BOLIVIA TAMBIÉN DEJA LECCIONES A LOS CUBANOS

Miércoles de Jorge

Esta semana ha comenzado con una gran noticia: La renuncia de Evo Morales, presidente de Bolivia, y de su vicepresidente García Linera. Añorada por unos, indeseable por otros, pero sin dudas inesperada para la mayoría de los cubanos. Esta noticia nos pone a pensar en lo sucedido en Bolivia, sus causas, consecuencias, todo lo que ha estado pasando en el país en los últimos años, y sin lugar a duda nos obliga a comparar con la realidad cubana, a hacer analogías, a pensar en la realidad cubana.

De manera específica, hay dos o tres lecciones que quiero resaltar de los acontecimientos en Bolivia, las cuales deberían ser reflexionadas por los cubanos para entender mejor lo sucedido en ese país, pero sobre todo para pensar en cómo construir un mejor país, cómo luchar por una Cuba más justa, libre y respetuosa de todos los derechos humanos, civiles y políticos.

La reacción de la gente

Las manipulaciones de los medios no serán capaces de convencer a los cubanos que se detengan a pensar un poco sobre las protestas sociales en Bolivia, no hay forma de que nos traguemos el cuento de que todo es un teatro, de que las protestas están pagadas y promovidas por fuerzas oscuras, de que no hay un verdadero sentimiento de inconformidad hacia la actuación del anterior gobierno. Con solo abrir un poco los ojos y la mente, es posible comprender que no está bien que Evo violara la constitución, que no está bien que ignorara el referendo en el que perdió la posibilidad de reelección, que no está bien que se manipularan los resultados de las elecciones recientes. De modo que las protestas son justas, como lo han sido las chilenas, ecuatorianas, venezolanas, y en muchos otros países; responden a una inquietud ciudadana y reclaman un cambio ante los errores de un Evo Morales que pretendía acabar con la democracia y permanecer eternamente en el poder.

Por otro lado, una vez más la sociedad civil se hace sentir en Latinoamérica, la gente se agrupa, se organiza, y sale a reclamar por sus derechos y a exigir sus demandas. Como necesita Cuba de esto, una sociedad civil que exija por los animales, por mejores condiciones medioambientales, y también -y más importante- por los derechos de las personas. Una sociedad civil que se una alrededor de un reclamo y exija la renuncia al poder de un gobierno violador de los derechos y las libertades elementales, y que también se ha “eternizado” en el poder. Es admirable lo que ha logrado la ciudadanía en Bolivia, es admirable que “esa gente” que a veces algunos cubanos miran como inferiores, sepa vivir en libertar y luchar valientemente por sus sueños, mientras nosotros “resistimos y aguantamos calladamente”.

La independencia de la policía y del ejército

Otro hecho que me chocó sobre la reciente situación en Bolivia fue ver la intendencia de la policía y el ejército respecto al gobierno. La profesionalidad de unas fuerzas policiales que dicen deberse al pueblo y no a un gobierno, que efectivamente se pusieron del lado del pueblo y presionaron al gobierno para que respondiera a las demandas ciudadanas. Lo atinado, por otro lado, de un ejército que no da un golpe de Estado -como afirman los medios en Cuba- sino que sugiere a Evo Morales que renuncie a la presidencia, dando muestra de que el ejército sirve al pueblo, y el pueblo no debe someterse a un poder ejecutivo sumamente corrompido y manipulador. Me pregunto cuántos problemas y violencia se pudieran haber ahorrado en Venezuela si las fuerzas policiales y el ejército hubiesen actuado como en Bolivia, forzando a Maduro a renunciar, me pregunto cuánto sufrimiento se puede evitar aún en este país si esto se produce. Me pregunto además, qué pasaría en Cuba si el ejército sirviera al pueblo, si la policía sirviera al pueblo, en lugar de servirse de este.

Definitivamente, la realidad boliviana plantea retos muy altos para el resto de la región pero específicamente para Cuba. Más allá de apoyar a Morales o no, más allá de ser de izquierdas o de derechas, es incuestionable el hecho de que haría mucho bien en Cuba contar con una ciudadanía que no calla ante la injusticia, con un pueblo y no con una masa manipulable, con una sociedad civil viva, legal y activa que se autoconvoque para luchar pacíficamente por sus demandas. Del mismo modo, no puedo imaginar el bien que haría contar con unas Fuerzas Armadas y unas fuerzas policiales que respondan al soberano -que es el pueblo- y no a un partido político, que respondan a todos los cubanos y no a una facción de ellos, que luchen pacíficamente -como ocurrió en Bolivia- y del lado de la gente por una democracia de calidad.

Más allá de los retos que aún quedan para los bolivianos, más allá del desenvolvimiento que tenga la situación actual en ese país, ya pueden alegrarse por sus logros, pueden alegrarse por su sociedad civil, por su ejército y policía, y por lograr lo que otros -Venezuela, Cuba, Nicaragua- no hemos logrado: que se escuche la voz del pueblo y se respete la democracia.

 


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.

 

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