En primer lugar, me gustaría mencionar que la economía cubana ha estado caracterizada en los últimos años por una gran dependencia externa. Luego del triunfo de la revolución cubana, en un primer momento la economía pasó a depender casi por completo de la unión soviética y específicamente de Rusia. Bajo el amparo del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) por varias décadas, la situación internacional se caracterizó por grandes facilidades financieras y comerciales, lo que posibilitó a la Isla contar con los recursos necesarios para el funcionamiento del sistema político imperante sin necesidad de lograr grandes avances en la industrialización del país u otros sectores de la economía. Esto, último es uno de los grandes errores de la época de dependencia del CAME, pues en aquel momento si se hubiera aprovechado los recursos financieros provenientes de la cooperación soviética era posible provocar un despegue de las fuerzas productivas, y crear condiciones para una vez que no existiera el CAME la economía avanzara por sí misma.
Luego del colapso de la unión soviética Cuba perdió un mercado que representaba el 80% del comercio exterior, el PIB decreció en torno al 35%, los flujos financieros provenientes del campo socialista se detuvieron, y comenzó en el país el llamado “período especial”, la mayor crisis de los últimos 60 años. El gobierno cubano realizó algunas reformas económicas, como una apertura -aunque limitada- a la Inversión Extranjera Directa, se produce también una apertura al sector del turismo, al sector privado y se legaliza la tenencia del dólar y con ello comienzan a ganar importancia las remesas de los emigrados cubanos (alrededor del 20% de la población). Como resultado de las reformas hubo una leve recuperación, pero sin grandes resultados y con avances y retrocesos constantes (CEEC, 1999).
Luego del 2005 Venezuela aparece como el nuevo benefactor del gobierno cubano, y los subsidios petroleros, la exportación de servicios profesionales, el mayor intercambio comercial en términos preferenciales con otros países de la región en el marco de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), generan condiciones beneficiosas para el crecimiento de la economía cubana.
En 2008 la crisis financiera internacional, los problemas internos de la gestión económica, y la crisis resultante del azote de fuertes huracanes, junto al cambio en la presidencia de Cuba (Raúl Castro) luego de la salida de Fidel Castro, configuraron el ambiente en el que comienza el llamado proceso de reformas de Raúl Castro. Reformas que luego de 10 años, no han logrado los resultados esperados, por la superficialidad, lentitud y timidez con que se producen. Finalmente, la economía cubana se encuentra en la actualidad en un momento de suma importancia, marcado por un contexto internacional delicado con una gira a la derecha en Latinoamérica, fuertes sanciones del gobierno norteamericano que afectan al turismo, el envío de remesas y las inversiones extranjeras, y en tercer lugar la crisis en la que ha caído Venezuela. Por otro lado, la presión de la comunidad democrática es otro factor que determinará el futuro de la economía, junto a la ineficiencia del sistema de planificación central imperante a pesar de las –tímidas– reformas de mercado insertadas en los últimos años. Todos estos son factores que con suma inmediatez convocan al replanteamiento del modelo de inserción internacional de la economía cubana.
La balanza comercial, exportaciones e importaciones, socios comerciales
El saldo positivo de la cuenta corriente cubana en los últimos años se debe principalmente al saldo positivo de la balanza de servicios, la cual tiene como componentes fundamentales los ingresos del turismo (primera entrada de divisas a la economía) y la exportación de servicios profesionales (específicamente servicios médicos) que se coloca como el segundo ingreso de la economía (ONEI, 2017). En el caso del turismo hay que destacar que no ha logrado en los últimos 20 años convertirse en un motor de la economía, o en un sector de arrastre capaz de generar encadenamientos productivos en las magnitudes que se esperaban. Y, por otro lado, los servicios profesionales que se exportan son servicios con bajo impacto hacia lo interno de la economía y que -del mismo modo- no generan cadenas de valor significativas.
En el caso de la balanza de bienes, el panorama es realmente desconcertante, pues exhibe un saldo negativo sostenido en el tiempo. El crónico comportamiento de la balanza de bienes se ve además agravado por el deterioro de los términos de intercambio que se han producido como consecuencia de la crisis en Venezuela, el giro a la derecha de varios gobiernos latinoamericanos (Brasil, Argentina, etc.) y otros factores.
En sentido general existe una dependencia fuerte del sector externo lo que genera vulnerabilidad ante shocks externos. En el caso del turismo o las exportaciones de servicios profesionales dependen ambos de las relaciones y acuerdos políticos, y a menudo se ven afectados por los giros políticos en los países con los que Cuba se relaciona (el cambio de la política de Trump hacia Cuba desplomó el turismo, y el cambio de gobierno en Brasil con la llegada de Bolsonaro provocó el fin de la exportación de servicios profesionales a esa nación (8000 profesionales de la salud)).
Fuente 1: Elaboración propia a partir de (ONEI, 2017).
Es necesaria la diversificación para una efectiva inserción, tanto de los países como de los productos que se exportan, con especial atención al tema de que Cuba necesita hacer negocios con el resto del mundo y no basar su estrategia de inserción en los mercados internacionales en acuerdos políticos encaminados a mantener el control del país, sino que el enfoque ha de dirigirse hacia vías que posibiliten generar crecimiento y prosperidad económica. Al mismo tiempo es importante generar capacidad de reacción del producto, principalmente de los bienes exportables (níquel, azúcar, licores, tabaco, café, etc.). El cambio estructural de las exportaciones (más del 50% son exportaciones de servicios con poco impacto a lo interno de la economía (ONEI, 2017)) y los avances en la sustitución de importaciones, así como una transformación de la estructura de las importaciones con mayor importancia para los bienes de capital sobre los bienes de consumo e intermedios, ha de revertir el déficit en la balanza de bienes y mejorar la cuenta corriente del país.
En 2016 Venezuela aún era el primer socio comercial de Cuba, lo que se ha revertido en los últimos dos o tres años por la crisis que vive este país, y al mismo tiempo las consecuencias para Cuba no han sido buenas, pues el intercambio de mercancías con este país triplicaba en 2016 al intercambio entre China (segundo socio) y Cuba. En la actualidad, los tres primeros socios comerciales son China, España y Canadá, pero con ninguno de estos países se han logrado los términos preferenciales que existían con Venezuela, al mismo tiempo no se ha producido un despegue de las relaciones comerciales con ninguno de estos países que esté a la altura del intercambio que sostenía Cuba con Venezuela.
Por otro lado, Argelia, Rusia, México y Vietnam son países que en los últimos años han venido ganando protagonismo entre los principales socios comerciales de la Isla. Sin embargo, el intercambio es aún discreto y las alianzas se sustentan principalmente en acuerdos políticos, lo que puede condenarlas en términos de sostenibilidad al corto plazo.
Tabla 1: principales socios comerciales. Intercambio de mercancías (millones de pesos)
2011 | 2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | |
España | 1184428 | 1156086 | 1397761 | 1165673 | 1334063 | 1311324 |
Países Bajos | 727987 | 791811 | 543902 | 575514 | 359227 | 226586 |
Italia | 439195 | 413582 | 516079 | 420698 | 452095 | 434968 |
China | 2059611 | 1695900 | 1877289 | 1635920 | 2599164 | 2585516 |
Vietnam | 313779 | 198280 | 214084 | 269394 | 252277 | 274879 |
Argelia | 321081 | 341510 | 309646 | 294694 | 196025 | 253985 |
Brasil | 725932 | 756230 | 694820 | 650736 | 690831 | 506396 |
Canadá | 1197429 | 938295 | 912986 | 933223 | 726755 | 606125 |
Estados Unidos | 434383 | 509046 | 401971 | 314767 | 180806 | 261947 |
Venezuela | 8175184 | 8562849 | 7067299 | 7258308 | 4231993 | 2224835 |
Fuente 2: Elaboración propia a partir de (ONEI, 2017). Rojo=disminución y Verde=aumento, respecto al año anterior.
Inversiones
La Inversión Extranjera Directa (IED) se ha convertido en una prioridad de la política económica a partir de la crisis de los años 90s. Sin embargo, ni la apertura inicial en 1994, ni las posteriores reformas con la nueva ley de IED en 2014, la Zona Especial de Desarrollo Mariel, o la tan promovida cartera de oportunidades para la IED, han logrado resultados importantes. Las inversiones rondan en 9-10 % de PIB como promedio en los últimos años (ONEI, 2017), cuando las necesidades de inversión del país demandan entre un 20-25 % según estimaciones oficiales del ministerio de economía de Cuba.
España, China, Canadá y Francia se encuentran entre los países con mayores flujos de inversión en el país, desplazando a otros como Venezuela y Brasil. Los altos niveles de endeudamiento, y la poca confianza que inspira Cuba por los historiales de mora y no paga que tiene, atentan contra los incentivos de futuros inversores; así también las tenciones para el pago de deuda que en la actualidad se están produciendo. Del mismo modo, el burocratismo, los excesos de controles, la obligatoriedad de invertir a través de empresas estatales y la imposibilidad de poseer propiedades para extranjeros en Cuba, frenan las posibles inversiones.
Los mercados de capitales son una variable ausente de la realidad cubana. Las limitaciones financieras relacionadas con el embargo norteamericano, los controles de capitales impuestos por el gobierno cubano y el atraso tecnológico y digital impiden los movimientos de capitales y las inversiones en bolsa, etc.
Integración
Por último, la situación internacional de Cuba en las últimas décadas ha estado marcada por su participación en varios mecanismos de cooperación, concertación e integración económica. Entre los más importantes, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC) y el ALBA. En el marco de estos mecanismos de integración, el gobierno cubano ha conseguido respaldo internacional, en términos políticos, económicos y sociales, y en buena medida la supervivencia del sistema cubano (incluso cuando la economía muestra resultados alarmantes) ha dependido de estos organismos y la ayuda que, bajo el amparo de estos, el gobierno cubano ha recibido.
A modo de conclusión, hay que destacar que en un mundo globalizado como el que vivimos hoy, es imposible plantearse la existencia de economías cerradas, pues los avances científico-técnicos y los nuevos tiempos en sentido general imponen la necesidad de integrarse a la economía global, como camino más seguro al desarrollo y como mejor forma de combatir la pobreza. Cuba ha de abrirse de una vez al resto del mundo, y explotar todas sus potencialidades para apoyar a otros países y para apoyarse de ellos y avanzar juntos. Los criterios políticos a veces atentan contra el buen funcionamiento de la economía y en caso de Cuba esto es una realidad comprobada, si bien es importante mantener la soberanía e independencia nacional no podemos cerrarnos a negociar con otros países por el hecho de que sigan una ideología u otra.
Demorar las reformas estructurales del sistema económico, en una coyuntura delicada como la actual, no hará más que traer más problemas de los ya existentes. La crisis es inminente, y los cambios estructurales también lo son. La decisión para las autoridades políticas es demorar o no la apertura de la economía, que necesariamente ocurrirá, y el reto será asumir las consecuencias de tal decisión. Mientras tanto, los ciudadanos cubanos hemos de prepararnos para lo primero, y empujar para que los cambios se den a la mayor brevedad posible.
Referencias
CEEC. (1999). Balance de la economía cubana en los noventa. La Habana: Universidad de la Habana, Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC).
ONEI. (2017). Anuario Estadístico de Cuba 2017. Oficina Nacional de Estadísticas e Información. Laa Habana: ONEI.
Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.