“Admirar hace bien y da salud”

Lunes de Dagoberto

Con frecuencia nos cuesta bastante a los cubanos admirar la obra y la vida de los otros. El contravalor de la envidia domina las mentes, las palabras y los hechos de aquellos que al mirar que alguien tiene talento y progresa, lo convierte en su enemigo o comienzan a destacar en él, o en ella, las manchas que hasta el sol tiene y que les gusta resaltar a los desagradecidos.

José Martí, Apóstol de nuestra Independencia, decía:

“Admirar hace bien y da salud” (La Nación. New York. 1886, mayo 2. Tomo 10. P. 439). Y todos los cubanos debemos cultivar ese valor propio de las almas grandes: valorar en su justa medida los talentos y los logros de los demás, admirar internamente sus obras y manifestar sinceramente ese sentimiento de admiración que como dice el Apóstol nos “hace bien y da salud”.

En efecto, la envidia encona, divide, destapa la caja de todas las miserias humanas, enferma el alma y contamina el ambiente vital. Mientras que reconocer, admirar y alegrarnos honestamente del bien de los demás y de los frutos de su inteligencia, voluntad y espíritu emprendedor, sana por dentro, une por fuera y purifica la atmósfera de la convivencia humana y fraterna.

Recuerdo el pesado chiste del cazador de cangrejos que lleva dos cubos para cargar sus presas. Uno con tapa y el otro no. Al preguntarle su compañero por qué no le había puesto la tapa al otro cubo, el cazador le dice: ¡No hace falta, es para cangrejos cubanos! Ellos mismos se halan hacia abajo cuando alguno intenta subir y librarse.

No estoy de acuerdo con esta generalización sobre los cubanos. Hay muchos compatriotas que no son así. Pero la voz popular a veces refleja una realidad que va cobrando espacio en la opinión pública. Trabajemos en la formación de valores y virtudes en la familia, en la escuela, en los medios de comunicación, en las redes sociales. Ofrezcamos una educación ética y cívica que “haga bien y dé salud” al alma y al convivir de los cubanos y, aún más, alegrémonos con sincero afecto por el bien, las virtudes, la felicidad y los triunfos de los demás. Cuba, es decir, todos y cada uno de los cubanos, nos lo merecemos y nos hará mucho bien.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.   

 


Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955). 

Ingeniero agrónomo. Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en Pinar del Río.

 

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