desarrollado por el Ministerio del Interior, que controla la mayoría de los procesos sociales que se viven en la Isla, limitando de esta forma el cumplimiento de los derechos civiles, políticos y culturales.
- Otros aspectos de interés
Existen otros factores que también son esenciales para el establecimiento de un sistema electoral. Entre ellos, la asistencia electoral que puede desarrollarse en dos momentos fundamentales: 1. Durante la preparación y desarrollo de la propia elección; o 2. En el largo plazo, mediante el respeto de las funciones de cada institución; entre ellas los órganos de gestión electoral, las comisiones de delimitación de circunscripciones, las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos.
A la hora precisa del ejercicio del voto es requerida la organización del escrutinio por parte de entidades u órganos imparciales y es requisito indispensable permitir la observación y monitoreo internacional, antes y durante el recuento de votos. La imparcialidad de la parte observadora, su capacidad de análisis, experticia en la profesión e incorruptibilidad, garantizará la emisión de un resultado fiable, eliminará las boletas múltiples, y con ello, por ende, reducirá la posibilidad de fraude.
La capacitación electoral y la educación cívica están superpuestas, aunque son diferentes procesos. (Nota sobre la práctica del PNUD, 2004). La primera se encarga fundamentalmente del momento puntual preparando en los temas de ¿cómo votar?, ¿por qué vota?, etc.; mientras que la educación cívica está encaminada a la ciudadanía en todo momento, y tiene como objetivo concientizar a la persona sobre sus responsabilidades, deberes y derechos en una democracia.
Un sistema electoral efectivo aplica los principios anteriormente discutidos con unas condiciones mínimas de: respeto a los derechos humanos universales, vigencia de una Ley Electoral justa y mantenimiento de unas Garantías Constitucionales correctamente establecidas.
Referencias
- Nota sobre la práctica del PNUD (2004): Sistemas y procesos electorales. p. 2,4.
- Manin, Bernard (1998): Los principios de gobierno representativo, Madrid, Alianza Editorial.
- Diversent, Laritza (2016): Reforma al sistema electoral cubano y a la ley de asociaciones y su reglamento. II Informe de Estudios, Centro de Estudios Convivencia. pp. 62-69. Disponible en http://centroconvivencia. org/category/propuestas/propuestas-marco-juridico
- Castro Ruz, Raúl (2012): El rumbo ya ha sido trazado. Discurso pronunciado en la Clausura de la Primera Conferencia Nacional del PCC. La Habana, 29 de enero de 2012.
- Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
- Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.