LA VIRGEN DE LA CARIDAD HA ESTADO Y SEGUIRÁ ESTANDO CON EL PUEBLO CUBANO


Miércoles de Jorge
La Virgen de la Caridad del Cobre ha acompañado a los cubanos a lo largo de la historia, especialmente en momentos de fuertes obstáculos y desafíos nacionales la gente ha puesto su mirada y su esperanza en ella, confiados de que como madre protectora intercede por sushijos ante el Padre. Así, en las luchas por la independencia, varias son las referencias que nos llegan de la presencia de la madre de todos los cubanos como un símbolo que siempre acompañó a los cubanos, pero no solo con una presencia simbólica, sino real por medio de la fe y la convicción de aquellos mambises de que no estaban solos y de que eran acompañados por la Virgen mambisa.

Más adelante, en la etapa de la república podemos encontrar también algunas referencias que hablan de la devoción de los cubanos a la Virgen, y de su presencia acompañando a este pueblo. Comenzando por la solicitud realizada por veteranos de las luchas por la independencia en 1915 al Papa Benedicto XV para que la Virgen de la Caridad del Cobre fuera declarada patrona de Cuba, lo que se hizo realidad al año siguiente. Muchos otros acontecimientos son prueba de esa presencia importante de la virgen, del lugar privilegiado que ha ocupado a lo largo de nuestra historia para los cubanos.

Hoy, en momentos muy tensos como los que se viven, quizás la crisis más profunda en los últimos sesenta años, los cubanos acuden nuevamente a la Virgen María como lo han hecho siempre. Prueba de ello son las peregrinaciones al Cobre y otros santuarios cada 8 de septiembre, las flores y velas que en muchos hogares rinden tributo a la virgen y expresan la fe y agradecimiento de los cubanos a la madre protectora que es, entre muchos otros gestos que a diario vemos y de los que muchos cubanos son protagonistas más allá de su ideología, color, credo, y otras diferencias importantes.

Así mismo, las 11 de julio pasado (seguramente uno de los acontecimiento más importantes de los últimos años en Cuba) fue ocasión propicia para que algunos cubanos, fieles a una tradición centenaria, acudieran a Cachita para pedirle por la libertad de Cuba. La presencia de imágenes de la Virgen en algunas de las protestas que se desarrollaron a lo largo y ancho del país dan fe de ello. Particularmente interesante, son las imágenes de Bejucal, pueblo en el que el sacerdote local sacó a la calle la imagen de la virgen mientras decenas de manifestantes se congregaban en el exterior de la parroquia, como quien espera y confía en que ese “saludo de la Virgen” significa algo para la causa  por la que protestaban. Y como quienes fueron a presentar sus súplicas y sus esperanzas para el pueblo cubano ante la Virgen de la Caridad.

Ese 11 de julio, además de los signos públicos como el descrito anteriormente, y de otros como aquellos que peregrinaron en las calles con una imagen de la Virgen, muchos otros cubanos desde sus hogares, desde las calles donde estaban, detenidos, o el cualquier otro lugar, también acudimos a la madre de todos los cubanos pidiendo su intersección por la paz, la libertad y la justicia. Y hoy, viendo los horrores de la represión y la división entre cubanos que se generó posteriormente a ese día histórico, muchos ponemos nuestras esperanzas -nuevamente- en que la Virgen de la Caridad del Cobre, nuestra madre Cachita, no nos abandonará, y seguirá acompañando a este pueblo en momento buenos pero también en los turbulentos como el actual, que seguirá siendo puente entre este sufrido pueblo y su hijo Jesucristo, que seguirá siendo fuente de esperanza, de unidad, de caridad y de amor para cada uno de los cubanos.

Este 8 de septiembre, día en que celebramos su fiesta, podemos alegrarnos al mirar hacia atrás y ver como los cubanos siempre hemos encontrado en nuestra madre el consuelo, la esperanza, y la fuerza que necesitamos para seguir adelante. Y podemos a la vez, tener esperanzas, mantener la alegría, a pesar de lo dura que se nos presenta la realidad, pues ella, nuestra madre amorosa, seguirá acompañando y fortaleciéndonos como pueblo, y seguirá estando presente para ayudarnos a hacer cada día más posible el Reino de Dios entre el pueblo cubano.

 


  • Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
    Laico católico.
    Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
    Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

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