La ética como filosofía moral

Yoandy Izquierdo Toledo
Jueves de Yoandy

La ética, como filosofía moral, no inventa la moral, sino que intenta:

  1. Aclarar en qué consiste la moralidad,
  2. Fundamentar o dar razón de sus pretensiones normativas, y
  3. Aplicar los conocimientos obtenidos en las dos fases anteriores a los dilemas morales que preocupan a las personas y a las sociedades.1

La formación de valores constituye un reclamo del mundo actual. Los cambios que se han venido produciendo en el mundo político, en las empresas, en la educación y en general en la sociedad, refuerzan la importancia y necesidad del clima intelectual y científico de todas las instituciones de educación. En estos nuevos contextos en que la sociedad plantea exigencias cualitativamente diferentes y se reclama la pertinencia de la formación ciudadana, se requiere del fortalecimiento de la formación de valores. Las instituciones de educación superior tienen la responsabilidad de incidir en esta formación y apoyar a los niveles precedentes de educación.

El fortalecimiento de la sociedad civil debe promover valores y actitudes que deben ser reforzados a través de la educación, tales como: libertad, responsabilidad, solidaridad, justicia social, tolerancia a las diferencias en un marco de respeto mutuo, ética, conservación del medio ambiente y una cultura de paz.

En la actualidad se habla de crisis de identidad, de fe y de epistemología. De identidad por la ausencia de un sentido claro de pertenencia y por la carencia de proyectos comunes unificadores; de fe, por la incapacidad de creer en algo, por la imposibilidad de cambio y la falta de confianza en el futuro y epistemológica, por la supremacía del conocimiento y la razón, que se expresa en una racionalidad que instrumenta la administrativa-gerencial, capaz de aplastar lo afectivo y sentimental. Algunos afirman que vivimos en una sociedad sin valores; otros que han aparecido nuevos valores asociados al nuevo paradigma socioeconómico y cultural; también hay quien dice que el problema está en la existencia de multivariedad de valores, lo que produce confusión y desorientación en la actuación y valoración de los seres humanos.

Muchos de los intentos y experiencias por lograr una pedagogía que eduque en valores (entendido el término como educar subrayando los valores, intencionándolos dentro de las acciones formativas), pueden fracasar cuando no se tiene claridad de lo antes expuesto, ya que podría desvirtuarse el objetivo de la propia educación. Algunos ejemplos tienen lugar:

  • Cuando se piensa que explicando hechos históricos y actuales de la realidad, o incorporando nuevas asignaturas por sí solas, su conocimiento produce cambios en la conducta y personalidad de las personas, es decir, que solo mediante saberes desarrollan los valores.
  • Cuando se buscan comportamientos en hechos aislados, como participación en actividades orientadas, sin objetivos bien definidos, ni comprendidos y asumidos por el sujeto tanto en lo racional como en lo emocional.
  • Cuando se piensa que la formación y desarrollo de valores sigue las mismas reglas del aprendizaje de conocimientos y habilidades.
  • Cuando se considera que no es necesario incorporar los valores como un componente de la labor educativa de manera explícita e intencional en el proceso de formación, pues ellos se desarrollan automáticamente a través de la correcta relación alumno-profesor.

Los valores no son, pues, el resultado de una comprensión y, mucho menos, de una información pasiva, ni tampoco de actitudes conducidas sin significación propia para el sujeto. Es algo más complejo y multilateral, pues se trata de la relación entre la realidad objetiva y los componentes de la personalidad, lo que se expresa a través de conductas y comportamientos, por lo tanto, solo se puede educar en valores a través de conocimientos, habilidades de valoración, reflexión en la actividad práctica con un significado asumido. Se trata de alcanzar comportamientos como resultado de aprendizajes conscientes y significativos en lo racional y lo emocional.

1Martínez Navarro E. La ética cívica como núcleo de la educación moral en una sociedad pluralista. Madrid: Ediciones Trotta; 2005. p. 37.

 

 


  • Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
  • Licenciado en Microbiología.
  • Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
  • Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
  • Responsable de Ediciones Convivencia.
  • Reside en Pinar del Río

 

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