Carmelo Mesa-Lago ¦¦ El producto interno bruto (PIB) de Cuba que aumentó 12% en 2006, solo creció 0,5% en 2016, 1,8% en 2017 y 1,2% en 2018,1 un promedio anual de 1,2%, comparado con el 6% que oficialmente se considera necesario para un desarrollo adecuado y sostenido. Las dos razones externas del descenso en la tasa del PIB son: la grave crisis económica venezolana y las políticas punitivas de Trump. En este artículo analizamos ambas; también hay una razón poderosa interna de dicho descenso (el anacrónico sistema económico de planificación centralizada y enorme predominio de la empresa estatal), pero no será examinada aquí.
I. La crisis económica venezolana
En 2018, la economía venezolana se contrajo en 16% (bajó 50% en los cinco últimos años, una caída peor que el 35% en que mermó el PIB cubano en 1990-1993); la inflación fue de un millón por ciento; la fuga de capitales totalizó 113,083 millones de dólares en 2009-2016, y las reservas internacionales cayeron 75% en 2009- 2018.2 Además, ha habido una mengua de 1,5 millones de barriles en la producción petrolera en los últimos años (a más de un descenso del precio mundial del petróleo de 2003 a 2019), y existe una severa escasez de alimentos y medicinas. La grave crisis económica venezolana ha reducido la compra de servicios profesionales cubanos (médicos, enfermeras, etc.), el comercio de bienes y el suministro de petróleo.
1) El superávit en el comercio de bienes y servicios de Cuba disminuyó en 38% entre 2014 y 2017. La causa principal fue que el valor de la venta de servicios profesionales cubanos (un 75% comprados por Venezuela) mermó en 23% en el período, de 10,420 millones de dólares a 8,061 millones.3 Los servicios profesionales son la fuente principal de divisas de Cuba, pero su aporte al PIB cayó de 13,5% a 8,3% en el período, una de las causas del descenso en la tasa del crecimiento económico. Otros compradores de servicios profesionales como Brasil, Ecuador y Argentina cambiaron sus gobiernos, terminando o recortando dichas compras o indicando su intención de hacerlo, Angola y Argelia también las han rebajado, mientras que Kenia y Mozambique revocaron acuerdos. Por el contrario, México ha contratado 3.000 médicos cubanos. Según el exministro de economía y planificación José Luis Rodríguez, “los ingresos por exportación de la fuerza de trabajo calificada [servicios profesionales] disminuyeron al cierre del año [2018] debido a la retirada de la colaboración cubana del personal de salud ubicado en Brasil [8.000 médicos], además de dificultades con ingresos de la colaboración cubana en otros países”. Rodríguez estima que el impacto total del comercio exterior en 2018 fue negativo en 1.187 millones de dólares, resultante de un déficit de 600 millones de dólares en el balance de bienes, así como una merma de los servicios turísticos y “un saldo positivo menor en servicios por 527 millones de dólares”.4 Basado en mis estimados del valor de la exportación de servicios profesionales en 2017 de 8.061 millones dólares, calculo que su valor decreció a 7.534 millones en 2018 (muchísimo más que la caída en 2017 respecto a 2016) lo que equivalió a un descenso de 8,3% del PIB en 2017 a 7,7% en 2018.
2) Ha ocurrido un fuerte recorte en el comercio de bienes de Cuba con Venezuela. La cima se alcanzó en 2012, cuando llegó a 44% del intercambio total de mercancías cubano (exportaciones más importaciones), pero en 2016 había declinado a 17,6%; lo cual resultó en un desplazamiento de Venezuela del primer a segundo lugar, mientras que China ascendió a primer socio de Cuba en el intercambio comercial. Además, téngase en cuenta que en 2012 las exportaciones cubanas a Venezuela eran de 2.484 millones de dólares, mientras que las importaciones de Venezuela sumaban 6.079 millones por lo que el déficit comercial era de 3.595 millones (44% del déficit cubano total). En 2017 se revirtió la situación, pues la participación de Venezuela en el intercambio total se mantuvo en 17,6% mientras que la de China disminuyó a 16,1% por lo cual Venezuela volvió a ser el primer socio comercial de Cuba. Basado en el déficit de 600 millones en el balance comercial de bienes en 2018, estimado por Rodríguez, pronostico que el valor del comercio de bienes con Venezuela decreció en ese año.
3) El suministro de petróleo venezolano a Cuba ha declinado considerablemente. En la cima de la relación bilateral, Venezuela exportaba a Cuba 105.000 barriles de petróleo diarios(bpd);en2017elsuministrodescendió a 55.000 bpd y se estima que mermó a 47.000 bpd en marzo de 2019. Además, PDVSA compró 400 millones de dólares de petróleo ruso que se entregó a Cuba entre enero de 2017 y mayo de 2018. Según acuerdos con Venezuela, Cuba sufraga la importación de petróleo y sus derivados con la venta de servicios profesionales; en 2012, en la cresta de la relación, a Cuba le quedaban 1.700 millones de dólares tras descontar el valor de los envíos petroleros. Pero esto oculta que el precio de los servicios vendidos por Cuba estaba inflado (un médico cubanoerapagadosietevecesloquerecibíaunmédico venezolano), por lo que había un subsidio disfrazado. Además, una suma considerable de petróleo crudo procedente de Venezuela se procesaba en la refinería de Cienfuegos, echada a andar con una inversión de Caracas y los productos refinados se reenviaban a Venezuela y quedaba un remanente que Cuba exportaba con una jugosa ganancia en divisas; ese suministro se redujo a la mitad en 2016 y dañó el refinamiento y las exportaciones. Se agrava la situación porque la producción de petróleo cubana decreció en 19% entre 2010 y 2017. Esto ha resultado en un programa de austeridad y recortes en el suministro de energía para las empresas, a su vez afectando a la producción.
II. Las políticas Trumpistas
Donald Trump ha tomado una serie de políticas económicas adversas contra Cuba para: reducir el turismo, frenar la inversión extranjera, obstaculizar el suministro de petróleo venezolano y restringir las visas de cubanos para entrar a EE.UU.
1) En el cuarto trimestre de 2017 y el primer semestre de 2018 ocurrió una disminución del turismo (208.296 menos) por el huracán Irma de septiembre de 2017, pero más aún debido a la prohibición trumpista a los turistas estadounidenses de alojarse y comer en restaurantes gestionados por las fuerzas armadas, la alerta del gobierno de EE.UU. de no viajar a Cuba por el peligro de los fenómenos sónicos que han afectado a diplomáticos estadounidenses y canadienses y la eliminación de 2.574 vuelos aéreos norteamericanos (194.591 asientos) por menor demanda (la ocupación en los vuelos declinó de 61,3% a 52,4% entre enero- septiembre de 2017 e igual período de 2018). Todos los emisores disminuyeron en los tres primeros trimestres de 2018, salvo los cubanoamericanos que aumentaron un 17%.
No obstante, en el tercer trimestre de 2018 se registró un incremento de un 5% en el número de turistas respecto al mismo período en 2017 pero aún sin recuperar el nivel anterior al descenso. En septiembre 2018 el gobierno anunció que no lograría la meta de 5 millones de turistas en 2018 y anunció 4.750.000, 1% mayor que en 2017; el plan para 2019 contempla 5,1 millones de turistas (un incremento de 7% sobre 2018). Por otra parte, los ingresos brutos por turismo fueron de 3.318 millones de dólares en 2017 y Rodríguez reporta 3.325 millones en 2018 (contra una meta de 3.700 millones), un virtual estancamiento. En enero de 2019 el arribo total de turistas aumentó 8,9% sobre enero de 2017, aunque era virtualmente igual que en enero de 2017, antes de las medidas de Trump.
Las restricciones de Trump no afectan a los viajeros estadounidenses en cruceros los cuales se han expandido notablemente. En el primer semestre de 2018 (comparado con igual período en 2017), los visitantes estadounidenses cayeron 23,5%, pero menos 50% por vía aérea más 115% por vía marítima; además, disminuyeron los visitantes canadienses y europeos, aunque crecieron las llegadas de cubanoamericanos (en total hubo una caída de 5,7%, pero de 9,4% en arribos aéreos versus un aumento de 20,9% en arribos marítimos). Hay una seria desventaja para la economía cubana de los cruceros comparados con los aviones: los visitantes aéreos gastan un promedio de 766 dólares comparado con 50 dólares que gastan los que arriban por cruceros, porque la estadía promedio es de uno o dos días versus siete días por avión, y en los cruceros ya tienen cubiertos alojamiento, comidas y a menudo excursiones en tierra; se estima que Cuba ha perdido 297 millones de dólares por dicha causa.
2) Trump ha fortalecido la imposición de sanciones a bancos internacionales que tramitan operaciones con Cuba. Así, a fines de 2018, el Banco de la Reserva Federal multó a Societé General por 1.340 millones de dólares por violaciones de sanciones estadounidenses contra Cuba, Sudán e Irán. Además, ordenó a partir del 19 de marzo, la aplicación del título III de la Ley Helms-Burton (embargo o bloqueo), autorizando a ciudadanos estadounidenses a que demanden en los tribunales de EE.UU. a empresas cubanas (registradas en una lista —hecha por el Ejecutivo— de empresas mayormente controladas por las fuerzas armadas o servicios de inteligencia) que confiscaron sus propiedades (dicho título se había suspendido cada seis meses desde Clinton a Trump —primeros 18 meses). Se exceptuó temporalmente a las reclamaciones contra compañías extranjeras que “traficaron” con bienes confiscados; esta excepción será revisada el 17 de abril. Si se elimina dicha excepción, habría un fuerte impacto adverso en la inversión externa. Además Trump ha amenazado con un posible retorno de Cuba a la lista de países patrocinadores del terrorismo, lo cual tendría consecuencias aún peores a la inversión foránea.
3) Trump ordenó la incautación del ingreso por ventas de petróleo venezolano en EE.UU., obligando a Caracas a desviar esas exportaciones a otros países. Además, Washington está considerando respaldar un decreto de la Asamblea Nacional de Venezuela (donde la oposición tiene mayoría) promulgado el 12 de marzo, el que teniendo en cuenta los apagones eléctricos en Caracas y otras ciudades, suspende el envío de petróleo crudo venezolano a Cuba. Si se procede con esta medida, barcos estadounidenses pararían los buques tanques usados por PDVSA, los cuales pertenecen a una empresa cubano-venezolana que parte de puertos venezolanos y de Curazao donde PDVSA tiene una refinería; los buques están registrados bajo bandera panameña, lo que requeriría una aceptación de este país. Los EE.UU. ya han impuesto esta sanción a compañías que comercian con Corea del Norte e Irán.
Otra amenaza es la incautación de activos de PDVSA en EE.UU.; en mayo de 2018 Conoco Phillips comenzó a embargar sus activos de dicha compañía estatal en el Caribe para cobrar un laudo arbitral de 2.000 millones de dólares, lo cual impidió el acceso a instalaciones en la refinería en Curazao y la terminal en Bonaire, desde las cuales Venezuela despachaba casi una cuarta parte de sus exportaciones. Además existe el riesgo de que si triunfan varias demandas judiciales en EEUU contra PDVSA podrían incautarse las gasolineras Citgo en territorio estadounidense, una fuente clave de divisas.
4) A raíz de los fenómenos sónicos, Trump redujo considerablemente el personal de la embajada estadounidense en La Habana, obligando a los que desean una visa a viajar a terceros países, encareciendo su costo. Las visas otorgadas a cubanos no inmigrantes disminuyeron drásticamente de casi 40.000 en 2014 a 4.918 en 2018. El 15 de marzo de 2019, la embajada estadounidense en La Habana, anunció que se eliminaban las visas de cinco años con múltiples entradas y salidas y que solo se otorgarán en adelante visas de tres meses de duración para una sola entrada en EE.UU. Este cambio afectará negativamente las visitas de cubanos a familiares en los EE.UU., más importante económicamente es que impedirán a los emprendedores comprar insumos en los EE.UU., así como los servicios que muchos cubano(a)s prestan como atención de personas mayores o incapacitados por varios meses en EE.UU., los cuales eran pagados en dólares permitiéndoles sobrevivir financieramente en Cuba.
Hasta ahora Trump no ha restringido el libre envío de remesas de cubano-estadounidenses a familiares en Cuba, por un monto de 3.500 millones de dólares anuales, el segundo ingreso en divisas de la Isla.
III. Conclusiones
El efecto de los factores analizados sobre la economía cubana ha sido fuertemente adverso:
- La venta de servicios profesionales menguó del equivalente de 13,5% del PIB al 7,7%.
- El comercio de bienes con Venezuela disminuyó de 44% del total a menos de 17%.
- El suministro de petróleo decreció en 44,7%.
- La exportación en divisas del excedente depetróleo refinado mermó a la mitad.
- El ingreso bruto por turismo se estancó en 2018.
- Las medidas contra la inversión extranjerapueden paralizar esta.
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Si se impide el arribo de buques tanques petroleros, Cuba enfrentará una severa escasezque afectará a la producción y el consumo. Si el gobierno de Maduro cayese, las consecuencias para Cuba serían todavía más funestas. Se especula que ocurriría un segundo Período Especial o una crisis similar a la de los años 90. En mi opinión, el impacto no sería tan fuerte por las razones siguientes: 1) Cuba ha diversificado substancialmente sus socios comerciales, su intercambio comercial con la URSS alcanzó 72% en 1987, mientras que con Venezuela fue de 44% en su cúspide (ahora menos de 17%); 2) en 1990 no había remesas enviadas por cubanos en el exterior, las mismas aportaron 3.515 millones en 2017 (la segunda entrada en divisas de Cuba); 3) el turismo internacional era exiguo y también el ingreso correspondiente: en 1989 hubo 270.000 turistas que dejaron 168 millones mientras que en 2018 hubo 4,7 millones de turistas que aportaron 3,325 millones (el tercer ingreso en divisas); 4) la producción de petróleo ha aumentado tres veces, de 718.000 toneladas en 1989 a 2.500.000 toneladas en 2018, reduciendo la dependencia en la importación. Sin embargo, Cuba perdería su principal fuente de divisas que es la compra de servicios profesionales por Venezuela, así como el suministro de 47.000 barriles de petróleo diarios (que cubren alrededor de la mitad de sus necesidades y costaría 2.000 millones de dólares anuales), así como cargamentos rusos que financia Venezuela. Además, en 1989 la economía cubana estaba muchísimo mejor que en 2019, de manera que ha habido un deterioro considerable antes del shock de la crisis, de manera que habría un efecto nocivo en el consumo, los servicios sociales, la electricidad, etc. También sería políticamente más difícil de manejar la crisis porque Fidel ya no está y las grandes expectativas de que las reformas estructurales de Raúl mejorasen la economía y el nivel de vida no se materializaron, creando descontento en la población. Por último, Trump podría aprovechar la crisis en Cuba para endurecer sus medidas.
En vista a estas amenazas tan peligrosas, resulta absurdo el “continuismo” del actual modelo económico cubano; habría que moverse rápidamente a adoptar medidas exitosas tomadas en China y Vietnam que han mejorado la economía y el nivel de vida de sus ciudadanos.
Referencias
1El plan para 2019 fija una meta de crecimiento del PIB en 1,5%.
2CEPAL, Balance económico preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2018 (Santiago, diciembre).3Mis estimados basados en ONEI, Anuario Estadístico de Cuba, 2013 a 2017 (La Habana, 2014 a 2018). Esta es la fuente de otras estadísticas citadas en este artículo.
4José Luis Rodríguez, Balance económico preliminar del 2018 en Cuba y algunas perspectivas para 2019, Partes I y II, La Habana, 2 y 7 de marzo, 2019.
Carmelo Mesa-Lago (La Habana, 1934).
Licenciado en Derecho Universidad de La Habana (1956). Doctorado en Derecho Universidad Complutense de Madrid, Diplomado en Seguridad Social OISS (1958).
Maestría en Economía Universidad de Miami (1965).
PhD. en Relaciones Laborales y Seguridad Social Universidad de Cornell (1968).
Catedrático Distinguido Emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos Universidad de Pittsburgh.
Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC). Cuba.
Autor o editor de 93 libros y 300 artículos académicos/ capítulos en libros sobre la economía cubana, sistemas económicos comparados y economía de la seguridad social en América Latina.