Después del devastador tornado que azotó una parte de La Habana he seguido muy de cerca las noticias y acontecimientos que se han venido dando. Esta lamentable catástrofe que ha dejado pérdidas de cuatro vidas humanas, 172 heridos según reportaron las autoridades, además de la pérdida de viviendas y bienes personales de los afectados, ha conmovido y ha conmocionado a muchas personas.
Desde lo ocurrido, las redes sociales están inundadas con este hecho, no solo compartiendo el desastre, desamparo y dolor que el tornado causó, sino también mostrando la gran solidaridad y amor. Familiares, amigos, vecinos, artistas, paladares privadas, miembros y proyectos independientes y un grupo de cubanos que viven en el extranjero, así como muchos hermanos del mundo, se han sensibilizado y no han dejado de trabajar por apoyar de diversas maneras; ya sea a través de donaciones materiales, monetarias y de mensajes de apoyo y cariño.
También han inundado las redes los mensajes y opiniones de descontento y desaprobación por la decisión del gobierno cubano de realizar la marcha de las antorchas al día siguiente de esta catástrofe. Esa marcha que se realizó, no fue más que la muestra del irrespeto de las autoridades cubanas por el pueblo y de la incomprensión de la obra e ideales del maestro. Martí dijo que, “ayudar al que lo necesita no solo es parte del deber, sino de la felicidad“. Me pregunto ¿con quién está el deber y la felicidad de los dirigentes cubanos sino es con el pueblo? Con ese pueblo capitalino que sufrió y perdió lo que con tanto esfuerzo y sacrificio tenía.
Tanto en el exterior como en Cuba se han creado redes de ayuda de diferentes tipos, son muchos los que se han brindado a hacer donaciones monetarias y materiales, en el caso de la monetaria prefieren hacerlo a través de un canal que no sea la cuenta habilitada por el gobierno, para garantizar que esta ayuda llegue de manera íntegra a los afectados. Es sabido por los cubanos que muchas de las donaciones que han entrado al país en otras ocasiones en vez de ser regaladas, son vendidas.
Lo más crudo que está ocurriendo ahora mismo en los barrios afectados es que el gobierno ha prohibido a los cubanos de a pie, entregar ayudas a los damnificados, tratándolos como delincuentes y expulsándolos del lugar. ¿Dónde está la humanidad, la solidaridad, el respeto cívico y social, la magnanimidad y el amor al prójimo que debe existir por sobre cualquier constitución, sobre cualquier partido, sobre cualquier ideal? Todos estos sentimientos humanos este gobierno los ha pospuesto por sus ansias de control y poder. El amor al prójimo no va sujeto de políticas, ni de consignas, va fijado en el alma de cada ser humano. Cuando un gobierno pierde la subjetividad de la realidad y tergiversa el más puro concepto de sensibilidad humana, no le queda nada que ofrecer y hacer.
Exhorto a los que con tanto afecto y dedicación se han sumado a esta obra solidaria a que no desistan en sus empeños altruistas. Cuba los necesita, Cuba nos necesita a todos, para juntos “cambiar todo lo que debe ser cambiado”.
- Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
- Miembro del Consejo de Dirección del CEC.