CUBA Y SU REALIDAD SON LO MÁS IMPORTANTE

Miércoles de Jorge

Poner la mirada en nuestra realidad concreta, es uno de esos retos que por estos días se torna especialmente necesario. Eventos como las elecciones en los Estados Unidos, a menudo nos hacen poner la mirada allá y olvidarnos un poco de los problemas de nuestro país, o peor aún, corremos el riesgo de poner nuestras esperanzas sobre el futuro de nuestra nación en los posibles resultados de unas elecciones en los Estados Unidos.

En sintonía con lo anterior, no han sido pocos los episodios entre amigos y familiares que he presenciado en las últimas semanas en los que ocurren estas situaciones: 1. Se sustituye el debate sobre Cuba por el debate sobre Estados Unidos, 2. Se genera polarización, división, encontronazos, incluso ofensas entre cubanos, a partir de discusiones sobre la política norteamericana o el posible resultado de las elecciones. 3. Se pone la esperanza de un futuro mejor para Cuba, de avance en las condiciones económicas, políticas y sociales, en el resultado de las elecciones. 4. Se ejerce más la crítica (a veces sin sentido, ignorante, o despistada) sobre asuntos de política de otros países que sobre temas nacionales. 5. Se asumen posturas extremas respecto a temas externos, pero que nos dividen internamente como hermanos, como amigos, como compañeros de trabajo o estudio. Estos son sólo algunos de esos comportamientos que si bien, algunos de ellos no son completamente negativos, sí generan preocupación sobre el hecho de que los cubanos a veces nos preocupamos más por un debate presidencial en los Estados Unidos que por la existencia de un solo partido en nuestro país, o confiamos más en la victoria de uno de los candidatos del Norte como elemento determinante para generar cambios en nuestra realidad, que en el poder que podemos tener los cubanos si nos unimos para exigir nuestros derechos.

No cabe duda, de que Estados Unidos es uno de los países más importantes del mundo, y que es también determinante en su relación con Cuba, no quedan dudas de que nos sentimos muy unidos a ese país, y que de algún modo su rumbo interfiere (para bien, o para mal) en la realidad del nuestro. Es por ello, que entiendo como normal la preocupación respecto a lo que allá suceda. No obstante, vale la pena resaltar la importancia de que nos centremos en Cuba, pongamos a Cuba como lo principal y más importante, que no dejemos que los destinos de otras naciones nos dividan entre cubanos, que pongamos nuestra mirada, nuestras fuerzas y nuestras esperanzas en Cuba, en nuestra realidad concreta.

Da igual quien gane en los Estados Unidos, da igual si no es quien nos parece el más apropiado. Eso no puede dividirnos, ni al interior de la Isla ni en la Diáspora, ni entre una y la otra. Podemos discrepar, podemos estar en contra de determinadas políticas y formas de gestión, pero no podemos dividirnos como a menudo ha sucedido, Cuba ha de ser lo más importante para los cubanos. Podemos discrepar de los métodos que usa una determinada administración para relacionarse con Cuba, pero no deberíamos ofendernos, atacarnos, descalificarnos, etc., por esos motivos.

También da igual cuáles sean los resultados de las elecciones, si en lugar de poner nuestras aspiraciones y esperanzas en ese hecho, apostamos por el talento y la capacidad de los cubanos, si apostamos por el espíritu emprendedor, y muchos otros valores que tenemos como nación. Sin embargo, no da igual lo que pase en Estados Unidos, si ello nos lleva a la frustración, a la apatía, a la desesperanza, al abandono, al inmovilismo, o peor aún a la violencia en cualquiera de sus expresiones, entre muchos otros vicios que nos frenan y esclavizan.

En momentos de crisis como los que vivimos, no debemos dejar espacios para la división y mucho menos pelearnos por temas que si bien nos incumben, no son los más importantes ni decisivos para lograr un país democrático, libre y desarrollado. Solo valorando lo que tenemos aquí, y lo que somos como nación, y enfocándonos en ello como prioridad, lograremos generar cambios positivos en nuestra realidad y sentar las bases para unas relaciones mejores con el resto del mundo.

 


  • Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
  • Laico católico.
  • Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

 

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