La pasión y resurrección de Cristo es la pasión y resurrección de Cuba

Lunes de Dagoberto

Los cristianos celebramos la Semana Santa en la que vivimos y actualizamos la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Esta semana es resumen de la vida de Cristo y de la vida de todo ser humano. Y el centro de esta celebración, la más grande del mundo cristiano, es el triunfo de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas, de lo bueno sobre la maldad, de la verdad sobre la mentira, de la belleza sobre todo lo feo. Por eso es una fiesta. Pero no una fiesta alienante, como para “olvidar las penas”, no es una fiesta para aturdirnos y olvidar los problemas de la vida. Es fiesta porque celebra que “la gloria de Dios es que el hombre viva”. 

Es fiesta porque la pasión de Cristo es la pasión del pueblo. La resurrección de Cristo es la resurrección del pueblo. Porque la encarnación de Dios en la naturaleza humana, aparentemente una contradicción insalvable en las demás religiones, en la cristiana se celebra la irrupción de lo divino en lo humano, porque ya desde la Génesis del mundo, lo humano fue creado a imagen de lo divino. Pero desde hace más de dos mil años el Verbo se hizo imagen real, para convertir la imagen en Hijo de Dios que nos ama como Padre, del mismo Dios que se ha hecho hermano y del mismo Dios que ha vivificado para siempre nuestra “carne” terrena en semilla de eternidad. Y esto merece la mayor de las fiestas. Esto es La Fiesta de la Vida.

Con la fe de un Dios hecho hermano, con la esperanza que viene del Espíritu encarnado, y gracias al Amor derramado, no solo en nuestra naturaleza, sino y aún más, inundando toda nuestra condición humana, nos atrevemos a entonar el actual “Pregón Pascual” de Cuba:

Esta es la Pascua de Cuba, porque creemos que pasaremos de las tinieblas a la Luz.
Creemos que la Pasión por la que pasa Cuba hoy, no tendrá la última palabra.
Creemos que la última palabra será de la Luz de la libertad y de la vida.
Este es nuestro mensaje para “el pueblo que anda en tinieblas y en sombras de muerte”:
Todos los cubanos llevamos luz dentro y nada ni nadie podrá apagar esa luz.
Creemos que la vida es sagrada e inviolable desde su origen hasta su final natural, por eso:
Todos los cubanos debemos respetar la vida del otro y abolir la pena de muerte para siempre.
Creemos que toda persona tiene derecho a una familia unida, próspera y feliz, por eso:
Todos los cubanos debemos “cuidar a nuestras familias para mantener sano nuestro corazón”.
Creemos que toda persona tiene derecho a la educación y a la cultura, por eso:
Todos los cubanos debemos hacer de la escuela un hogar y del hogar la primera escuela.
Creemos que toda persona tiene derecho a elegir y desarrollar su proyecto de vida, por eso:
Todos los cubanos debemos poder escoger ese proyecto de vida, libre y responsablemente.
Creemos que toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y religión, por eso:
Todos los cubanos, creyentes, ateos y agnósticos debemos garantizar que eso sea posible aquí.
Creemos que toda persona tiene derecho a la libertad de expresión, de reunión y de asociación.
Todos los cubanos tenemos la certeza que un día eso será posible en nuestra sufrida Patria.
Creemos que toda persona tiene derecho a la alimentación, la vivienda y el trabajo, por eso:
Todos los cubanos debemos trabajar para que esto sea posible y para cambiar lo contrario.
Creemos que toda persona tiene derecho a pensar diferente y a participar cívicamente:
Todos los cubanos debemos edificar una convivencia libre, democrática, incluyente y feliz.
El día que todo esto sea realidad, Cuba habrá cruzado el Mar Rojo, habrá pasado a la Luz.
El día que todo esto sea realidad, Cuba habrá dado el paso de la esclavitud a la libertad.
El día que todo esto sea realidad, Cuba habrá pasado de la Pasión a la Resurrección.

Y tengo la certeza que esto será realidad porque Cristo va delante, nos da ejemplo. Tengo la certeza que la fuerza de Cristo crucificado y resucitado vivificando la nobleza, el talento y el carácter emprendedor del cubano, lo realizarán. Lo creemos y para eso estamos aquí, trabajando, orando, cambiando todo lo que tenga que ser cambiado. Nada es eterno: solo Dios y la vida. Ninguna ideología es eterna porque la condición humana es cambiar. La vida es camino, la existencia es transformación hacia adelante y hacia arriba, aunque a veces haya que dar la vuelta y nos parezca que nos atascamos. Es solo el viernes santo en que parecía que Dios había abandonado a Jesús en la cruz. Pero no era así, eso es la visión decadente de las tinieblas que nos circundan, pero en medio de esas tinieblas nos salvó un grito humano: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!

Y en ese Espíritu que se derramaba por el costado abierto por la lanza, toda la humanidad era liberada de toda cadena, de toda imposición, de toda crucifixión. También de las cadenas de Cuba, de las represiones en Cuba, de la crucifixión de unos cubanos por otros. El velo infranqueable del templo rasgado en dos pedazos es el signo y la figura de esa liberación. Nada será mágico, hay que pasar por la cruz, pero nada puede detener al Espíritu que, desde esa tarde de viernes santo, liberó a todo espíritu humano, también al espíritu de cada cubano que no se resiste a resistir, que quiere vivir y tener vida en abundancia, como la que trajo Jesús en la primera Semana Santa.

Si, a pesar de esta nueva pasión que sufre el pueblo cubano, la misma desde hace 6o años, la de este año 2019; a pesar de que hemos sido alertados a prepararnos para “la peor variante”, a pesar de que se nos ha dicho que “no existe otra alternativa”, a pesar de los pesares, cada cubano sabe en su interior lo que nosotros anunciamos, con su voz, a todo el pueblo cubano:

Sí hay alternativa para Cuba. El cambio es la alternativa.
La alternativa no es esto o la muerte, la alternativa es la vida.
No somos pura y dura “continuidad”, no somos una pieza de un “proceso”.
No somos una estatua de sal mirando al pasado.
Somos personas, tenemos dignidad y esperanza.
Tenemos un proyecto de vida, personal y único.
Vivimos en comunidad y estamos llamados a la fraternidad.
“La peor variante” no tendrá la última palabra.
Los cubanos no existimos para resistir eternamente.
Hemos sido creados y redimidos por Dios para vivir y tener “vida en abundancia”.
Este es nuestro “Pregón Pascual” para todos los cubanos en esta Semana Santa del 2019:

¡Verdaderamente Cristo ha resucitado!
¡Cuba resucitará!

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.

 


  • Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
    Ingeniero agrónomo. Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
  • Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
    Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
    Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
    Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
    Reside en Pinar del Río.

 

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