¡Fuerza Cuba!

Hoy finaliza el primer mes del año 2019, y haciendo un sencillo análisis podemos decir que, tanto para la realidad nacional, como para la arena internacional, se torna difícil. 

En el caso de Cuba el comienzo del año ha estado marcado por la continuidad del proceso iniciado a mediados de 2018 relacionado con una nueva Constitución para la República. En un conteo regresivo hasta el 24 de febrero, fecha en que se realizará el Referéndum Constitucional, diversas han sido las estrategias protagonizadas por el gobierno en una evidente campaña a favor del Sí, que aprobaría una nueva Carta Magna para el país. Entre las etiquetas usadas por el gobierno en las redes sociales está la que dice que “somos continuidad”. Pues sí, a pesar de que en la boleta que se presentará en el ejercicio de referendo aparecerán las dos opciones válidas, una a favor y otro en contra, obviamente, toda la campaña la han centrado en que el 24F el pueblo ratificará la Constitución. 

Muchas han sido las tensiones que la cuestión constitucional ha provocado. Por un lado, desde la oficialidad se ha ratificado que la nueva Constitución asegura la continuidad de la Revolución y se han realizado todas las acciones posibles para propagandizar un Sí “incondicional”. Las reuniones en diferentes organismos, la apertura de cuentas oficiales en las redes sociales para posicionar las etiquetas #YoVotoSí y #SomosContinuidad, y la proyección “enérgica” de los dirigentes de las organizaciones políticas y de masa ha demostrado que, una vez más, el condicionamiento del voto frena la libertad y la democracia en Cuba. No han faltado las ofensas a quienes pensamos diferente y expresamos abiertamente nuestro voto en contra de una Constitución que no responde a las peticiones reales y urgentes de los ciudadanos. Muchos han sido los encuentros y los desencuentros. Mientras las cámaras muestran el criterio de quienes dicen que se trata de una Constitución “atemperada” con estos tiempos, quienes no necesitan las lentes oficiales explotan los espacios públicos en la red de redes, para con libertad y sin ambages expresar las razones de un No rotundo. Como el más clásico sistema populista, que redimensiona el lenguaje, recurre a slogans o frases predeterminadas que llegan para quedarse. Considero que “atemperada” no es el calificativo más favorable para una Constitución. A nadie se le ocurriría decir que la Declaración Universal de los Derechos Humanos fue solo para la posguerra. Un documento de este carácter debe ser claro, preciso, sin ambigüedades, y sin segundas interpretaciones. 

Cada cubano ya es hoy un reportero, un periodista independiente. Internet ha puesto en las manos de los ciudadanos conscientes la herramienta para elevar la voz en medio del silencio del totalitarismo. Por eso las campañas #YoVotoNo, #Ni1+ y otras iniciativas han tenido gran alcance en las redes. Los últimos acontecimientos de la comunidad cubana en la Diáspora, que no se refiere solamente a Estados Unidos, reclamando su derecho al voto en el Referendo, constituyen también un termómetro para medir el estado de opinión de todo aquel que aún piense y sienta la Patria desde el rincón que la haya tocado vivir por opción propia, o por obligación. 

Independientemente de la situación de incertidumbres, descontentos, enfrentamientos en el ciberespacio y calificativos ofensivos desde la oficialidad a quienes defienden su derecho al voto negativo, Cuba se encuentra ante nuevos desafíos. El paso de un tornado por la capital ha dejado una estela de tristezas y calamidades. El gobierno ha dicho que nadie quedará desamparado, no han cesado las imágenes de dolor en los medios, las historias que reiteran la atipicidad del fenómeno y las cuantiosas pérdidas materiales y de cuatro vidas humanas. No ha faltado el periodista que aprovecha la situación para un Sí por la Constitución en medio del dolor, ni las muestras de solidaridad de dentro y de fuera; desde donde se reclama al gobierno la modificación de regulaciones aduaneras para la entrada de ayuda humanitaria destinada a los damnificados. Otros critican el desarrollo de una marcha de las antorchas justamente la noche siguiente al desastroso evento meteorológico, recordando que Martí hubiera estado allí, junto a las comunidades afectadas, “con los pobres de la tierra”.

En el escenario internacional, la situación de Venezuela, que repercute directamente en Cuba, se torna cada vez más difícil. El gobierno de Nicolás Maduro, inconstitucional y beligerante, desconoce la opinión de su pueblo, su Asamblea Nacional, varios países del área, bloques regionales como la Unión Europea, o los pronunciamientos de algunos de sus propios funcionarios. Pareciera que en el guion latinoamericano la violencia, los populismos y autoritarismos no son desterrados de una vez y para siempre.

El mundo necesita más paz, y la salida de las tensiones contemporáneas por la vía del diálogo y la negociación en igualdad de condiciones. Así lo reclaman los venezolanos, así lo reclamamos los cubanos, así se proyecta la comunidad internacional. El mundo entero no puede estar equivocado! 2019 parece ser un año decisivo. ¡Fuerza Cuba! 

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).

Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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