La sociedad civil o tercer sector representa hoy en día la “tercera pata de la mesa” democrática y de la vida social, económica y política en la mayoría de los países democráticos. Junto a los sectores tradicionales, Estado y Mercado, surge este sector conformado por ciudadanos que se interesan por el bienestar de sus comunidades y que deciden participar de la gestión y organización de las sociedades.
Desde el tercer sector, agrupados en organizaciones, fundaciones, asociaciones, grupos, etc., los ciudadanos tienen la oportunidad de acompañar y/o ser parte del accionar del Estado y del sector privado. Estos últimos a menudo dejan espacios vacíos, donde es necesaria la acción complementaria de la sociedad civil para la solución de los problemas y responder a las demandas sociales. Ejemplos claros de problemas en los que se torna insustituible la acción del tercer sector en la actualidad son: los problemas medioambientales, las crisis migratorias, la lucha contra la pobreza y las desigualdades, entre muchos otros.
En el caso de Cuba, la sociedad civil es incipiente, y sobrevive en un ambiente de no reconocimiento legal, no obstante, mirando el papel de este sector en otros países se pueden sacar lecciones válidas para el momento de transición que se vive. A pesar de los disímiles retos que se plantean para el crecimiento, consolidación y desarrollo del tercer sector en Cuba, poco a poco se avanza hacia un escenario en el que adquiere mayor protagonismo. Un protagonismo que cada vez se irá consolidando de la mano de conceptos como el de gobernanza que faciliten una mayor participación de los ciudadanos mediante el ejercicio de sus deberes y derechos en la gestión política, económica y social.
Específicamente el tercer sector debe ocupar un papel más importante en la movilización política y social, para controlar/supervisar la gestión política y el funcionamiento de una verdadera democracia. Por otro lado, es la sociedad civil la que puede aportar mediante la participación ciudadana el componente democratizador de la gestión pública, al hacerla más cercana a las personas, fortalecer la horizontalidad en la toma de decisiones y permitir la generación de mejores respuestas a las demandas ciudadanas.
El tercer sector ocupa en muchos países democráticos un rol determinante en términos de promover una mayor rendición de cuentas de los políticos e instituciones del Estado para con los ciudadanos, generar mayor transparencia y perfeccionar la representación de las instituciones del Estado mediante una mayor comunicación e integración entre estas y la ciudadanía. De igual forma, el futuro de Cuba, y la profundización del desarrollo implicará indudablemente un importante protagonismo de este sector en este sentido.
Desde un punto de vista económico, considero que un ambiente en el que se respete y promueva el protagonismo del tercer sector, será posible responder de mejor manera a problemas como el de la pobreza en Cuba, con una mayor presencia en lugares donde la extrema pobreza aún representa un reto por superar. Al mismo tiempo, puede ser determinante en la generación de empleo mediante empresas de responsabilidad social y otras iniciativas, tendrá un mayor impacto en la mejora de las condiciones laborales, pues mediante sindicatos y otras organizaciones cada vez se avanza más en este terreno. También es importante la función de supervisión o regulación que mediante las instituciones del Estado este tercer sector pueda ejercer sobre el mercado.
Desde un punto de vista social, también resulta necesario un tercer sector más activo en la resolución de problemas como la exclusión y la discriminación social, lo referente al medio ambiente, a las crisis migratorias, la solución de los problemas con el sistema educativo, y el mejoramiento de la sanidad, la atención a personas de avanzada edad, la expansión de determinados bienes y servicios a aquellos lugares y contextos donde no estén presentes.
En sentido general, veo a la sociedad civil o al tercer sector en Cuba, como un actor importante para el desarrollo político, económico y social en un futuro cercano; e insustituible para la búsqueda del bien común. Debido a la capilaridad de este sector, es el ideal para ocuparse de asuntos que inevitablemente escapan del alcance de los estados, y de otros que se generan de las imperfecciones de los mecanismos del mercado (externalidades). Lo veo en el futuro como un sector de socialización de vital importancia para la salud de la democracia en Cuba, para la realización personal y ciudadana, y para promover el desarrollo humano integral.
Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.