ELOGIO DE UN BUEN CIUDADANO  

Cuando D. era niño, allá por los años 40 del siglo pasado, acompañaba siempre a su padre en las faenas comerciales de este. Observaba. Oía. Razonaba. Un mundo filisteo se habría ante él y se esforzaba en comprenderlo. Ahora, cuando desanda las calles de Pinar del Río, con aparente ensimismamiento, sueños de poeta pueblan su artística espiritualidad

ELOGIO DE UN BUEN CIUDADANO   Ver más »