El anuncio del gobierno panameño la pasada semana, referente al otorgamiento de un carné de compras para los cubanos interesados en viajar a Panamá con fines comerciales, pone al gobierno cubano frente a un reto interesante: ¿Si el gobierno panameño toma medidas de acuerdo a sus intereses, pero que apoyan el desarrollo del sector privado cubano, por qué el gobierno cubano no actúa en la misma dirección con medidas como la legalización y promoción de las importaciones con carácter comercial para los negocios privados?
La Zona Libre de Colón de Panamá, ha sido testigo del paso de miles de cubanos (40 mil cubanos visitaron Panamá el pasado año y este se esperan alrededor de 60 mil) que han estado viajando para importar bienes de necesidad básica y difíciles de conseguir en Cuba. Incluso con las limitaciones a las importaciones establecidas por la Aduana en Cuba, muchos son los pequeños negocios privados que han encontrado como una de las principales fuentes de abasto los productos que vienen de Panamá, o de México, y otros países latinoamericanos; también para los miles de cubanos que se dedican a este negocio importar bienes de gran demanda para vender en Cuba representa un ingreso significativo, muy por encima de un salario medio de 30.6 CUC mensuales.
Desde hace años se viene demandando al gobierno cubano -desde diversos sectores de la sociedad- la creación de un mercado mayorista como uno de los requisitos fundamentales para el desarrollo del sector privado cubano, sin embargo, las autoridades han mostrado su incapacidad para garantizarlo. Al mismo tiempo, todos sabemos del desabastecimiento crónico y creciente en los mercados minoristas, lo que las autoridades cubanas seguramente atribuirían al embargo norteamericano. Ante estas dos limitaciones, los cubanos se las han ingeniado para encontrar soluciones, e incluso con las fuertes regulaciones aduaneras han encontrado una vía con probada rentabilidad, eficiencia e importancia para abastecer al sector privado. Estas operaciones comerciales son valoradas por los pequeños empresarios cubanos y también por los cubanos de a pie que se benefician directa o indirectamente de ellas, las autoridades panameñas por su parte también reconocen su importancia para ambos países.
Una vez más, el reto para el gobierno cubano es demostrar con hechos concretos que realmente interesa el desarrollo del sector privado como un actor importante para la economía. Por más de un año ha estado detenida la emisión de licencias para la mayoría de las actividades privadas, luego se anuncian nuevas regulaciones y limitaciones a partir de diciembre como la posesión de un solo negocio por persona, y no se escuchan cambios que verdaderamente impulsen a este sector. Ordenar, legalizar, y promover estas operaciones comerciales que los cubanos vienen desarrollando en países latinoamericanos cercanos sería un paso de avance, apreciado por el sector privado y por los cubanos en sentido general. Otorga mayor coherencia al discurso oficial, y potencia el papel del sector privado para avanzar en grados de desarrollo económico.
Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.