¿Cambio de mentalidad?

Viernes de Rosalia

Cada día veo en las redes sociales y en el andar cotidiano a amigos, conocidos y desconocidos, emitir una opinión sobre la realidad que en estos momentos prima en la Isla. A la par que me sorprendo, me alegro de la decisión y valentía que han tomado tantos cubanos de decir lo que piensan, de defender al hermano discriminado por pensar con cabeza propia, y no esconderse tras paredes y puertas para defender lo que creen correcto y necesario.

Los cubanos estamos viviendo momentos difíciles en todos los ámbitos, la falta de libertad de expresión, la crisis económica que se agudiza por día, la intolerancia por parte de los gobernantes hacia opositores y disidentes, a los diferentes grupos de la sociedad civil, junto a la apertura del uso y empoderamiento de las nuevas tecnologías e Internet, han generado un despertar de la conciencia y la responsabilidad que como ciudadanos nos corresponde.

En las redes sociales hay una proyección de apoyo y solidaridad con los artistas que defienden el NO al Decreto 349, ya sean del gremio cultural o no. Como en las acciones represivas y de arrestos arbitrarios hacia los diferentes activistas, los vecinos, amigos y otros ciudadanos, han salido en su defensa y han denunciado tales hechos.

El hostigamiento sistemático al Centro de Estudios Convivencia y a sus miembros ha generado que muchas más personas conozcan nuestro trabajo y se interesen por él. Los innumerables amigos que nos acompañan dentro y fuera de Cuba nos dan fuerza para trabajar y seguir pensando una Cuba en la que quepamos todos.

La nueva vía de conexión a Internet a través de datos móviles, también está generando inmediatez y polémica en las redes, debido a que el pueblo tiene una herramienta muy valiosa en sus manos, a través de la cual pueden mostrar y compartir en tiempo real lo que está sucediendo. No solo encontramos quejas, sino también sugerencias y vías para combatir las problemáticas que nos agobian.

Me siento orgullosa del paso que muchos cubanos están dando en decir basta. Basta de callar y sonreír como si no pasara nada. Basta. Desde el diálogo y la denuncia pacífica y tolerante todo se podrá. Por su propio peso cada día serán más los que se sumen a defender sus derechos y libertades.

 


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