- Cuba necesita traspasar el umbral de la monotonía a la polifonía.
- Dagoberto Valdés Hernández
Mientras el gobierno cubano insistía en el “Sí” a una nueva constitución que no reconoce la diversidad de opciones ni todos los derechos políticos y sociales, y en cambio institucionaliza un solo partido político y una ideología por encima de todo y de todos, la sociedad civil cubana mediante laboratorios de ideas y proyectos autónomos no ha dejado de trabajar en “encontrar caminos plurales y pacíficos para llegar a un porvenir democrático, próspero y feliz” [i]. Uno de esos laboratorios de pensamiento o think tank ha sido el Centro de Estudios Convivencia (2008), dirigido por Dagoberto Valdés Hernández.
Con la presentación en la Ermita de la Caridad en Miami el día 7 de febrero de “Cuba busca una salida”, Itinerario de pensamiento y propuestas para Cuba (Editorial Hypermedia, 2019), Convivencia publica el resultado de tres años de investigaciones y sugerencias en seis temas pertinentes y urgentes: economía cubana, tránsito constitucional, cultura y educación, medios de comunicación, y agricultura.
El libro ha reunido a más de un centenar de investigadores y profesionales de la Isla y de la Diáspora —dos pulmones de Cuba, metáfora muy usada por Dagoberto— en los temas referidos, con la particularidad de hacer un diagnóstico de cada problema y propuestas concretas para su solución. Como expresaran los ponentes en la presentación del texto de casi 600 páginas, no se trata de un trabajo acabado sino, acaso, una invitación para iniciar el diálogo entre todos, comenzar a sanar el daño antropológico, un términoacuñadodesdelostiemposdelarevistaVitral yelCentrodeFormaciónCívicayReligiosadePinardel Río, Cuba (1993-2007).
A diferencia de otros proyectos de la sociedad civil, igualmente válidos siempre que busquen los cambios necesarios para la prosperidad y el bienestar de todos los cubanos, estén donde estén y piensen como piensen, Convivencia ha logrado el intercambio de ideas, efectivo, real, entre liberales y conservadores, ateos y creyentes, socialistas y exfuncionarios del sistema, el “pulmón insular” y el “pulmón exiliar” para dar oxígeno, aire puro, vida, a una Cuba próspera donde quepamos todos. De modo que no solo se trata de un proyecto académico, que lo es en grado sumo, sino, y como bien señalan los prologuistas, una respuesta responsable para el diálogo en las circunstancias actuales y los cambios, inevitables, que sucederán en Cuba en los próximos años desde un “carácter propositivo, y no confrontacional” [ii].
Interesantes en particular resultan los análisis y las propuestas en el ámbito jurídico, electoral, el terreno laboral, la educación, la cultura y el respeto a las libertades fundamentales. El sistema electoral y el tránsito constitucional en Cuba son tratados por los juristas Laritza Diversent y René Gómez Manzano con depurada ética y responsabilidad profesional, respectivamente. La doctora Diversent habla de tres propuestas estratégicas mínimas de reforma al sistema electoral: el derecho a elegir y ser elegidos, las limitaciones a la libertad de expresión, reunión y asociación, y la independencia del Órgano Electoral y el Registro de Electores [iii]. Llama la atención un pequeño capítulo dedicado a las contramanifestaciones —mítines de repudio—, y su impunidad y control por una elite política.
Gómez Manzano toca, por su parte, un tema de mucha actualidad. En opinión del jurista, dado que tenemos una “constitución socialista”, selectiva, minoritaria y elitista, de cara al futuro habría tres opciones para sustituirla: hacer una reforma general de numerosos preceptos supra legales, restablecer la vigencia de la constitución del 40, o elaborar una nueva Carta Magna, Asamblea Constituyente mediante [iv].
Merece la pena detenerse en el ámbito laboral y la seguridad social, campos donde el gobierno cubano manifiesta logros palpables. Los autores valoran los cambios demográficos y los probables escenarios futuros y los retos para proteger eficazmente —no como propaganda— a la población más vulnerable [v]. En ese contexto, Siro del Castillo indica que la riqueza generada en la Isla está pesimamente mal distribuida. Habla de “cubanización de la indiferencia” en la juventud. En su propuesta puede leerse como sustrato el aporte de la Doctrina Social de la Iglesia al mundo del trabajo [vi].
Sobre el siempre controvertido mundo de la educación en Cuba, escribe Miriam Celaya que el sistema nacional de educación, concebido y artificialmente sostenido —y con un evidente adoctrinamiento ideológico—, está colapsado y habrá que hacer una obligada apertura a formas alternativas de enseñanza, lo cual no significa renunciar a la instrucción pública universal, gratuita y de calidad. “Toda Cuba debe cambiar, y con ella cambia también el sistema educacional” [vii], apunta.
El III Informe, la cultura en el futuro de Cuba: visión y propuestas merece una atenta mirada. El informe es un compendio de ideas y sugerencias donde participan decenas de intelectuales de la Isla y la Diáspora. Hay definiciones de cultura y culturas, cultura y nación. Y un recuento de figuras paradigmáticas de la cultura cubana que, en opinión de quien escribe, debería figurar en todos los sistemas de enseñanza cubana como una necesaria alfabetización por haber sido borradas de nuestro canon cultural: José Manuel Cortina, Emeterio Santovenia, Jorge Mañach, y Márquez Sterling, todos ellos y muchos más, con legados intelectuales que llenarían de orgullo a cualquier país del hemisferio.
Uno de los últimos capítulos versa sobre los medios de comunicación. El VI Informe sugiere consensuar un código de ética en los medios según los estándares internacionales. Valora los actuales medios de comunicación social, la ética y los derechos y deberes de los comunicadores con las nuevas tecnologías. Hace énfasis la diferencia entre propaganda e información, y cómo eliminar el control absoluto, totalitario de los medios; el derecho humano básico para difundir opiniones diversas en un marco legal justo, apropiado, con respeto a la dignidad humana. Añade también, a modo de consulta, una extensa revisión de los
códigos deontológicos del periodismo en varios países democráticos [viii].
Como dijeran los presentadores, esta publicación viene en un momento crucial para Cuba y la América Latina. Es el momento en el cual comienzan a desaparecer los caudillismos, los líderes carismáticos, los ‘elegidos”, y dar paso, como todo en la vida, a la alternancia y a las instituciones, al consenso y al entendimiento entre todos los miembros de una nación. El momento, este que vivimos, en que las tecnologías de la información están dando luz sobre las zonas oscuras de nuestro muy sufrido Continente. Será el llamado azar concurrente, la “alineación de los astros” o la Divina Providencia, pero ciertamente el texto presentado no hubiera podido venir en mejor circunstancia: es un aporte significativo al diálogo y la transición que, según los panelistas, ha comenzado en la Isla. “Los cambios sociales requieren de cambios en las personas” y eso es ya visible en la sociedad civil cubana.
Cuba necesitará una salida distinta, plural, y pacífica para desperezarse, dejar atrás la monotonía, el monólogo, volver a ser una República moderna, y rescatar al ciudadano con todos sus derechos y deberes. Será imprescindible para “tender puentes y fortalecer los vínculos entre todos los cubanos de buena voluntad dispuestos a comprometerse con esos cambios y con el futuro de Cuba” [ix].
Referencias
[i] Valdés, D. (ed.) Centro de Estudios Convivencia: Cuba busca una salida: Itinerario de Pensamiento y Propuestas para Cuba. Editorial Hypermedia, 2019. Presentación (pág. 7).
[ii] Pensando Cuba: Con todos y para el bien de todos. Prólogo (pág. 10) Celaya, M.; Castellanos, D.; Escobar, R.; Chaguaceda, [iii] Diversent, L. Reforma al Sistema electoral Cubano y a la ley de asociaciones y su reglamento. (pág. 199-212).
[iv] Gómez, R. Tránsito constitucional en Cuba. Pág. 221.
[v] Espino, H. Apuntes sobre la seguridad social en un ambiente evolutivo Cubano. pág. 98.
[vi] Castillo, S. El trabajo. pág. 90.
[vii] Celaya, M. La educación en cuba, historia y propuestas. pág. 477.
[viii] VI Informe: Los medios de comunicación social-TICS en el futuro de Cuba: visión y propuestas. pág. 553.
[ix] Prólogo: pág. 16.
Publicado en Cubaencuentro el 12 de febrero de 2019.
Francisco Almagro Domínguez (La Habana, 1961).
Médico. Especialista en Psiquiatría. Ha colaborado con Juventud Rebelde, Opina y revistas católicas (Vitral, Palabra Nueva, Amanecer).
Premio Crónica Palabra Nueva (1999).
Fue miembro del Consejo de Redacción de Palabra Nueva, y ex editor de Espacio Laical.
Autor de La Casa Cuba (novela, 2005); La ciudad y las piedras (novela, 2002); Odisea, la insular (cuentos, 2006); Los hombres lloran… y las parejas también (terapia de familia y parejas 2007); Los amaneceres eran aquí… (Ensayos publicados en la revista Amanecer, Santa Clara, 2007); Palabras del Recuentro (ensayo: en Palabra Nueva, 2008). Su última novela, sin publicar: Arenas Negras (2018). Colabora con los periódicos digitales Diario de Cuba y Cubaencuentro.
Licenciado en Salud Mental (psicoterapeuta) en Estados Unidos, ejerce en Miami, Florida, donde reside.