Estudiantes y universidad nuevos

Yoandy Izquierdo Toledo
Jueves de Yoandy

Hoy celebramos el día del estudiante y el de la filosofía.

Desde mi experiencia como estudiante de un Doctorado en Humanidades quiero compartir algunas reflexiones sobre mi visión sobre lo que debe ser una universidad y sobre las actitudes académicas, morales y espirituales que deben caracterizar a los estudiantes.

La universidad: una comunidad de buscadores de la Verdad

La primera característica de una casa de altos estudios es que, toda ella, sea un taller de cultura formado por auténticos buscadores de la verdad.

El Papa emérito Benedicto XVI ha expresado:

“Que las universidades se conviertan cada vez más en comunidades comprometidas en la búsqueda incansable de la verdad, en “talleres de cultura”, donde profesores y alumnos caminen juntos en la investigación de cuestiones de particular importancia para la sociedad” (Benedicto XVI, 23 junio 2007).

Las universidades deben recuperar su identidad y esencia a partir de una verdadera idea de la razón y la realidad, de la verdad y de la ciencia.

Pero, sobre todo, las universidades deben promover un “humanismo nuevo, integral y trascendente” (Benedicto XVI, 21 mayo 2011).

En Cuba estas tres características pueden sonar al concepto utópico de “hombre nuevo” que nunca se pudo formar desde las ideologías materialistas. Puede sonar a un “hombre integral” que solo consideraba sus dimensiones inminentes y que, por lo tanto, niega el carácter trascendente de la persona humana.

En lugar del “hombre nuevo” en Cuba se formó el “homo saucius”, el “hombre enfermo, lesionado, reducido” debido al daño antropológico causado por el totalitarismo (Cf. Valdés D. Tesis de maestría en UFV).

Benedicto XVI describe a lo que se refiere cuando se habla de un “humanismo nuevo, integral y trascendente” que se debe formar a partir de “la referencia a los grandes valores de la existencia que dan sentido a la vida y pueden colmar la inquietud del corazón humano en busca de la felicidad: la dignidad de la persona humana y su libertad, la igualdad entre todos los hombres, el sentido de la vida, de la muerte y de lo que nos espera después de la conclusión de la existencia terrena” (8 marzo 2008).

A una nueva universidad, unos estudiantes nuevos

A este modelo de verdadera universidad le debe corresponder la formación de estudiantes con valores, virtudes y actitudes que sean coherentes con ese humanismo nuevo, integral y trascendente.

En primer lugar, los estudiantes deberían ser auténticos buscadores de la verdad, la belleza y la bondad.

Estudiantes buscando la verdad sobre el hombre, la verdad sobre la creación y la verdad sobre Dios; buscando la belleza que es otra expresión de la obra de Dios y que es signo de una vida y un mundo con vocación para construir una sociedad en la que la belleza sea reflejo del rostro del Trascendente: buscando la bondad porque en el bien obrar está la vocación y la misión de toda persona humana.

Tanto la universidad como los estudiantes y profesores deben ser:

  1. Servidores e investigadores de toda la verdad desde las ciencias, la razón y la realidad objetiva y subjetiva. Es necesario reconocer que la Verdad trascendente supera el marco experimental de la ciencia positiva para “conocer” la ciencia de lo trascendente.
  2. Servidores e investigadores de la belleza a través del arte, la literatura, el cultivo de la persona humana. Hay que reconocer que la Belleza trascendente supera las técnicas de las artes y letras y está llamada a descubrir en sus obras la suprema Belleza del “Rostro de Dios”.
  3. Servidores e investigadores de la bondad a través de la educación ética y cívica que les permita hacer su propia escala de valores, formar su conciencia recta, verdadera y cierta, y vivir las virtudes para hacer el bien y vivir en el bien. Es necesario reconocer que la Bondad trascendente supera la mera actuación humana, y puede invitar a los hombres y mujeres a vivir las virtudes de forma heroica, un estilo de vida al que llamamos santidad.

En la práctica, Cuba necesita una universidad nueva, unos estudiantes virtuosos y comprometidos y unos profesores que ayuden a lograr que la universidad sea una comunidad de coherentes buscadores de la Verdad, la Belleza y la Bondad.

 

 


  • Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
  • Licenciado en Microbiología.
  • Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
  • Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
  • Responsable de Ediciones Convivencia.
  • Reside en Pinar del Río
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