La gente sufre la escasez, los altos precios, especialmente de los alimentos y medicamentos, la desesperación de tener que buscar cada día lo que cada día se necesita. En muchos lugares escasean ya el pan y el arroz, productos de primera necesidad en Cuba. La vida se limita para la mayoría a una búsqueda de los medios para alimentarse, vestirse y calzarse. A esto se une el desasosiego de estar en la ilegalidad la mayor parte del tiempo debido al amasijo de leyes que convierten en ilegales conductas que no atentan contra nadie ni contra el bien común y que, muchas veces, constituyen el único modo de subsistencia. El principal problema es que esta situación se repite, entre períodos de alivio (no de auge económico), desde hace 60 años.
Intuimos que se avecina un agravamiento de la crisis que padecemos y crecen el desánimo y la desidia. Analíticamente hablando se unen en la actualidad muchos factores que indican que esa intuición no está lejos de la realidad. El discurso oficial no resiste la tentación de culpar a la situación internacional y a la actitud de los trabajadores o funcionarios administrativos de nivel medio, de los problemas que padece nuestra economía. No obstante, esta tesis es difícil de sostener con argumentos razonables.
Situación internacional negativa para el gobierno cubano
Ciertamente la escena internacional no se ha comportado muy favorable para la política cubana. Ha girado 180 grados la situación política en América Latina. Los pueblos de este continente han probado unos años de gobiernos de izquierda con altos grados de populismo y demagogia y han decidido cambiar el rumbo de sus países. Argentina, Ecuador, Brasil, ahora con gobiernos que apuestan por el libre mercado y las instituciones democráticas, no sin dificultades, lidiando con las herencias de los gobiernos anteriores y con presiones internacionales y nacionales, pero maniobrando, haciéndole saber a los pueblos que, aunque pudieran estar equivocados, tienen un plan para salir de las crisis y los problemas, y actúan y cambian. Se mueven. No están en un buen momento para negociar en las condiciones que Cuba necesita. Venezuela, aún cuando no ha cambiado de rumbo político, no está tampoco en condiciones de continuar siendo nuestro “socio”, en las mismas condiciones que lo fue en 1998.
Junto a este escenario, las restricciones económicas provenientes del embargo norteamericano aumentan con el nuevo gobierno en ese país. Las aperturas esperadas a raíz del restablecimiento de las relaciones diplomáticas se han minimizado o postergado sin fecha. Han aumentado las condiciones exigidas para el diálogo sobre cuestiones esenciales.
Rusia, en diálogo político con el gobierno cubano habla de un potencial económico para la cooperación, pero no se avizora ninguna intención de tratarnos como lo hizo la Unión Soviética.
China, definitivamente no acepta impagos e incumplimientos de contratos y no negocia blandamente con Cuba. VietNam no debe estar dispuesto a compadecernos por la situación extrema que se nos avecina, después de sugerir al gobierno cubano aplicar su experiencia de convivencia del sistema socialista con el libre mercado sin haber sido, por el momento, escuchado.
Sí. Es difícil la situación internacional para un país acostumbrado a la dependencia económica. Pero esa no es la única cara de la situación internacional.
Al mismo tiempo que se presenta esa “desfavorable situación”, han ocurrido sucesos que benefician a la economía cubana. Por ejemplo, se mantienen algunas relaciones económicas entre privados norteamericanos, especialmente del sector agrícola, y empresas cubanas, en medio de las sanciones económicas.
El mundo se ha abierto a Cuba, firmando tratados de colaboración y cooperación, condonando importantes deudas,brindando experienciassupuestamenteviables de mercado libre dentro de un sistema socialista como las de Viet Nam y China. Cuba, sin embargo, no da muestras de estar dispuesta a emprender ese camino. Recientemente, Panamá ha abierto la posibilidad a los cubanos de viajar sin visas para comerciar en la zona franca o para hacer turismo. Y Cuba no cambia sus regulaciones aduanales para corresponder con esa apertura.
Situación interna
La situación de quiebra de muchas empresas estatales es también una grave dificultad que enfrenta la economía cubana. No se produce lo que se necesita ni en cantidad ni en calidad. Es cierto que hay mucha irresponsabilidad en las empresas estatales. Los bajos salarios no estimulan la productividad y la desidia impera.
Por otra parte, en la lucha por la subsistencia muchas veces no se distingue entre acciones necesarias para conseguir el sustento diario y la corrupción administrativa o el robo de recursos. La ilegalidad es tan abarcadora que se relativizan la ley y la moral al mismo tiempo. Y, bajo esa máxima, muchos justifican todas las actitudes que se enmarquen en la búsqueda de un mejor nivel de vida. Esto atenta por supuesto contra los resultados económicos.
Pero no es justo culpar a los trabajadores, que sobreviven a la injusticia salarial y laboral, de los problemas de falta de calidad y de eficiencia. Porque existe otra cara de esa situación interna en las empresas estatales.
Los cubanos, en medio de la desesperanza que pudiera provocar la situación de la economía doméstica, mantienen el espíritu emprendedor y el deseo de participar en el futuro y el presente del país. Y lo demuestran en los debates sobre el proyecto constitucional y en el mantenimiento de los negocios por cuenta propia, sorteando los obstáculos que día a día entorpecen su desarrollo. Tratando de mantener el equilibrio entre la dependencia de las remesas y las posibilidades de trabajar y ganarse el sustento por sí mismos.
La gente lucha por la vida, no se conforma con el mínimo, intentan viajar y ganar dinero fuera, invierten en negocios por cuenta propia, buscan salidas. Existen también trabajadores que se comprometen y cumplen con sus responsabilidades, se entusiasman con pequeños cambios, intentan hacer bien su trabajo a pesar de los bajos salarios.
¿Cuál es el principal freno para que Cuba despegue hacia el desarrollo?
El empeño del gobierno cubano de mantener un sistema económico que impide a toda costa el empoderamiento ciudadano. Mientras que no podamos entre cubanos resolver la situación de la economía, por obstáculos políticos internos como el freno a las fuerzas productivas y unas relaciones de producción basadas en el centralismo excesivo y el paternalismo estatal, no podemos asegurar que la situación internacional y la corrupción administrativa son la causa del agravamiento de la crisis.
Cuba, también con un nuevo gobierno, no ha apostado por apertura y descentralización, sino por más cierre y freno a la iniciativa privada. No ha cambiado las relaciones de producción que la mantienen en una crisis hace más de 50 años. En cambio continúa con la vieja e ineficiente fórmula de buscar un socio extranjero que nos ofrezca negocios en condiciones blandas o nos mantenga en una situación de dependencia, que ha sido la tabla de salvación en diferentes etapas de nuestra historia de los últimos 50 años.
La actualización de la ley de inversión extranjera no ha logrado atraer suficiente capital como para que se pueda apostar por un resultado ventajoso para el país. Es muy poco lo que el capital extranjero ha invertido en Cuba. A pesar de un discurso triunfalista, la mala fama financiera de Cuba, las condiciones que impone esa ley y las condiciones sociopolíticas, han impedido que la inversión extranjera sea una solución para la economía en Cuba.
El freno al trabajo por cuenta propia, otra vez, genera incertidumbre y tala proyectos populares de mejorar las economías domésticas, lo que contribuye al descontento y la desesperanza.
Cuba no explota las potencialidades de los cubanos. El gobierno cubano, en su afán por no ceder cuotas de poder, no permite que la iniciativa privada avance más allá de los límites de la pequeña empresa familiar, maniobrando para que sus ganancias no superen el monto equivalente a uno o dos salarios medios. Este freno legal es lo que mantiene la primacía de la empresa estatal, ineficiente e insalvable, en el modelo económico.
Entonces, no se han aprovechado las aperturas del mundo a Cuba, propiciando un ambiente de apertura interna y libertades económicas y políticas, que hagan posible su concreción en el país. Ni se aprovechan las condiciones de los cubanos, loables en otros países donde existen comunidades de cubanos asentadas, que trabajan y prosperan increíblemente.
Con condiciones favorables desaprovechadas, internacionales y nacionales, no podemos responsabilizar a las desfavorables de resultados negativos.
Para saber que hay una cerca que te impide el paso, debes llegar hasta ella. A lo mejor en el camino te fortaleces y puedes atravesarla o saltar por encima. O, en el mejor de los casos, te das cuenta de que la cerca es como el horizonte: mientras más te acercas, más se aleja.
- Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico. - Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia.
Reside en Pinar del Río.