Un jarro de agua fría para los emprendedores cubanos

Miércoles de Livia

Como un jarro de agua fría en pleno rostro recibieron los cuentapropistas cubanos la noticia de la interrupción “temporal” del otorgamiento de nuevas licencias para las principales actividades permitidas por el gobierno para ejercer el trabajo por cuenta propia. Y es que la palabra “temporal” nos recuerda a los cubanos que no siempre significa “por un tiempo”, sobre todo si se trata de medidas gubernamentales.

Hay desesperanza de nuevo. Aun cuando las autoridades explican y vuelven a explicar que es para revisar y reajustar las normativas, que será por corto tiempo, nada le devuelve las esperanzas a los emprendedores.

Cuba ha crecido en servicios de calidad, en sitios verdaderamente acogedores, en ofertas, gracias a los cuentapropistas, quienes a pesar de los tributos injustos, crecen debido a su trabajo, su perseverancia y su gran capacidad para sortear los obstáculos, que son muchos. La mayoría de los servicios que ofrecen los pequeños empresarios superan en calidad a los prestados en instalaciones estatales. Son trabajadores que en su mayoría trabajan sin descanso y han adquirido independencia y experiencia, y han crecido económicamente. Eso es bueno para cualquier país, ¿no? ¿Por qué entonces le preocupa tanto al gobierno el emprendimiento de los emprendedores? Valga la redundancia.

Esperemos a ver cuáles y cuántos son los reajustes.

 


Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

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