Me resulta interesante y también algo ofensivo escuchar ya en repetidas ocasiones como en los medios oficiales nos tratan de convencer de que “los cubanos viajamos de manera creciente y no emigramos de manera masiva” según lo afirmara el presidente cubano Miguel Díaz-Canel hace unas semanas en su visita a Naciones Unidas.
Interesante por ser un tema espinoso, sumamente complicado, por el lenguaje utilizado para tratarlo en los medios oficiales, por las intenciones que creo hay detrás de resaltar tanto esta idea. Ofensivo por tocar un tema tan delicado con desfachatez, por tratar de distorsionar la realidad conocida por todos los cubanos y por muchos fuera de Cuba.
Cómo hablar de que los cubanos viajamos de manera creciente cuando en realidad es una minoría quien puede hacerlo, cuando el costo de un pasaporte equivale a más de 3 veces el salario medio, cuando para acceder a una visa muchas veces son necesarios requisitos como cuentas bancarias con cientos o miles de CUC o propiedades de autos y casas, cuando para viajar se necesita de una institución o persona “que saque la cara” con una invitación y dinero, etc. Estos requisitos son lo mínimo que necesita un cubano de a pie para poder viajar, y no creo que alguien -incluso el presidente- pueda afirmar que son requisitos fáciles de cumplir o que la mayoría de los cubanos poseen.
Resulta curioso que alrededor del 20% de la población cubana esté fuera de Cuba y eso no se llame migración masiva, o que miles de cubanos hayan muerto en el mar tratando de llegar a otras tierras o que otros miles hayan pasado sufrimientos innumerables en manos de coyotes en Centroamérica y que eso tampoco se llame migración masiva, peor aún decir que los cubanos viajamos mucho. Si bien se debe reconocer que posterior al año 2012 es creciente el número de cubanos que viajan fuera de la isla, resulta insólito disfrazar la migración masiva con esta minoría de cubanos que viajan, olvidar los millones que viven fuera y los miles que murieron, así como pretender mostrar que viajar es una opción al alcance de la mano para la mayoría.
Muchos cubanos emigran y quieren emigrar de manera masiva, solo hay que salir a la calle y preguntar a la gente cuáles son sus sueños para el futuro, entre mis amigos hice este ejercicio y más del 90% quieren irse del país, y los que no quieren en este momento valoran la posibilidad a futuro. Por supuesto no hice un estudio exhaustivo, pero no lo creo necesario en Cuba para demostrar esta realidad, solo hay que abrir los ojos, o contar cuantos amigos que estaban con nosotros 15-20 años atrás nos van quedando en la isla.
A pesar de que existan diferencias con otras olas migratorias, como la caravana que por estos días se ha generado en Centroamérica, la raíz del problema tanto para los migrantes africanos, latinoamericanos como para los cubanos es la misma: la falta de oportunidades y de proyectos de vida que permitan el desarrollo integral de la persona en cada una de esas realidades. La migración en África y otros países centroamericanos quizás no se mida y exprese de la misma forma que en Cuba, pero para combatirla en cualquiera de esos lugares se deben crear políticas inclusivas que generen progreso y desarrollo humano integral.
En nuestra realidad, la mayoría de los que emigran y de los que quieren emigrar son jóvenes. Son Jóvenes desanimados, desconectados de la realidad, apáticos, que no encuentran soluciones a los problemas o que no saben cómo ser felices dentro de la realidad en la que se vive especialmente cuando esta está llena de problemas. Para combatir la emigración, prioridad importante dado el envejecimiento y decrecimiento poblacional, así como la pérdida de talentos cubanos, se necesita: 1. Generar empleos dignos que potencien la realización profesional y personal, y garanticen la elevación del nivel y calidad de vida; 2. Abrir Cuba para los cubanos, reconocer y potenciar el respecto de los derechos humanos y libertades fundamentales, generar oportunidades y confianza en nuestra nación; 3. Avanzar en grados de desarrollo humano integral, un país verdaderamente próspero y sostenible y una verdadera democracia y estado de derecho. Luego de garantizar estos mínimos cambios importantes podremos descifrar con mayor facilidad si los cubanos viajan de manera creciente porque es su deseo y pueden hacerlo; o si siguen emigrando de manera masiva.
Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.