¿Por qué entender que las cosas no funcionen?

Miércoles de Livia

Todo aquel que vive en Cuba o que la haya visitado, ha experimentado la ineficiencia y la ineficacia que nos rodea. Basta con intentar cualquier gestión, por simple que parezca, como por ejemplo, comprar algo, transportarse,  hacer un trámite sencillo, para darnos cuenta de que todo se duplica en dificultad. Las probabilidades de regresar a casa sin éxito son altas. Ni hablar entonces de asuntos urgentes, graves o complicados.

Lo que me preocupa más es que esto se ha convertido en una forma de vida, y muchas veces aquellos que exigen eficiencia y eficacia en la solución a sus problemas y respeto a la persona humana, son tildados de incomprensivos, intolerantes, “protestones” y, peor aún, de ingenuos, simplemente porque se debe saber y aceptar que “casi nada funciona como debe”, como si esto no dependiera de las personas, como si fuera así el orden de las cosas venido del más allá.

Hace varios días me encontraba en una tienda y delante de mí, un niño sostenía una golosina para pagar en caja. La cajera le dice: “esto no pasa por caja, tienes que venir mañana o cambiarlo por otra”. El niño la miró extrañado y le contestó: “¿qué quiere decir eso?”. La empleada puso cara de asombro y un poco molesta recalcó: “que no te lo puedo vender”. El inocente colocó de nuevo el dulce en su lugar y se fue más confundido aún. Ella me mira y me dice: “pobrecito, no entendió”, a lo que le contesté: “yo tampoco”. Pagué lo mío y no me detuve a hablar con la empleada.

Me pareció más importante ir detrás del niño a explicarle que él no estaba en un error al no entender, que no fueron sus pocos años la causa de su ignorancia, pero se perdió entre la gente. Solo espero que las cosas cambien y ese pequeño crezca, sueñe y trabaje  en una Cuba diferente, donde cada cual asuma su responsabilidad de organizar y construir una sociedad donde la ineficiencia y la ineficacia no sean “lo normal”.

 


Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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