El derecho a recibir un buen servicio

Comedor Obrero.

Comedor Obrero.
Los servicios, elevar su calidad y eficiencia constituye uno de los retos y problemas claves a resolver en el presente y futuro de Cuba para humanizar la vida privada y social.

Por Virgilio Toledo López

_¡Caramba! “hoy es nuestro día de suerte”!
_ ¿Por qué dices eso? ¿Te sacaste la lotería?- me pregunta mi esposa.
_ Es que fui donde el carpintero y, ha terminado el trabajo del closet, ¡menos mal!, porque hace más de 2 años que se lo encargamos, yo casi había perdido las esperanzas…
Situaciones como esta o similares, son expresiones comunes de la deficiencia de los servicios en nuestra sociedad, no importa si son privados o estatales, aunque estos últimos son peores.
Como ala al viento o agua en el desierto, buscamos los cubanos un servicio que sea rápido, eficaz y con calidad, ¡Qué difícil es encontrarlo! Innumerables son las experiencias vividas, muchos pudieran aportar más de una. El mal abarca casi todos los oficios, pueden ser plomeros, carpinteros, albañiles, que trabajan por cuenta propia, o alguna gestión para pedir permiso de construcción, permuta o legalización de la vivienda, o notaría, puede ser la necesidad de transportarse, o de recibir la consulta de un doctor, o… la lista sería interminable.
Esta situación vista de manera aislada o puntual, parece un pequeño problema pero, cuando se valora de forma global, refleja el difuncionamiento de nuestra sociedad y la metástasis que ha provocado el alto grado de ineficiencia y burocracia de los servicios.
Sabemos que sin el buen desempeño de los servicios públicos o privados no hay sociedad que pueda convivir, desarrollarse, organizarse, llegando a predominar el caos, la ley del más fuerte en el estilo de ser sociedad, de relacionarse. Sin contar que estas son razones, que han influido, están influyendo, e influirán en la falta de motivación de muchos cubanos; en la desesperanza que aniquila y sumerge en la anomia y la indefensión; en la dejadez que impide o limita el cultivo de la virtud y la hidalguía. En fin, con unos servicios deficitarios no se puede edificar una sociedad dinámica, articulada, porque esta sociedad crece y se fortalece en la medida que surgen y son más eficientes los diferentes servicios que se brindan.
En más de una ocasión la historia ha demostrado que, somos un pueblo trabajador, emprendedor, creativo, hospitalario, capaz de brindar servicio con gran calidad, sobre todo cuando existen pequeños espacios de libertad.
¿Cómo y por qué ha sucedido ese deterioro de algo que nos define como cubanos?
Cuando en los primeros años de la revolución el Estado comenzó a implantar el control total, eliminaron sistemática y progresivamente la sociedad civil. Conocedores del grado de libertad de pensamiento y acción que genera ser dueño o parte de una empresa privada, o de una organización independiente de la sociedad civil, el gobierno se dio a la tarea de exterminar cada una de estas iniciativas o de reducirlas a la mínima expresión. Los medios de producción y las fuerzas productivas quedaron en su generalidad en manos estatales. Los resultados se aprecian por doquier, 50 años de pobreza, carencia extrema de bienes indispensables para vivir dignamente, y un vacio extraordinario de servicios privados, agregándole a esto la ineficiencia de los públicos.
Nadie se siente parte ni dueño de nada, como el Estado es, o pretende ser, el “dueño” de todos y de todo. Ese paternalismo y control totalitario, obsesivo, compulsivo, sostenido ininterrumpidamente por medio siglo, ha frenado, la iniciativa y autogestión de los cubanos.
Los pequeños empresarios privados tienen que luchar contra dos competidores implacables, las naturales leyes del Mercado y, las antinaturales medidas represivas de cualquier iniciativa privada, implantada por el poder totalitario por temor a la autonomía y libertad que estos propietarios puedan alcanzar.
Una cultura del trabajo deformada por la falta de educación cívica y ética, ha provocado a lo largo de estos años un continuo y progresivo deterioro en cuanto al amor al trabajo, al sentirse útil y responsable de brindar su contribución al desarrollo de la sociedad.
La competencia como ley del Mercado no rige las relaciones económicas en Cuba. El hecho de que la demanda es más alta que la oferta favorece el hecho de que los propietarios privados o estatales no se esfuercen por brindar un servicio rápido y con calidad.
Los salarios percibidos en el sector público son muy bajos, también en el sector privado la remuneración que reciben muchos pequeños empresarios les es insuficiente para vivir dignamente. Esto sin dudas, es algo que va deteriorando la motivación, la creatividad y el interés de los trabajadores.
Podemos resumir que la violación sistemática de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales es la causa principal que provoca esta pobreza en los servicios públicos y privados. Esto demuestra que a los gobernantes de este país les interesa más mantener el control del poder que servir a los ciudadanos y procurar su bienestar.
Sin dudas que con una sociedad civil articulada, dinámica y fuerte, con unas fuerzas productivas y medios de producción liberados, capaces de generar los bienes necesarios para satisfacer la demanda de los ciudadanos, les sería imposible, aplicar su poder de arriba hacia abajo, sin contención de ningún tipo, y mucho menos controlar la vida personal y privada de las personas.
¿Qué hacer para reconstruir la calidad y eficiencia de los servicios públicos y privados?
Por parte del estado:
· Humildad, menos soberbia y autosuficiencia que le permita salir de la ceguera y del falso concepto de que lo puede y lo da todo.
· Menos paternalismo permitiendo la liberalización de las fuerzas productivas.
· Creación de un marco legal justo, que brinde confianza a los ciudadanos y los estimule a emprender nuevas empresas, sin incertidumbres ni miedos adicionales.
Por parte del empresario privado, del trabajador estatal:
· Más responsabilidad, educarse en las reglas de juego del Mercado.
· Asumir el protagonismo que le corresponde sin dejárselo arrebatar por el poder estatal.
· Reclamar y ejercer sus derechos a participar en la libre empresa con creatividad.
· Emplearse en servir con calidad y eficiencia, a todos nos gusta que nos traten bien. Por qué hacerle al otro lo que no queremos que nos hagan a nosotros. Por ejemplo, todos sabemos que si un médico no tiene cura para una enfermedad, el tratar con cariño y respeto a un paciente alivia y reconforta, de nosotros depende, no de una orden o una ley de fuera.
Por parte de la sociedad civil:
· Articular y fortalecer el entramado de todas las organizaciones espontáneas que surjan, para que los ciudadanos tengan diferentes alternativas para elegir el servicio donde deseen dar su aporte a la sociedad y puedan agruparse para reclamar sus espacios.
Para este país que se destruye sistemática y progresivamente, cada vez a un ritmo más rápido, para los cubanos que se asfixian y se desesperan por la falta de libertades y de carencias de todo tipo, una solución que ayude a reconstruir, aliviar y proyectar es: la liberación de la iniciativa privada, que redundará en el perfeccionamiento de los servicios que reciben de manera directa y cotidiana todos los que vivimos en Cuba. Esto no es pedirle “peras al olmo”, esto es algo posible, pragmático, que depende solo de la voluntad de los gobernantes, y no de ninguna fuerza extranjera o del “más allá”; que depende de nuestra disposición para asumir nuestro protagonismo y responsabilidad.
Esperamos y deseamos que el enorme sufrimiento de los cubanos y el deterioro de este país, sean razones más que suficientes, para reconocerles a los cubanos los derechos constitutivos e inalienables de que son portadores. Dejarlos hacer, dejarlos trabajar, contribuirá con seguridad a que los servicios mejoren más rápido de lo que nos imaginamos, y, ¿por qué no?, mejorarán muchas más cosas.
En las manos de los gobernantes de este país y en las de todos los ciudadanos, una vez más, está la posibilidad de cambiar la realidad en Cuba y torcer el rumbo hacia un horizonte más justo y humano, y esto simplemente, haciendo lo que estamos obligados a hacer: servir a todos, sin exclusiones y sin aferrarse al poder, sin intereses partidistas o individuales que primen sobre el bien de todos. Cuba nos lo agradecerá.

Virgilio Toledo López (Pinar del Río, 1966)
Ingeniero Electrónico.
Premio Ensayo 2006 en el concurso “El Heraldo”.
Ha publicado en revistas nacionales y extranjeras.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

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