7.5 de crecimiento impalpable

Por Karina Gálvez Chiú
La vivienda, un sector poco beneficiado

La vivienda, un sector poco beneficiado

Un crecimiento económico en Cuba del 7,5% en el 2007, y más de un 40% en los últimos años, es un crecimiento que yo no sé cómo puede ocultarse. Es una hazaña lograr que la población no vea ese crecimiento. Ha sido anunciado uno y otro, pero nadie lo nota. Puede ser dicho, explicado y hasta demostrado con cifras. No importa, el efecto es el mismo.

No obstante la mayoría, supuestamente representada por los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, no se inmuta, no cuestiona, no hace preguntas. Pero en la calle la gente sí comenta y aunque hubiera cientos de explicaciones en las asambleas de circunscripción, dudo que alguna convenza a los que comentan y constatan que:

 

Mayor PIB, pero menos transporte público y mayores precios de pasajes.
Mayor PIB, pero menos abastecimiento en las tiendas, por cualquier moneda.
Mayor PIB, mayor salario medio, pero menor poder adquisitivo.
Mayor PIB, pero menos mercados agropecuarios eficientes.
Mayor PIB, pero más personas sin vivienda o viviendo en condiciones de hacinamiento.
Mayor PIB, pero también mayores precios estatales.
Mayor PIB, pero menos oportunidades de atención médica. Y no hablemos de calidad
Mayor PIB, pero menos personas con acceso a correo electrónico. Ni hablar de la Internet.
Mayor PIB, pero menos posibilidades de recreación, las mismas de hacer turismo.
Mayor PIB, pero menos posibilidades de leer un buen libro.
Mayor PIB, pero más personas que intentan abandonar y que abandonan el país.
Mayor PIB pero menos opciones de estudio y menos calidad en la educación.
Pudiera continuar esta lista, algunos, a lo mejor quisieran discutirla, otros aumentarla, da lo mismo. La realidad es que estamos convencidos de que el crecimiento económico debe ser constatado y no lo es en Cuba. La economía es para la persona y no la persona para la economía.
No podemos trabajar o sacrificarnos para que la economía mejore, si esa mejoría no es para mejorar todos. No creo que este principio sea discutible para quien lo más importante sea la persona humana.
Por eso me parece importante que la dirección del país, pase, de informar el crecimiento a implantar las medidas necesarias para que los cubanos nos enteremos y disfrutemos de las mejoras.
Me atrevo a enunciar una serie de tácticas que, me parece, pudieran ir llevando el crecimiento económico actual, de las cifras a los hechos, del Ministerio de Economía y Planificación a las empresas, de una discusión en el parlamento cubano a los ciudadanos representados en él, sin que constituyan dádivas del Estado, sino posibilidades de participación en el proceso. Es verdad que para todo se necesitan plazos, pero después de un plazo de cincuenta años, cualquier plazo nuevo pudiera ser considerado largo para que notemos las diferencias entre el PIB del 2002 y el del 2007. Creo que por lo pronto, la dirección económica y política del país, puede, sin grandes cambios estructurales:
1. Reabrir las puertas al trabajo por cuenta propia, creando condiciones de posibilidad legal y real: Si el Estado se encuentra en mejores condiciones económicas, debe sentirse más seguro para competir con los particulares, sin que estos se “enriquezcan demasiado”, alcancen “más poder económico del que les corresponde”, o “abusen” de los consumidores. El PIB es una variable macroeconómica, pero se crea en la microeconomía, no es, en su esencia, competencia del Estado y mucho menos, solo del Estado. Trabajo por cuenta propia (o microempresas), con impuestos justos y posibilidades reales de adquisición de la materia prima o mercancías.
2. Dentro del Trabajo por cuenta propia abrir especialmente el comercio entre municipios y provincias:Es criminal dejar perder grandes cantidades de recursos por falta de coordinación entre empresas estatales. Gradualmente, con las necesarias regulaciones de los principios de los cambios, facilitar, por ejemplo, el comercio de la madera desde el Cabo de San Antonio hasta otros lugares de la isla con el consiguiente mejoramiento de las condiciones de vida de los madereros.
3. Eliminar la doble moneda: Ya no tiene razón de ser. Los precios del mercado en moneda nacional son equivalentes a los del mercado del peso convertible. Dejar solo el peso cubano circulando permitiría las transacciones y los cálculos que hoy no pueden hacerse o no son claros, se eliminaría una particularidad sin sentido de la economía cubana.
4. Otorgamiento de créditos en efectivo a la población:Para invertir en pequeños negocios es necesario tener dinero. El crédito igualaría en algo las oportunidades de los que reciben remesas y de los que no. Créditos para proyectos sensatos, con garantías que no consistan en tener remesas o entradas de dinero extraordinarias.
5. Abrir hoteles y otros lugares turísticos al turismo nacional: Sería de las medidas más populares y económicamente representaría una contrapartida al aumento del circulante que podría producirse con las anteriores medidas.
6. Otorgar la propiedad de la tierra a quien realmente la trabaje con eficiencia (cuestión mencionada de forma explícita por el primer vicepresidente del Consejo de Estado y presidente en funciones de Cuba en la Asamblea Nacional del Poder Popular): Es lo justo y necesario. Cuba sigue siendo eminentemente agrícola, el hecho de tener una agricultura acabada e ineficiente, no nos hace un país que deba vivir de otra cosa.
Hasta aquí. Conste que no he propuesto un conjunto de medidas necesarias en Cuba, sino primarias, las necesarias serían más radicales, y por tanto inviables a través de la ley actual…
Creo que empezando por estas medidas de corte económico, los cubanos comenzaríamos a notar cambios que nos darán esperanzas para trabajar aquí con las mismas fuerzas que lo hacemos en cualquier otro lugar del mundo. No es necesario para ninguna de ellas crear estructuras complicadas, todas pueden partir con lo instituido.
Y resulta verdaderamente enorgullecedor que los cubanos podamos todavía parir esperanzas de los pequeños cambios. Después de un proceso de no poder decidir sobre los más simples aspectos de la vida (qué refrigerador vas a usar, con qué vas a cocinar, qué comer en la noche o qué médico consultar) durante tanto tiempo, nos alegramos cuando, por ejemplo, otorgan permisos a los vendedores de pan a domicilio (última disposición en Pinar del Río) y se llenan la calles de “saqueros” (cargan el pan en sacos), pregonando “¡El pan, calientico!”.
Ellos ya pueden sentir el cambio económico, aunque les parezca a los grandes empresarios una migaja.
Si ahora, en este momento, me pidieran decir en pocas palabras qué quiero para la economía cubana, creo que diría: sueños, capacidad de los cubanos para soñar dentro de Cuba, para quedarse en Cuba.

Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1967)

Licenciada en Economía. Profesora de Finanzas
Fue responsable del Grupo de economistas del Centro Cívico.
Vive y trabaja en Pinar del Río.
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