SALARIOS, PRECIOS, OFERTA Y SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES: RETOS IMPOSIBLES SIN APERTURA ECONÓMICA

Miércoles de Jorge

Las autoridades cubanas no paran de hablar de la necesidad de sustituir importaciones y de estimular la oferta nacional y también las exportaciones, sin embargo al mismo tiempo se empecinan en topar precios, limitar al sector privado y demorar un eventual proceso de privatización de las fuerzas productivas. El propio discurso oficial se contradice, por un lado se plantea un objetivo y por otro se toman medidas que pueden atentar contra el mismo.

De manera especial, los temas de la sustitución de importaciones de alimentos, el aumento salarial y las políticas de control de precios administrativamente recién anunciadas son políticas económicas que no conducen a los objetivos propuestos, y que incluso chocan entre sí. Algunos de los elementos que demuestran las contradicciones principales que se dan en la actualidad respecto a estas políticas que se están implementando, y que no responden a una apertura de la economía al mercado son los siguientes:

  1. Los aumentos salariales, más que responder a condiciones concretas de la economía, parecen ser una medida para disminuir la presión generada por la crisis del modelo económico y las tensiones externas. Esta medida genera un aumento de la demanda (capacidad de compra), y crea presiones inflacionarias que han de ser enfrentadas con un aumento de la oferta. La principal necesidad de la familia cubana en la actualidad es la alimentación, por lo que las mayores presiones inflacionarias se reflejarán en los mercados de alimentos y de modo particular en la parte de este sector que está descentralizado, es decir los alimentos a los que se accede en los agro-mercados y en el mercado negro, los que cabe señalar representan un porcentaje significativo en la dieta del cubano. El gobierno puede regular los precios en TRD y establecimientos estatales, pero las futas, vegetales, carnes y demás productos a los que con frecuencia se accede en la calle, será difícil controlarles el precio. En definitiva un objetivo positivo el aumento salarial, pero sin fundamentos económicos que respalden la aplicación de dicha política, lo que probablemente traerá consecuencias negativas.
  2. Topar los precios no da resultado, la realidad económica cubana lo ha demostrado en diversas ocasiones, y a pesar de ello el gobierno acaba de anunciar nuevos productos a los que se les toparán los precios en establecimientos estatales y privados. En la Habana el ejemplo claro al respecto lo representan las políticas para topar los precios a los boteros del pasado año, luego de un año los precios han subido considerablemente y de manera generalizada, pues los taxistas encontraron la forma de seguir maximizando sus ganancias ante el exceso de demanda existente en la capital. Al contrario de como afirmara el ministro de economía en los medios oficiales recientemente, más allá de si se vive en un país capitalista, socialista, comunista o lo que sea, existen reglas básicas del mercado, profundamente vinculadas a la naturaleza humana que se imponen en la realidad. Los precios se forman a partir de la interacción entre oferta y demanda, y las medidas administrativas para topar precios en un sector de la economía que está desregulado (mercados privados -especialmente- para alimentos y mercado negro) nunca han podido cumplir su cometido, al contrario reducen la oferta y generan aumentos de precios de una forma u otra.
  3. El tema del despegue de la oferta, para satisfacer la demanda nacional y al mismo tiempo potenciar las exportaciones también es complicado, pues en un ambiente de regulaciones excesivas a la producción privada y además control de precios, se atenta contra los incentivos de los productores, la agricultura es un caso ilustrativo al respecto donde los niveles de productividad son mínimos. En la actualidad, en Cuba los productores de alimentos principales son privados, a excepción de algunos productos que están en manos del Estado mayoritariamente. Para estos productores privados un aumento de la oferta no se concibe sin mayores libertades para la toma de decisiones en los procesos de producción, distribución y consumo, así como en la formación de precios de manera particular.

La solución a los problemas de los salarios, a los problemas de los precios y a los problemas de la oferta en Cuba, pasa ineludiblemente por una proceso de privatización, ampliación el sector no estatal de la economía, para que se generen incentivos a la producción, aumente la oferta, se satisfaga la demanda nacional, se sustituyan importaciones, se mitigue la corrupción, se aumenten los salarios y los precios se formen según las reglas del mercado. Más allá del sistema político que se defienda o pretenda construir, estos son aspectos básicos sin los cuales la historia y la realidad económica de Cuba y el mundo han mostrado no es posible producir riqueza. No existe, un socialismo o capitalismo eficiente, productivo, y sostenible sin libre mercado, cualquiera sea el sistema político cubano, el libre mercado es la única manera de generar salarios dignos, oferta de alimentos y otros bienes y servicios para satisfacer la demanda, y sustitución de importaciones. Las autoridades cubanas deberían reconocer esta realidad y actuar en consecuencia, de lo contrario, las medidas para aumentar salarios tendrán efectos negativos, los precios aumentarán y se reducirá el poder adquisitivo del cubano aún más, y la oferta de alimentos y otros productos seguirá deprimida e imposibilitará la sustitución de importaciones. La economía no funciona con decretos y slogans, existen reglas que hay que respetar.

 

 


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.

 

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