Sin lugar a duda, las juventudes preocupan en España, en Cuba y en cualquier otro país que mire al futuro y pretenda avanzar hacia una sociedad cada día mejor. Entre otros motivos por ser los jóvenes los protagonistas del futuro, los protagonistas del cambio, los que definirán el rumbo de las sociedades y realidades en las que se encuentran inmersos. Son las nuevas generaciones de cubanos las que construirán la Cuba del mañana, las que harán de nuestro país un mejor o peor lugar para vivir, las que cambiarán el rumbo de la historia, es por ello por lo que, las juventudes -su bienestar, oportunidades, educación, etc.- es un tema que importa, preocupa y ha de ocupar a todos.
Bloqueos: El tema de las oportunidades
Para poder desplegar toda su capacidad creadora e innovadora los jóvenes necesitan contar con oportunidades laborales, educacionales, profesionales que creen el marco en el que todas sus capacidades puedan ponerse al servicio de la sociedad y de cada uno de los ciudadanos. ¿Cómo confiar en el futuro de una nación en la que los jóvenes dejan el país por falta de oportunidades, en la que los que se quedan malgastan su vida en la mayoría de los casos por no tener un trabajo digno o una oportunidad realista para ejercer de manera honesta y libre su profesión?
En su visita a Cuba en el año 2015, el Papa Francisco alertaba sobre el problema de los “jóvenes retirados”, término que desde mi punto de vista expresa claramente la situación de una gran parte de la juventud cubana. Ahora bien, este retiro del que hablaba el Papa se puede entender en dos dimensiones fundamentales: por un lado hace referencia a un tema cultural, educativo, de actitud ante la vida; y por otro se refiere a un tema de condiciones políticas, económicas y sociales requeridas para que se generen las oportunidades necesarias.
En Cuba, el problema de los jóvenes retirados responde a ambos factores. Es tanto un problema de actitud ante la vida, como de condiciones socioeconómicas inexistentes para que nuestros jóvenes desplieguen todo su potencial. De manera tal que el futuro de Cuba depende sensiblemente de que reformemos nuestro sistema educativo y cultural, que enseñemos a nuestros jóvenes a tener esperanza, a valorar el trabajo humano, a creer en la fuerza de la persona humana y su dignidad, a ser ciudadanos libres y responsables, a luchar por los sueños y ser protagonistas del futuro personal y social, a pensar con cabeza propia y pensamiento crítico, en fin, nuestros jóvenes han de aprender a ser mejores personas y mejores ciudadanos. Por otro lado, lo anterior necesita un complemento importante, entre otras cosas, lograr un sistema económico capaz de generar empleos dignos mediante los cuales los jóvenes puedan poner sus virtudes, vocaciones y talentos al servicio de la sociedad; lograr un sistema político basado en la pluralidad, la inclusión, el estado de derecho y la democracia, donde los jóvenes puedan desarrollar su vocación de servicio y sentirse representados, donde puedan sentirse protagonistas de su futuro; y por último lograr mejores condiciones sociales de equidad, cuidado del medio ambiente, educación, salud, etc., que permitan el avance hacia condiciones de vida cada vez más dignas y valiosas.
Sin estos tres cambios fundamentales, será imposible contar con la juventud cubana, o con una buena parte de ella, pues nuestros jóvenes seguirán retirados dentro o fuera del país. Sin estos cambios fundamentales, se compromete el bienestar y el futuro del país. Sin embargo, para el caso de los cubanos es muy desesperanzador poner nuestras esperanzas en la posibilidad de ocurrencia de cambios políticos, económicos y sociales, pareciera que estamos en un círculo vicioso del que no se puede salir, pues ni los jóvenes se mueven ni la realidad se mueve para hacer que ellos actúen.
Talentos: Lo que se puede aprender de una realidad como la cubana
Lo que muestra la realidad cubana, en un panorama desesperanzador como el descrito anteriormente, donde abundan los bloques a los jóvenes es que la libertad humana, el talento y la creatividad que se desprenden de ella, no tienen límites y pueden sobrevivir a los ambientes más hostiles. La lección de nuestra dura realidad es que cuando se logran pequeños espacios de apertura, de libertad, de cambio, luego es imposible detener estos procesos, y desde la fuerza de lo pequeño es posible transformar nuestras realidades. Así lo demuestran algunos ejemplos de emprendimiento donde valientemente jóvenes cubanos derrochan sus talentos y apuestan por una Cuba mejor:
- Iniciativas empresariales: En Cuba los pequeños espacios que el gobierno cubano tuvo que abrir como consecuencia de la crisis de los años noventa, han generado un sector empresarial privado de micro y pequeña escala que impacta positivamente en la vida y el bienestar de los cubanos. A pesar de los vaivenes, de la retórica peyorativa en torno al sector privado, de la represión y los obstáculos frecuentes, hoy en día el 13% de la fuerza laboral se desempeña en ese sector y derrama su efecto positivo sobre la sociedad.
En el marco de este pequeño sector privado, se han desarrollado iniciativas que van desde restaurantes hasta agencias publicitarias, desde mercados agropecuarios hasta consultorías de negocios, los cuales si bien siguen estando fuertemente limitados, abren nuevos espacios en la realidad cubana que aunque pequeños no dejan de ser importantes.
- Iniciativas de la sociedad civil: Otro ambiente en el que de manera creciente los jóvenes cubanos han desplegado su creatividad y talento, a pesar de las fuertes limitaciones existentes, son los espacios de la sociedad civil, en la que cada día con mayor fuerza surgen pequeños grupos interesados en los más diversos temas, los que pese a la censura, su condición de alegalidad, la represión, abren espacios y contribuyen al empoderamiento de la ciudadanía.
En este sentido podemos hablar de los grupos políticos y disidentes tradicionales, y de otros nuevos que van surgiendo, pero también de medios de prensa independientes, organizaciones enfocadas en el fortalecimiento de pequeños negocios, centros de estudios y de pensamiento, grupos de artistas, grupos de activistas LGBT, grupos ambientalistas y animalistas, entre otros. La realidad cubana de los últimos años da muestra de que hay jóvenes con talento, es posible desarrollar un proyecto de vida en Cuba, es posible apostar por el futuro a pesar de las dificultades, es posible cambiar desde lo pequeño y a pesar de los problemas, las realidades que nos ha tocado enfrentar.
Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.