¿QUIÉNES SON DE LOS DERECHOS HUMANOS?

Yoandy Izquierdo Toledo
Jueves de Yoandy

El próximo domingo, 10 de diciembre, el mundo civilizado celebrará uno de los pasos más trascendentales de la Humanidad: la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1948.

Desde el principio de su redacción, Cuba tuvo un papel importante tanto aportando contenidos como siendo el Embajador de Cuba, el Dr. Guy Pérez Cisneros, el elegido para presentar la Declaración a la Asamblea General para someterla a votación en aquella histórica sesión de 1948.

Pasó el tiempo y mientras la mayoría de los países iban transitando de regímenes autoritarios en que se violaban todos los derechos a democracias, Cuba hacía el camino inverso: pasando de la Constitución de 1940, la más progresista de América Latina, a vivir sometida a dos regímenes de signo diferente pero violadores ambos de los Derechos Humanos. El último superando todos los anteriores.

De esta manera, no solo se dejó de celebrar el 10 de diciembre como el Día Internacional de los Derechos Humanos, sino se prohibió su celebración y, aún más, se persiguió y se persigue a  aquellos que intentan celebrarlo pacíficamente. Enseñar, promover, defender o divulgar la Declaración Universal de los Derechos Humanos en Cuba está casi satanizado, y para colmo siendo Cuba reelegida como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

Es necesario decir que todos los Derechos Humanos deben ser considerados y respetados por todos, ciudadanos y Estados según los cuatro principios fundamentales que le son inherentes: universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Ningún Estado, ninguna ideología, partido o religión pueden, ni deben, condicionar ninguno de los 30 Derechos Humanos fundamentales. Todos son, y deben ser, inalienables.

Después de 1959, la primera Comisión de Derechos Humanos en Cuba fue fundada en La Habana hace casi 48 años por un grupo de cubanos que sufrieron persecución y cárcel por esta causa. El profesor Ricardo Bofill fundó el 28 de enero de 1976 el Comité Cubano Pro Derechos Humanos. En él participaron Adolfo Rivero Caro, Elizardo Sánchez Santacruz, Edmigio López Castillo, Enrique Hernández Méndez y Marta Frayde.

Más tarde, fueron surgiendo innumerables grupos, comisiones, observatorios y centros dedicados específicamente a la enseñanza, promoción y divulgación de los Derechos Humanos y a la denuncia de las múltiples violaciones sistemáticas de los mismos.

Tal ha sido el impacto de estos movimientos cívicos que se ha llegado a identificar a todos los activistas, periodistas independientes, religiosos, bibliotecarios, artistas disidentes y opositores políticos, como la gente que “son de los derechos humanos”. Y razón no falta a esta matriz de opinión que se ha acuñado y popularizado en Cuba para honor de todos los que se han dedicado a promover o participar en la sociedad civil cubana.

A fin de cuentas, simplificando y generalizando el tema, todo ser humano “es de los derechos humanos” por la sencilla razón de ser humano. Los que dedican su vida a defenderlos y denunciar sus violaciones son activistas miembros de un grupo específico de la más compleja, variopinta y diversa sociedad civil. Mientras más se diversifiquen y se diferencien los roles de la sociedad civil, más madura y responsable será la misma.

Por esta misma causa y razón considero que la mejor celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos sería que cada cubano y cada grupo o proyecto de la sociedad civil responda a su rol específico, y aporte al consenso, aquel carisma y misión que le es propio, respetando la diversidad, los métodos y el alcance de cada uno.

Ojalá que Cuba cambie y regrese a la vocación y misión que tuvo en los inicios mismos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos para que en nuestra Patria sean respetados, enseñados y defendidos todos los Derechos Humanos para todos.

 

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología por la Universidad de La Habana.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

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