LA ECONOMÍA CUBANA: ¿REFORMA ESTRUCTURAL O COLAPSO?

Miércoles de Jorge

La coyuntura actual de la economía cubana demanda irremediablemente un despegue de la oferta nacional que haga frente a las presiones inflacionarias mediante la satisfacción de la demanda existente y la que está surgiendo luego del aumento salarial recientemente aprobado. El anuncio de la contracción del turismo en las estimaciones referentes a la llegada de visitantes para este año (se estiman 4.3 millones de los 5.1 estimados inicialmente) se suma a las preocupaciones económicas fundamentales que enfrenta Cuba en este momento, pues unido a las sanciones del gobierno norteamericano, la profunda crisis venezolana y sus impactos para nuestro país, y las ineficiencias y desequilibrios internos de la economía configuran un escenario en el que tal aumento de la oferta no parece viable si este no se asume como parte de un verdadero programa de reformas estructurales.

Los principales ingresos de la economía cubana (exportación de servicios profesionales, remesas, turismo, exportación de bienes como azúcar, etc.), pasan por un delicado momento en la actualidad, no son pocos los expertos que se han estado expresando al respecto y alarmando sobre la necesidad de enfrentar los problemas que se presentan de manera inmediata y con un enfoque integral que vaya al fondo de la cuestión. A estos problemas se suman los desequilibrios monetarios y cambiarios, la baja productividad, la ineficiencia crónica de la empresa estatal, la corrupción y los bajos niveles de inversiones (incluyendo inversión en i+D), entre otras deformaciones económicas.

Asumir un proceso de reforma estructural es la única vía posible para evitar el inminente colapso económico, las reformas superficiales pueden generar soluciones en el corto plazo pero en el mediano y largo plazo no hay otra solución para mantener la “estabilidad” del país que abriendo la economía al mercado de manera estructural, al menos esta es la evidencia que muestra la ciencia económica y sobre este tema muchos economistas prestigiosos de la Universidad de la Habana y de otras, se han estado expresando constantemente.

Si la ciencia, los científicos, la experiencia histórica de Cuba e internacional y la evidencia muestran el camino de las reformas estructurales como el único viable y compatible con la búsqueda de un sistema económico eficiente, productivo, próspero y sostenible; ¿por qué las autoridades cubanas actúan de acuerdo a criterios totalmente opuestos? ¿Por qué topar o congelar precios, por qué sancionar a quienes no ofrezcan el servicio para el cual tengan licencia? ¿Por qué insistir en una lista de actividades para un sector de la economía con probados resultados en la generación de empleo, y en la gestión eficiente de bienes y servicios? ¿Por qué no crear un mercado mayorista de una vez, o darle participación al sector privado en los ya existentes? ¿Por qué no reconocer el derecho a la propiedad privada, promover las inversiones de nacionales, generar incentivos para la iniciativa privada, liberar las fuerzas productivas?

Analizar la situación actual de la economía cubana, es como intentar armar un rompecabezas al que le faltan piezas. La realidad muestra hechos, certezas innegables, y el discurso se empeña en opacarlas, en manipular la verdad objetiva e imponer una verdad construida sobre la mentira. Las soluciones se muestran al alcance, pero la ideología se impone sobre la práctica económica, los ciudadanos se entusiasman con la idea del cambio pero el sistema no les ofrece las libertades económicas para que participen en la construcción de un país más próspero y más sostenible.

Cuando analizo los hechos que se presentan en la cotidianidad, miro los discursos y slogans que avizoran un futuro mejor e intentan convencer a la gente de que no estamos colapsando económicamente, veo a la gente quejándose en la calle por el desabastecimiento, los elevados precios y los bajos salarios, me pregunto si la respuesta a la situación actual no es lo suficientemente clara como para que los hacedores de política económica la vean. El colapso económico es inminente, la crisis está y cada día se empeora, la alarma se ha encendido en las voces de miles de cubanos que día tras día critican las políticas que se asumen y proponen constructivamente el camino de las reformas estructurales, de la apertura al sector privado, de la reforma de la empresa estatal, de la actualización de las reglas del juego, de la solución a los problemas monetarios y cambiarios, de la solución a las deficiencias de productividad e ineficiencia, de responder a las necesidades de inversiones, el camino en fin, de la prosperidad.

 


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.

 

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