Al analizar las cosas que se están viviendo en Cuba por estos tiempos, creo que muy frecuentemente se experimenta confusión, en medio de tanta polarización, de tanto miedo y falsas prudencias, de tanta información de todos lados, y de posturas fanáticas y extremistas -incluso en personas cercanas a cada uno de nosotros- que parecieran no tener margen de error alguno. Ante estos hechos, a menudo necesito poner pausa y entrar en un discernimiento que me lleve a cuestionarme “las verdades y las mentiras”, las “verdades escondidas o manipuladas por la mentira” y “las mentiras que aspiran a ser verdades”. Personalmente, necesito repetirme a diario, como ejercicio para evadir la confusión y la ceguera en una sociedad donde se manipula tanto la información, al menos estas verdades y mentiras que comparto a continuación:
Mentiras
- Es mentira que todos comulgamos o deberíamos comulgar con una misma ideología, es mentira que ser socialista es condición para la realización plena de la persona, o que quien no acepte este sistema es un enemigo.
- Es mentira que todos nuestros problemas, ni siquiera la mayoría de ellos, se deben a enemigos externos, o a fuerzas ajenas al sistema político-económico imperante en Cuba, sino lo contrario, es el sistema el principal y mayor responsable de los problemas que nos aquejan.
- Quienes disienten o quieren un cambio en Cuba, no son enemigos, no son delincuentes, no merecen sufrir la violencia ni el rechazo de nadie. Sino que han de ser respetados y escuchados como hijos legítimos de Cuba.
- Las política económicas y sociales en Cuba no están orientadas a garantizar, ni garantizan en lo más mínimo, justicia social. Como tampoco eliminan ni disminuyen (por el contrario, potencian) las desigualdades sociales y económicas.
- Es mentira que se respetan los derechos humanos y las libertades, que existe justicia, libertad y democracia, es mentira que los cubanos están felices y conformes con el sistema imperante, o al menos no todos.
Verdades
- Los seres humanos somos valiosos, todos tenemos derechos, todos nacemos libres y es voluntad de Dios que seamos libres. Merecemos el reconocimiento y respeto de nuestra dignidad y ningún sistema o ideología puede someternos, ni violar nuestros derechos y libertades. Si eso sucede, no debemos naturalizarlo, no debemos aceptarlo, sino que por el contrario hemos de intentar infatigablemente cambiar ese orden de cosas.
- Vale la pena tener esperanzas, ser optimista, creer en la fuerza de lo pequeño, ir contracorriente, luchar por causas justas, creer en la posibilidad de que Cuba cambiará y de que juntos podemos generar mejores condiciones de vida para todos. Vale la pena y es importante tener un proyecto de vida, apostar por ser felices incluso en entornos perversos, ser fieles a unos principios y valores que den sentido a nuestra existencia más allá de las circunstancias.
- El otro es un bien para mí, el servicio al otro es condición de mi propia autorrealización y requisito para el bien común. La solidaridad, la entrega, el sacrificio sin esperar nada a cambio, la amistad cívica, son virtudes que hemos de cultivar en nuestras relaciones diarias.
- Soy dichoso por estar vivo, tengo muchas cosas por las cuales debo agradecer a la vida o a Dios, y a pesar de que siempre se pueden conseguir condiciones de vida mejores, la gratitud es un pilar que me hace mejor.
- No existen enemigos, no tengo alguno. No vale la pena dejar espacio al odio en nuestros corazones, no vale la pena tampoco vivir con rencores, no perdonar, no reconciliarnos.
- La patria y la nación son más que un partido, más que una ideología, más que una forma de ver la vida, una expresión cultural particular o un sistema de valores determinado.
Esta es sólo una pequeña lista de esas verdades y falsedades, que al menos yo, necesito repetirme a diario, especialmente cuando la propaganda oficial me llega con más frecuencia e intensidad. Invito a quienes leen a elaborar la suya propia, una lista que puedan tener a mano para recordar a diario las verdades de nuestra vida, y poder desmentir y esclarecernos cuando se mienta sobre la realidad.
- Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
- Laico católico.
- Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.