En la mañana del sábado 9 de marzo de 2019, la Iglesia Catedral de Pinar del Río acogió a fieles de varias parroquias de las Diócesis pinareña y habanera. Sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas también participaron en la solemne Celebración Eucarística en la que recibió la Ordenación sacerdotal el joven diácono José Carlos Gutiérrez Moreno de manos del Sr. Obispo diocesano, Monseñor Jorge Enrique Serpa Pérez.
La celebración transcurrió en un ambiente de piedad, alegría y solemnidad, favorecida por el Coro que animó el canto de la comunidad congregada. Después de la homilía pronunciada por el prelado, fueron entonadas las letanías de los santos, plegaria de la Iglesia peregrina que invoca la bendición de Dios y la intercesión de aquellos que conforman ya la Iglesia gloriosa, mientras el que iba a ser ordenado se postraba en tierra en señal de humildad y oración.
Terminadas las Letanías, llegó el momento central de la ordenación sacerdotal, el gesto más antiguo y solemne de la Iglesia de Cristo: la imposición de las manos por parte del Obispo sobre la cabeza del diácono que, junto con la oración consecratoria, consagrarían a José Carlos como sacerdote de Cristo para siempre. Luego sus hermanos en el presbiterio fueron pasando e imponiendo también sus manos como señal de comunión en el mismo sacerdocio.
La unción de las manos para consagrar y bendecir, la entrega del cáliz y la patena para celebrar y compartir, la imposición de la estola y la casulla como señal de su ministerio sacerdotal, culminaron el rito de Ordenación seguido de un fuerte y prolongado aplauso de todos los presentes y del abrazo fraterno del recién ordenado al Obispo y a sus compañeros en el sacerdocio.
El nuevo presbítero nació en Sumidero, donde celebró al día siguiente su Primera Misa, en el seno de una familia compuesta por sus padres y otro hermano con su esposa y una sobrina a quienes el P. José Carlos agradeció el cariño y la educación familiar. El sacerdote también agradeció al Obispo, al Rector del Seminario, a sus profesores y a sus hermanos seminaristas. La presencia de las religiosas Mínimas de María Inmaculada como misioneras en esa zona, especialmente la obra de la hermana Hermelinda Jiménez, que recientemente partió a la Casa del Padre, fue también parte del emocionado agradecimiento que el nuevo presbítero pronunció antes de la Bendición.
Terminada la Eucaristía, el Padre José Carlos permaneció al pie de las gradas del altar para recibir el afecto y las felicitaciones de los fieles presentes quienes, como es la antiquísima costumbre, besaron las manos recién consagradas que inmediatamente se elevaban para impartir su primera bendición sobre cada uno. Bello gesto de comunión eclesial.
Cuba necesita muchos sacerdotes. Pinar del Río aún más. Todos los que tuvimos la suerte de participar en esta ordenación, compartimos la esperanza y la oración de que Dios suscitará esas necesarias vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa para que nuestra querida Patria tenga los buenos pastores que la creciente grey merece y espera. Que así sea.