El periodismo en la Cuba Colonial, lecciones para el presente

Foto tomadas de Internet.

Estamos ante un fenómeno de prensa, de comunicación, del cual deseo profundizaciones, más que para exponer datos, nombres y fechas, para extraer lecciones. Estamos ante una pieza de alta profesionalidad, ante un material oficialista, por lo que podemos presuponer censuras y presiones, y que no por eso se excusa de incidir en la cultura entendida en su sentido más amplio, estamos ante un material que incidió formando lo cubano, sintetizando lo mejor de otras latitudes y nutriendo con ello lo propio, lo patrio en el sentido más auténtico del término. Servir a la Patria es nutrirla, cultivar en ella lo más noble, lo más humano. Y en esto la labor periodística tiene un cometido esencial cuando selecciona a qué dar mayor visibilidad, y a qué menos, dentro del gran diapasón de lo acontecido, qué merece mayor relevancia no solo porque ocurrió sino porque su conocimiento nos empuja a la virtud y nos previene del error. Una prensa que sepa huir del sensacionalismo y exponer de modo interesante lo que es verdaderamente importante, lo que alimenta la virtud, los valores eternos que nos edifican como personas y como nación.

La labor periodística es en gran parte de selección y traducción. En el caso de “La Aurora de Matanzas” el periódico se ennobleció por la pluma de lo más selecto de las letras cubanas de su momento, pero también la mereció por su respeto del público al que supo elevar y tratar no como a un eterno ignorante al que hay que simplificarle todo, sino como al interlocutor adulto con el que se discute sobre los precios del tabaco, del clima y se le invita a apreciar a Plácido. Frente a la actual necesidad de una prensa seria que nos conduzca a puerto seguro, en medio de la actual tormenta donde el barco de la cultura cubana hace aguas, tenemos a mano “La Aurora del Yumurí” con numerosas lecciones para el presente.

También a la sombra del gran Domingo del Monte en 1829 se creó “La Moda” o “Recreo Semanal del Bello Sexo” una revista dirigida al público femenino. Otra publicación de relevancia intelectual, que circulaba por la pura utilidad social del periodismo. Los que allí escribían lo hacían sin retribución alguna e incluso arriesgando sus fondos personales. Domingo del Monte logró comprometer en el empeño a su amigo el poeta Heredia, a la sazón en los Estados Unidos, desde donde envió notables artículos ilustrativos de la vida y costumbres norteamericanas. Bachiller y Morales señala esta publicación como la mejor revista gráfica de la época.

Otro gran acontecimiento en este período fundacional de la nación y con ello de lo que podemos llamar la prensa cubana lo constituye la revista Bimestre Cubana. Creada en 1831 con el nombre de “Revista y Repertorio Bimestre de la Isla de Cuba”. Iniciativa del profesor de idiomas y educador catalán Mariano Cubí y Soler que poco más tarde la transfirió a la Sociedad Económica de Amigos del País. Esta publicación incluyó traducciones de obras teatrales y de poesía, comentarios literarios y temas de actualidad.

Desde ella, los fundadores de la nacionalidad dieron a conocer su pensamiento: José Antonio Saco, su primer director; el Padre Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Felipe Poey y Domingo del Monte, por citar algunos nombres, se dirigieron a la juventud cubana para sembrar en la nueva generación el deseo de autonomía económica y política.

Aquí emerge otro tema acuciante y es el del servicio a la juventud, que considero un desafío impostergable. La juventud reta desde la novedad que representa. Para hablar a los jóvenes en necesario estar con ellos, compartir, escucharlos, explorar sus intereses, aprender su lenguaje. Aprender de ellos para recibir de ellos luz porque en ellos hay respuestas aleccionadoras para los desafíos del presente, porque solo recibiendo de ellos luz es que podemos nosotros iluminarlos en lo que desconocen, a menudo su propio valor.

Siempre pienso que sin la audacia y confianza del adulto obispo Espada no habría dado tantas luces el joven Varela. Solo partiendo de una actitud audaz y confiada en la juventud, podemos desde ellos emprender, con empeño, esa misión periodística que mencioné antes, la de traducir lo importante en interesante. Los redactores y colaboradores de la naciente Bimestre Cubana en su día lo supieron hacer y con ello fundaron la nacionalidad. En esta época que es de refundación, de rehacer la Patria, nos toca a nosotros llegar a los jóvenes. Ellos siguen siendo, como diría Félix Varela, la dulce esperanza de la Patria. Criticar a la juventud desde la distancia, será siempre más fácil; asumirla como es, dejarnos afectar por ella y desde su orilla aportarle luces, es un reto que considero imprescindible para rehacer la Patria.

Después de la muerte de Fernando VII, ya con Francisco Martínez de la Rosa al frente del Consejo de Gobierno durante la regencia de María Cristina, en 1834, se convocaron las cortes y se inició un nuevo período liberal moderado. Después de una década de fuerte censura, se respiran ciertas cuotas de libertad y la prensa tiende a la recuperación.

En la capital oriental, tendremos a partir de 1833 El Redactor de Santiago de Cuba2. Fundado por la Real Sociedad Económica de Santiago de Cuba, siendo sus redactores Juan Bautista Sagarra, Domingo Martínez y Agustín de la Tejera. Es considerado el más importante en esta localidad durante los primeros 50 años del siglo XIX, donde colaboraron notables escritores de toda la isla.

Esta es también época de numerosas revistas literarias de orientación romántica al punto de que se considera a La Habana la ciudad de América con mayor cantidad de esas publicaciones. Una de ellas fue La Semana Literaria3, revista al público femenino habanero que aparece por primera vez en 1845. Contó con colaboraciones de Rafael María de Mendive, Cirilo Villaverde, Antonio Bachiller y Morales y Gertrudis Gómez de Avellaneda, entre otros importantes autores. En ella también aparecieron trabajos traducidos de Lord Byron y de otros escritores célebres de renombre internacional.

Surgieron también en esta época nueve revistas periódicas de temática médica. Entre ellas: “El Eco de París” y su continuadora “La Emulación Médica”. Fueron producidas fundamentalmente por estudiantes y orientadas a sus colegas de la Universidad de La Habana, tuvieron como base los trabajos sobre medicina, cirugía y ciencias auxiliares, salidos de las plumas de sus redactores en forma de apuntes, extractos y traducciones de documentos científicos producidos originalmente en Francia. Prima en ellas el espíritu solidario de los redactores con sus compatriotas, pues dejaron bien sentada su intención de utilizarla como vehículo para compartir con los estudiantes de La Habana los conocimientos por ellos adquiridos en París y para romper la barrera idiomática que les impedía acceder a la información sobre los progresos de las ciencias médicas en Francia4.

Es de admirar la convicción que tenían estos hombres acerca de la necesidad de la existencia de las revistas como vehículo para exteriorizar el producto de la labor investigativa y como medio para obtener y ampliar conocimientos en relación con el continuo y progresivo avance de la medicina.

Los redactores de esta importante prensa especializada en medicina estimularon con su esfuerzo y dedicación la difusión de los progresos de su tiempo, y contribuyeron con su iniciativa a la consolidación de la nación desde su aporte profesional. Y esta es otra importante lección de la historia. La nación no la hacen solo los políticos, se hace desde todas las dimensiones y profesiones que la integran en la medida en que se ejercen y perfeccionan como servicio a la sociedad, como ingredientes que nutren a la Patria incorporando lo mejor de otras latitudes (ejemplar el caso de los insulares estudiantes de medicina de París) y lo mejor que se crea en el terruño, y se difunde entonces esta síntesis para que crezca y arraigue.

Llegado el 1 de abril de 1844 nació El Diario de la Marina5, de imprescindible mención por su gran influencia en la sociedad cubana. Fue sucesor de la cabecera El Noticioso y Lucero de la Habana, iniciada en 1832 como fusión de El Noticioso y El Lucero. El Diario de la Marina fue considerado uno de los órganos de prensa del Partido Unión Constitucional​ durante el periodo bajo dominio español posterior a la paz de Zanjón. Se mantuvo en circulación diaria por toda la isla durante más de cien años y se ganó el calificativo de “El decano de la prensa cubana”.

Un fenómeno periodístico de esta época fue el patriota Idelfonso Estrada Zenea6 primo del gran poeta cubano, Juan Clemente Zenea. Idelfonso, nacido en la Habana y radicado en Mariel publicó el periódico El Alba del Mariel y fundó revistas en todos los lugares donde residió, colaborando además en otras muchas publicaciones. Entre los periódicos fundados figuran además de El Alba del Mariel, El Colibrí en 1847, Periquito en Matanzas, El Iris y La Primavera en México, El Federalista (1876); colaboró en La Habana, La Aurora y El Liceo. Publicó además en España donde también residió7.

Fue procesado por escribir en los periódicos defensores de la independencia de Cuba como son: El Almendares y La Voz del Pueblo Cubano, periódico este último que se editaba en La Habana.

La Voz del Pueblo Cubano8, cuyo primer número apareció el 13 de junio de 1852 y su editor Eduardo Facciolo Alba, mártir del periodismo cubano, merecen especial mención.

Facciolo era un joven dotado de suficiente fuerza, carácter y dignidad para actuar en correspondencia con lo que le dictaba su conciencia. Por conductas como la de Facciolo, escribió José Martí: “De todos los oficios prefiero el de la imprenta, porque es el que más ha ayudado a la dignidad del hombre”.

Con la pequeña imprenta oculta en un baúl que simulaba un sarcófago, evadiendo la persecución de las autoridades coloniales, Facciolo se trasladó incesantemente de un lugar a otro de La Habana y entre el 13 de junio y el 4 de agosto de 1852 editó cuatro números del periódico con miles de ejemplares que circularon por toda la Isla.

Ante la inminencia de su localización, durante la preparación del cuarto número, su director Juan Bellido, huyó hacia Boston, mientras Facciolo continuó trabajando en la edición hasta el 23 de agosto, día en que producto de una delación la imprenta fue ocupada y los tipógrafos detenidos.

Durante el proceso judicial, en el que fueron juzgados por la Comisión Militar Permanente quince de los encartados, Facciolo asumió toda la responsabilidad, declaró que la imprenta era de su propiedad y que allí se habían tirado los cuatro números del periódico. Eduardo Facciolo, que estaba en poder de las autoridades, fue condenado el 14 de septiembre de 1852 a garrote vil.

Las gestiones de su madre por salvarle la vida fracasaron porque las autoridades exigían que Eduardo delatara al resto de los conspiradores, a lo que él se negó. Al decir de Dimas Castellanos lo que no podía imaginar Facciolo era que la libertad de expresión, por la que ofrendó su vida, se implantara en Cuba 26 años después de su sacrificio, resultado del Pacto del Zanjón de 1878. Mucho menos podía imaginar que pasado más de siglo y medio después, se “legitimara” la represión contra la libertad de expresión y que hubiera cubanos cumpliendo prisión por esa razón9.

Eduardo Facciolo y La Voz del Pueblo Cubano acusan uno de los flagelos más terribles de nuestro tiempo: el oportunismo. Por supuesto que habría sido fácil llamarlo imprudente, advertirle que no era para tanto, decirle ese “cuídate” que a veces me suena a consejo y otras a amenaza. Sorda traición hacen a la verdad, a la patria y a Dios, los predicadores y practicantes del oportunismo disfrazado de prudencia.

Traicionan la verdad porque no solo mienten con sus obras o con su silencio, sino que le dan contexto y fuerza a la mentira de la que se vuelven sordos cómplices, colaboradores al menos pasivos por actuar o hablar fingiendo que todo está bien. Pretenden inútilmente dejar en ridículo la sangre de los mártires que los acusa de esa cobardía que es el vicio de sacar partido de cada situación, buscando solo su propio interés, cuidándose a sí mismos, cambiando la bandera según convenga, sonrientes siempre en fotos de familia con los que estén en el poder, disfrazando su mimetismo con expresiones hasta bellas que, aunque válidas en sí, en la práctica no significan nada. En labios de un oportunista los altos conceptos de diálogo, puente, reconciliación suenan a hueco, a vacío, a profanación, porque el oportunista los ha vaciado con su actitud. Su cobardía y su comportamiento falaz gritan tan fuerte que no dejan escuchar nada de lo que diga…

Los oportunistas traicionan a la Patria a la que toman de pedestal, a la que hacen referencia solo cuando les conviene. A los que solo se sirven a sí mismos, el deber patrio les estorba, les vale solo para palabrería y discurso. Son profesionales de la indiferencia ante el dolor de los compatriotas hundidos en la opresión y la miseria, con frecuencia los ignoran o se sirven de ellos, pero rara vez se disponen a servirlos. Si la liberación de éstos desajusta o inquieta la cápsula de confort del oportunista, pues mejor que nada cambie, o como el Gatto Pardo, que algo cambie para que todo siga igual.

Dios salve a Cuba de la plaga de oportunistas que la destrozan. Hablando de grandes que bien usaron el periodismo como arena de conquista en el XIX cubano, no puede faltar la que se considera la primera mujer cubana en ejercer el periodismo: Domitila García de Coronado10. Nacida en Puerto Príncipe —hoy Camagüey— el 7 de mayo de 1847 aprendió el oficio de su padre, Rafael García, que ya en el año 1859 se estableció en Manzanillo con una imprenta de su propiedad.

De Domitila se conoce que con 13 años inicia en labores tipográficas y periodísticas en “La antorcha”, publicación de la imprenta que tuvo editores como Carlos Manuel de Céspedes y al periodista Rafael María Merchán. Ella misma imprimió las primeras proclamas en que Céspedes incitaba a sus compatriotas a reclamar mediante la lucha armada los derechos del pueblo cubano.

En noviembre de 1866, Domitila García funda la revista semanal El Céfiro, convirtiéndose en la primera mujer cubana fundadora de una publicación en la Isla. Por su carácter representativo social, de corte literario y costumbrista, el semanario tuvo gran acogida en todo el país.

La persecución política contra su padre, movió a la familia a trasladarse a La Habana donde Domitila publicó la primera obra de antología realizada en la isla: “Álbum poético fotográfico de escritores y poetisas cubanas”, el cual dedicó a su coterránea Gertrudis Gómez de Avellaneda. A partir de este momento su producción literaria se intensifica. En el año 1870 y para continuar su labor patriótica, imprimió el periódico revolucionario independentista Laborante, prohibido y perseguido por los gobernantes españoles.

Su libro “Consejos y consuelos de una madre a su hija”, mereció premios en varios eventos literarios, e incluso recibió medalla de bronce en la Exposición Universal de París.

Su abundante producción periodística, literaria y pedagógica mereció el elogio de la revista El Fígaro, importante publicación periódica de finales del siglo XIX, el cual la presentó en sus páginas en 1895.

Seguramente la conquistadora Domitila comenzó por desoír los consejos y discursos de los que veían la libertad y la justicia como imposibles. Así comenzó por soñar y considerar posible este sueño, y apasionarse con él. Imagino que su padre la inspiró. Tal vez fue él mismo quien la enseñó a soñar y compartió con ella su pasión por la libertad y la justicia. La persona apasionada es racional pero ve más allá, y ama eso que ve, eso que ha comenzado a existir ya dentro de ella. Irracional es lo contrario de un apasionado, a saber, un adicto. Los déspotas y prepotentes procuran hundir a las juventudes en la irracionalidad entretenida de las adicciones porque así se las somete sin que lo adviertan, los déspotas temen a los soñadores y apasionados. Solo quien sueña y se apasiona, lucha por conquistar lo nuevo desafiando prejuicios, críticas y hasta peligros reales. Cuánto necesitamos de estos soñadores apasionados que cambian la historia.

Qué gran espacio de conquista es el campo periodístico para quien está convencido como Domitila García de luchar por la libertad y la justicia, para quien se siente responsable, protagonista del presente y del futuro. Cuán distinto para bien dejó Domitila el mundo y en concreto la Cuba que le legaron sus mayores.

Qué necesario se hace hoy que nos preguntemos qué Cuba estamos construyendo y qué legado dejamos a los que vendrán después. Domitila, mujer de carácter y voluntad firmes desafió al régimen machista; usando las mismas palabras con las que quiso ser recordada “dignificó a la mujer en general y erigió pedestales a las cubanas que yacían en el olvido”. Domitila desafió al peligroso régimen colonial al tiempo que promovió mucho más de lo que parecía posible la educación, la enseñanza y la cultura11. Siga sirviendo la arena periodística para soñadores apasionados y audaces que conquisten libertad y justicia para la Cuba de hoy.

Nos adentramos sucintamente en nuestro recorrido histórico a la Guerra de los Diez años pues sería imperdonable no hacer mención de El Cubano Libre12. Días antes del alzamiento del 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes tomó la decisión de publicar un periódico que fuera el portavoz del programa revolucionario. Se discutió sobre su nombre, y el poeta y periodista José Joaquín Palma dijo: “¿No vamos a libertar al cubano? El periódico, pues, debe llamarse El Cubano Libre”. Fue una publicación llevada adelante con la precariedad que impone la guerra, lo cual le añade mérito, aunque materialmente le reste calidad. Divulgó noticias sobre los hechos de armas y una sección poética donde aparecieron las dos primeras estrofas de La Bayamesa, nuestro Himno Nacional.13

Más tarde en 1889 surge el periódico La discusión14, este aunque ha sido considerado conservador, tuvo el mérito hacer público lo que acontecía en la manigua cubana durante la Guerra de Independencia de 1895. Fue mucho el ingenio para disfrazar la noticia de modo que un mismo texto pasara como inocuo burlando la censura colonial, mientras a los cubanos les entregaba información relevante de la guerra. El ingenio periodístico que corre riesgos, es uno de los legados más valiosos de “La Discusión” en esta etapa colonial. En la Cuba de hoy, donde la censura va siempre a más, se requiere ingenio para escribir entre líneas y se hace necesario; en esto he de decir que los teatros y los humoristas, han sido herederos de la astucia y el coraje que en su día tuvo el periódico La discusión.

A veces la peor censura es la que le han metido al mismo lector en la cabeza, entonces una pregunta inquietante que mueva al lector a caminar hacia la verdad con sus propios pies, puede ser más eficaz que una verdad gritada a quemarropa, que a los censores y censurados los asuste dejando aún más cerrados a la verdad que no quieren ver. La mayéutica socrática requiere ingenio, pero es utilísima para vencer al represor que nos han metido dentro.

En fin, necesitamos ingenio y esfuerzo para que la luz venza más y más tinieblas. Este lo tuvieron sin dudas publicaciones como la revista literaria El Fígaro, que además de difundir textos de excelencia literaria de la pluma de Juana Borrero, Julián del Casal, Manuel Sanguily y Enrique José Varona, se comunicó hábilmente con el público, incluso el popular, a través de caricaturas.

Al final de esta selección de publicaciones y personalidades que desde su tiempo fundacional, arrojan luz para la actual no menos difícil y también apasionante tarea de rescatar y refundar, quiero referirme al periódico Patria15. Creado por José Martí el 14 de marzo de 1892, como vocero de “la guerra necesaria y humanitaria”.

La Cuba, patria de todos, sin odios; con respuestas enérgicas, pero no viscerales, sino racionales y veraces; esta Cuba, más necesaria hoy que nunca, presente en el ideario martiano y en este magnífico espejo que fue el periódico Patria está pendiente y espera por nosotros, por todos los cubanos. La Patria no necesita odios:

“…cada línea de los periódicos de la libertad es indispensable para fundarla; aun el adversario hallará en nosotros más bálsamo que acero. El arma es para herir, y la palabra para curar las heridas”.

Pero esta ausencia de resentimientos no es ingenua, sí que hay un enemigo, no designado por una nacionalidad, ni por ninguna condición natural, sino por una resolución ética que hacía que unos se hallasen oprimidos, mientras otros abusaran de esa inequidad en su provecho.

Ya en el primer número de Patria, Martí aclara:

“Nada menos que enemigo de Cuba sería quien pretendiese levantar una valla funesta entre cubanos y españoles… cuando oprimidos por igual bajo la tradición española… el hijo de Cuba y el de España, y cerrado a ambos por igual el porvenir legítimo y su entidad humana, líganse el cubano y el español por el bien de la tierra común y la rebelión del decoro, contra el sistema incurable e insolente de gobierno que les ahoga la personalidad, anula el esfuerzo de su industria, cría a los hijos sin rumbo en el hogar inquieto y les pudre el aire que respiran.”

Y en otro número:

“El mundo tiene dos campos: todos los que aborrecen la libertad, porque solo la quieren para sí; los que aman la libertad y la quieren para todos, están en otro. En Cuba, como en Puerto Rico, los dos campos son esos: españoles y criollos del alma autocrática… y los cubanos y los naturales de España que bajo ella ven ofendidas sus almas libres…”

De Patria no me atrevo siquiera a afirmar cuán útil es extraer enseñanzas para el presente por cuanto él todo habla al presente. Me lo figuro como la cátedra desde la cual ese gran periodista que fue también el apóstol de la independencia cubana ilumina nuestro hoy. Entonces lo hizo con los giros lingüísticos de su época y con lo específico de aquella guerra, que nos quedan distantes en el tiempo; pero con los valores y las consecuentes actitudes que hoy invocamos urgidos.

Ante la necesidad de reforestar el pensamiento y la conciencia de nuestras generaciones, se hace necesario para el presente Martí con su periódico Patria, que no han de verse como caídos del cielo. Martí, todos lo sabemos, fue un gran estudioso de su tiempo y de los tiempos que lo precedieron.

En esta conferencia he pretendido asomarme brevísimamente a una ínfima parte de la herencia que nos legaron los que ejercieron el periodismo durante la época colonial. Un breve pasaje ha puesto ante nuestros ojos casos de excelencia literaria y de formas; de servicio y sacrificio por la utilidad social de la prensa; de respeto del comunicador ante el interés público, de compromiso incluso económico con la producción y divulgación de lo que eleva el espíritu, de servicio audaz y creativo a la patria en la consecución de su libertad y de la conquista de causas justas, todo desde la plataforma periodística, desde la cual en el siglo XIX numerosos comunicadores se consagraron en la construcción de lo nacional tomando lo mejor de experiencias foráneas y fundiéndolas con lo autóctono, usando el periodismo como tribuna de voces proféticas a favor del amor y la unidad como únicos caminos válidos para transformar la realidad llevándola al progreso, como arena de conquista del insustituible lugar de la mujer y contra el oportunismo, la vagancia, el descompromiso y el odio como camino a no transitar.

Gracias por su paciencia, y por esta oportunidad de compartir lo que ha querido ser ante todo un servicio a la Patria que amamos y tanto duele.

Que Dios bendiga a Cuba.

Referencias

[1] Cfr. https://www.ecured.cu/Revista_Bimestre_Cubana

2 Cfr. https://santiago.uo.edu.cu/index.php/stgo/article/view/1960/1970

3 Cfr. https://www.ecured.cu/Semana_literaria

4 Cfr.http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34661999000200008

5 Cfr. https://www.fotosdlahabana.com/diario-de-la-marina-periodicos-de-la-habana/

6 Cfr. https://www.cubanosfamosos.com/es/biografia/idelfonso-estrada-zenea

7 Cfr. https://www.ecured.cu/Idelfonso_Estrada_y_Zenea

8 Cfr. https://www.cubanosfamosos.com/es/eduardo-facciolo-alba

9 Cfr. https://centroconvivencia.org/columnas-diarias/martes-de-dimas/11754/la-voz-del-pueblo-cubano-primer-martir-del-periodismo-cubano

10 Cfr. https://www.trabajadores.cu/20200917/la-primera-mujer-en-la-prensa-cubana/

11 Cfr.https://www.uclv.edu.cu/domitila-garcia-de-coronado-una-periodista-primeriza/

12 Cfr. https://www.radiotrinidad.icrt.cu/2020/10/17/el-cubano-libre-el-periodico-de-los-mambises-y-del-ejercito-rebelde/

13 Cfr. https://www.ecured.cu/El_Cubano_Libre_(periódico)

14 Cfr. https://www.ecured.cu/Periódico_La_Discusión

[1]5 Cfr. https://revistasipgh.org/index.php/rehiam/article/view/717/1591

 


  • Pbro. Rolando Montes de Oca (Camagüey, 1981).
  • Sacerdote católico. Es Párroco de Vertientes en la Arquidiócesis
  • de Camagüey, donde vive. Es graduado de Comunicación
  • Social Institucional por la Universidad Pontificia de La Santa
  • Cruz en Roma, Italia. Estudió filosofía y Teología en el
  • Seminario San Carlos y San Ambrosio de La Habana.
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