11J: CUBA CAMBIÓ

Lunes de Dagoberto

Las manifestaciones pacíficas del 11 de julio de 2021 a lo largo y ancho de toda Cuba, protagonizadas por el pueblo que demandaba Patria, Vida y Libertad, cambiaron a Cuba para siempre. A dos años de aquellos acontecimientos que estremecieron a la nación cubana queremos, serenamente y en profundidad, rendir homenaje a miles de cubanos que ejercieron su derecho a la manifestación pacífica y especialmente a los que han sido juzgados y sancionados a desmesuradas condenas.

Estos cubanos, injustamente encarcelados, deben “regresar a sus casas” como pidió el Cardenal Beniamino Stella, a nombre del Pontífice, en enero de este año al venir a celebrar los 25 años de la visita del Papa San Juan Pablo II a Cuba. Esta solicitud no ha sido respondida hasta el momento. Esperamos que estos, y todos los más de mil presos políticos que hay en Cuba, sean puestos en libertad cuanto antes sin obligarlos a cambiar cárcel por destierro, y sin seguir esperando para que sirvan de moneda de cambio para alcanzar propósitos del poder en sus relaciones internacionales. Esto es lo más importante y urgente.

Dicho esto, deseo también reflexionar acerca de las consideraciones que, en el balance de estos dos años del 11J, podemos hacer para sacar la visión, las enseñanzas y las propuestas de este acontecimiento histórico que, en la medida que pasa el tiempo, se agranda en su magnitud, impacto y consecuencias.

Cuba cambió después del 11 de julio de 2021:

  • Cambió porque el pueblo experimentó, después de muchos años, su propio poder.
  • Cambió porque a los ojos del poder la discrepancia pasó de considerarse como el sentir minoritario de “grupúsculos pagados por una potencia extranjera” a ser, en verdad, la demanda de una mayoría del pueblo cubano.
  • Cambió porque se demostró, después de décadas, que los métodos pacíficos activos, es decir, los métodos no violentos, tienen una fuerza moral y cívica mayor que toda violencia. Y quien responde a esos métodos pacíficos con palos, armas, represión y cárcel expone ante el mundo y sus ciudadanos su verdadera naturaleza.
  • Cambió a los ojos del régimen porque este no había experimentado el nivel de rechazo que tenía y de valor que demostró el pueblo ejerciendo su derecho a la manifestación civilizada.
  • Cambió porque a los ojos del pueblo, especialmente de los que aún los tenían cerrados, se pudo ver la verdadera naturaleza del sistema que dio la orden de combate, disparó, juzgó sin garantías y encarceló acusando a algunos hasta de sedición por solo ejercer un derecho que el mundo libre ejerce.
  • Cambió porque cayeron definitivamente los mitos de la revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes. Del mito romántico se bajó a la más dura y cruel realidad de lo que siempre ha sido.
  • Cambió porque a los ojos de la comunidad internacional la percepción sobre Cuba se ha desvelado y la reacción violenta, con más de mil presos políticos, hace imposible seguir con la imagen idílica acerca de este proyecto. Y a los que aún mantienen esa trasnochada imagen les es imposible razonablemente sostenerla por la tozudez de la misma realidad de los hechos, so pena de ser cómplices.

Después del 11J la deriva de la política del régimen cubano se desliza peligrosamente hacia donde ese mismo pueblo noble y pacífico no desea llegar ni estar:

  • Regresar a posiciones de la llamada guerra fría.
  • Ser aliada de ambiciones geoestratégicas chinas y rusas que niegan en sus mismos fundamentos los enarbolados principios de la soberanía de las naciones, del respeto a la independencia de los países y de la no injerencia en los asuntos internos.
  • Apoyar una guerra de invasión entre Rusia y Ucrania, aliándose al invasor.
  • La presencia de China en Cuba en bases militares destinadas al espionaje.

Nada de esto pertenece a la conciencia del pueblo cubano, ni a su cultura primigenia. Ni al proyecto de nación de Varela y Martí. Todo esto y más colocan a nuestro pueblo en una crisis internacional ajena a la raíz de nuestra propia crisis que, en mi opinión, no es otra que el fracaso de un sistema obsoleto e ineficiente que va contra la naturaleza humana.

Propuestas

No nos quedemos en la queja infructuosa. Seamos parte de la solución. Estas son algunas de las muchas propuestas que están emanando de lo vivido por el pueblo cubano:

  1. Saquemos las enseñanzas del 11J y de la reacción del régimen cubano y de la comunidad internacional. De lo contrario chocaremos con la misma piedra. Quiera Dios que cerremos la puerta a la violencia.
  2. Aprendamos lo que dijimos en un Editorial de aquella revista Vitral, hace nada menos que 20 años: “Quien cierra la puerta al cambio en paz, abre la puerta a la violencia” (Vitral 55. Año X, mayo-junio 2003).
  3. Cuba debe abrirse primero a su propio pueblo, sin lo cual nunca habrá auténtica apertura del mundo a Cuba. Las aperturas sin cambios democráticos son en realidad fraude, oportunismos e intereses económicos éticamente inaceptables.
  4. Cuba debe salirse urgentemente de las guerras de invasión y de toda forma de violencia, si desea ser sacada del cada vez más estrecho círculo de la violencia.
  5. Cuba debe salvaguardar la soberanía nacional y territorial empezando por escuchar la voz de su propio pueblo proclamada nítidamente durante estas más de seis décadas y muy especialmente el 11J y después.
  6. Si se consultara, escuchara, respetara y promoviera la soberanía ciudadana, Cuba saldría de su crisis sistémica. Saldría también, por voluntad de su pueblo consultado, de las conflagraciones regionales y mundiales y dejaría de ser una pieza de la geopolítica en general y de la geoestrategia militar en particular.

Que la memoria del 11J sea un llamado urgente y permanente a la libertad, la Patria y la vida plena, próspera, democrática y en paz.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.

 


  • Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
  • Ingeniero agrónomo. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
  • Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
  • Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2007.
  • Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
  • Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
  • Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
  • Reside en Pinar del Río.
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