El miércoles en la mañana pasé por la tienda recaudadora de divisas “La Típica”, la cual está situada en el centro de la provincia de Pinar del Río, Cuba. En cuanto entré pude escuchar que hacía poco tiempo a una muchacha le habían robado su bolso del guarda bolsos, y de alguna manera la tienda estaba paralizada ante tal acontecimiento. En el lugar se encontraba una oficial de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) la cual preguntaba y tomaba nota respecto a lo sucedido. La señora encargada de cuidar el guarda bolsos también se encarga de cuidar parte del salón de la tienda y la puerta de entrada, por lo que no puede prestar la atención requerida en el guarda bolsos. En mi experiencia personal cada vez que visité la tienda, era yo misma quien guardaba y recogía mi bolso sin asesoramiento la mayoría de las veces.
No pude evitar preguntar a la señora si no había una cámara de seguridad en el lugar, a lo cual contestó que no, seguido le dije que era necesario solicitar una cámara dado el acontecimiento sucedido, y su respuesta fue: “hace tanto tiempo que esa solicitud está hecha”. Pero claro, “quién le pone el cascabel al gato”, como dice el buen cubano. No es posible que el gobierno no cuente con recursos para comprar una cámara de vigilancia que cuide intereses económicos y sí cuente con recursos para vigilar a la sociedad civil cubana independiente.
Las reducciones de plantillas laborales que se han venido dando en el país también son un elemento que causa este tipo de acontecimientos. No es posible que esta señora pueda realizar estas tres tareas sin fallar en alguna, por muy pequeño que sea el lugar y sin seguridad extra.
Recuerdo la cara de la joven mientras le explicaba a la oficial lo sucedido, no lo podía creer. En su bolso tenía su teléfono y muchas otras pertenencias que acababa de perder, con la seguridad de que será casi imposible que las recupere. La cara de la oficial era muy obvia, como queriendo decir, yo estoy tomando nota y daré parte, pero ¿qué puedo hacer yo?
Cualquier cubano conoce el trabajo y esfuerzo que se pasa en Cuba para comprar un teléfono o cualquier otra cosa. Y ni mencionar el tedio que da sacar el carné de identidad porque, entre otras cosas, la noche anterior no se duerme porque tienes que marcar muy temprano.
Los grandes negocios particulares de la provincia de Pinar del Río y de otras provincias a lo largo de la Isla, cuentan con cámaras en sus instalaciones para mantener la seguridad del local. Me pregunto ¿cómo el gobierno cubano que tiene el control total de la economía no puede poner una camarita en una tienda que se inauguró hace muy poco tiempo, después de sufrir un incendio y quedar devastada?
Todos los días ocurren robos en el mundo, incluso ocurren en lugares de alta seguridad, pero si se les regala a los ladrones la oportunidad de hacer sus fechorías, dónde vamos a llegar. Por desgracia no estamos exentos de personas que hurten bienes ajenos y respeten lo que no les pertenece, por ello hay que tomar medidas que mejoren y garanticen la seguridad, siempre que no violen los derechos de los ciudadanos.
Por mi parte, si no cambia el estado de la tienda me voy a sentir insegura de visitarla y, lo más probable, las demás personas también.
Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
Miembro del Consejo de Dirección del CEC.