¡ASUMIR LA REFORMA MONETARIA Y CAMBIARIA CON SERIEDAD!

Miércoles de Jorge

Finalmente, parece haber llegado el momento tan esperado, anunciado y necesario de la reforma monetaria en Cuba. Un tema, sin dudas, de suma importancia por sus potenciales efectos positivos y negativos para la economía, y para las personas de manera particular. Asumir este proceso es un buen paso, sin embargo, el éxito no está garantizado, y más allá de los potenciales efectos positivos de una reforma como esta, debemos preocuparnos y poner atención en los posibles efectos negativos, en las dificultades que surgirán para las empresas y la economía en sentido general, pero con énfasis especial en las personas y sus realidades concretas.

En este sentido, asumir la reforma monetaria implica un compromiso y responsabilidad para paliar efectos negativos, para apoyar a los que se verán desfavorecidos y quienes no logren aprovechar los beneficios de la reforma. Al respecto, no bastan las palabras, no bastan los compromisos simbólicos, la propaganda que manipula e intenta evitar la preocupación y el miedo ante un cambio como este. Cuando se habla de afectaciones o cambios en cosas tan sensibles como los precios, oferta y demanda de bienes y servicios básicos, salarios, pensiones, subsidios, y otras variables de la economía que tocan sensiblemente nuestra cotidianidad, es fundamental que se dé la máxima importancia a la reforma que se emprende, que esta sea asumida con seriedad y responsabilidad, que se ponga verdaderamente el interés por los menos favorecidos como un tema central.

Con la reforma monetaria y cambiaria, vendrán cambios como todos sabemos, pero algunos de esos cambios -como bien conoce el gobierno y quienes están al frente de esta reforma- pueden ser especialmente peligrosos para sectores determinados de la economía, y en tal sentido urge integralidad y eficiencia en el plan de implementación de la reforma, urge acompañar el cambio monetario-cambiario con otras aperturas y reformas que permitan las mejores condiciones posibles para garantizar que el menor número de personas posible se vean afectadas. También es fundamental brindar información clara y oportuna, ni sembrar pánico, ni desinformar, ni ocultar la verdad, ni manipular. Es clara en las calles cubanas la incertidumbre, el miedo e incluso la desesperación ante una reforma que todos sabemos complicada y ante la cual no queda claro cómo saldremos parados, por ello debe existir un compromiso de las autoridades de ser transparentes y ofrecer información suficiente, verídica, y especializada respecto al rumbo de las transformaciones. Una vez más, no propaganda, no consignas absurdas justificadas desde un punto de vista político, no información para manipular los sentimientos de la gente, sino la verdad sobre lo que se hace, cómo se hace, y lo que sucede con ello.

Especial atención, una vez comiencen a sentirse los efectos de los cambios, que supuestamente se comenzarán a implementar en pocas semanas, merecen el tema de la pobreza y las desigualdades, realidades poco reconocidas oficialmente, a veces incluso invisibilizadas. Existe una masa de personas de muy bajos ingresos, y con muchas dificultades para acceder a bienes y servicios básicos como alimentación, vivienda, agua, etc., que merecen medidas encaminadas a garantizar la mejora en sus condiciones de vida, y a protegerlos de posibles efectos de la reforma monetaria y la dolarización de la economía. Como este, existen muchos otros casos concretos de realidades que merecen una reforma asumida con seriedad, en general todos los cubanos merecemos que cesen los experimentos políticos y económicos y que finalmente comience a transformarse la economía pensando en el bienestar de la gente, en la dignidad de la persona, y no en otros criterios ideológicos. Esperemos que sea así con la reforma que por estos días ocupa el centro de atención de todos los cubanos.

 


  • Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
  • Laico católico.
  • Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

 

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