LA EDUCACIÓN COMO ELEMENTO DE DESARROLLO

Miércoles de Jorge

La educación representa sin lugar a duda uno de los principales motores del desarrollo económico en la actualidad. Pienso que hay dos maneras en la que la educación condiciona de forma fuerte el desarrollo, en primer lugar la educación básica (primaria, secundaria, preuniversitaria) es de vital importancia en el sentido de que transforma los hábitos de vida de las personas, es la primera condición hoy en día para insertarse en los mercados laborales, pues resulta difícil conseguir empleo (y mejorar en posición) sin saber leer y escribir, sin tener una buena educación en modales de conducta y valores básicos de convivencia.

En este sentido, Cuba por un lado goza con un gran potencial debido a que un gran porcentaje de la población está capacitada para leer y escribir, así como el porcentaje que posee educación primaria y secundaria el elevado respecto a los niveles de otros países del tercer mundo. En cuando los hábitos de convivencia, relaciones interpersonales, respeto a los demás, cuidado del medio ambiente, responsabilidad social y otros valores básicos que determinan el desarrollo social y económico de las sociedades, aún queda mucho camino por andar en el caso cubano. Realidad que ha sido reconocida por el gobierno cubano al más alto nivel como una crisis de valores, y que aún continúa sin solucionarse, me atrevería a decir que por el contrario se agrava a medida que la situación económica y política empeora (Emol, 2013).

También es necesario que es sistema educativo en este primer campo de acción, se ocupe de formar personas que sean más que individuos, es decir que aprendan a vivir y a valorarse como personas, ciudadanos que participan activamente en la vida política y social de sus comunidades, que conozcan sus derechos y deberes y los ejerzan. Que superen la apatía, la indiferencia, el escepticismo y el relativismo moral característicos del cambio de época que se está viviendo. Todos estos aspectos, se potencian en sociedades donde el acceso a la educación es mejor que en otras, y donde los sistemas educativos se preocupan verdaderamente por el desarrollo personal, social y económico. Autores como Sen (1999) y Sachs (2005) abundan sobre este tema, y demuestran con sus investigaciones la importancia de la educación para el desarrollo y la lucha contra la pobreza, al permitir a las personas escalar personal y profesionalmente, y de este modo servir a sus sociedades con mayor impacto.

En segundo lugar, otro aspecto (en este caso más relacionado con la educación universitaria y de postgrado) es el relativo a la importancia de la educación como factor esencial para la innovación. Vivimos en un mundo globalizado, la evolución de los países y su creciente interconexión apunta hacia la necesidad de lograr cada vez una mayor especialización, y hacia una terciarización de las economías, es decir que se desplazan al sector de los servicios. Los problemas que se presentan demandan innovación, aumentos de la productividad, potenciación de los avances en la ciencia y la técnica, entre otros aspectos estrechamente vinculados con la educación y la calidad de esta. Es imposible en la actualidad, avanzar sin potencial educativo que permita el desarrollo de bienes y servicios de alta intensidad tecnológica y en conocimientos, sin gente preparada para innovar y generar nuevas soluciones a los problemas del desarrollo.

La economía disruptiva se plantea como una de las opciones de futuro en las realidades actuales, y de cara a su fortalecimiento el potencial educativo que se logre alcanzar, las inversiones en I+D, la generación de actividades intensivas en conocimiento, son factores determinantes del crecimiento económico y del desarrollo en un sentido amplio.

Referencias

Emol. (7 de julio de 2013). Raúl Castro critica pérdida de “valores morales y cívicos” que vive Cuba. Emol.Mundo.

Montañés, É. (26 de Mayo de 2014). Los cuatro pilares en los que se asienta el Estado del Bienestar Sueco. ABC.

Sachs, J. (2005). El fin de la pobreza. Barcelona: Debate.

Sen, A. (1999). Libertad y Desarrollo. Barcelona: Planeta.

 

 


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.

 

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