Un polémico título en el diario oficial Granma, que luego fue retirado, expresaba lo contrario: “Cuba no es de todos”. Hay que reconocer que el haber cambiado el titular es una señal de lo fatal de la frase excluyente.
Sin embargo, en muchos lugares, ocasiones y oportunidades, no se ha retirado el concepto de que Cuba, o una parte, un espacio físico o espiritual, un derecho o la expresión de un criterio, no es de todos.
En efecto, cuando se afirma que “las calles de Cuba son de los revolucionarios” y se realizan actos de repudio, maltratos y exclusiones contra cubanos que expresan pacíficamente su opinión en la calle, entonces estos hechos y actitudes son peores que publicar el desechado título discriminatorio. Esto debe cesar porque Cuba es de todos.
Cuando se expulsa de la Universidad, o de un centro de trabajo, a un joven cubano por pensar diferente, expresarlo en paz, y se le troncha su proyecto de vida, entonces se está demostrando con hechos que, para las autoridades responsables de esos hechos, Cuba no es de todos.
Cuando se impide que ciudadanos cubanos se muevan libremente por todo el territorio nacional, o se regula sin causa alguna su salida o entrada a su país, entonces se está reafirmando el apartheid entre los cubanos que tienen toda la movilidad y los que son impedidos de salir de su casa, de su provincia o de su país. Esto debe cesar porque Cuba es de todos.
Cuando unos cubanos descalifican, difaman, acusan sin pruebas en los medios de comunicación a otros cubanos con impunidad y sin derecho a réplica, entonces se dice en la práctica que Cuba es de los que se alinean a una forma única de pensar, sentir y actuar. Esto debe cesar porque Cuba es de todos.
Es un mal ejemplo para el mundo que en nuestro país, los servidores públicos, los comunicadores, los que tienen acceso a cuotas de poder de cualquier tipo, usen ese poder o privilegio para denigrar, exponer la imagen y la información privada, la buena fama y la intimidad, de otros cubanos usando los medios estatales o partidistas de comunicación. Cuba es de todos, y no merece que unos ataquen a otros.
José Martí dejó claramente los dos pilares fundacionales de la República de Cuba: la dignidad plena del hombre y la mujer cubanos; y lo que el Apóstol proclamó claramente como principio nacional de inclusión y bien común, que alguna persona ha querido manipular en su contenido, pero que Martí inclusive llegó a proponer que se inscribiera alrededor de la estrella solitaria de nuestra venerable enseña nacional, lo que él mismo denominó como “la fórmula del amor triunfante: con todos y para el bien de todos”.
¿Cómo entonces es posible que en las calles, la televisión, la prensa escrita y las redes sociales de esta Patria de todos, haya algunos cubanos que excluyan y denigren a otros cubanos por pensar diferente?
Seamos coherentes con los postulados de Martí que proclamamos respetar y cumplir.
- Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
- Licenciado en Microbiología.
- Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
- Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
- Responsable de Ediciones Convivencia.
- Reside en Pinar del Río.