SIGUE LA INFLACIÓN

Miércoles de Quintana    

En el denominado “Período Especial” de nuestra historia hubo un fortísimo proceso inflacionario. En 1993 alcanzó el 183%. Parecía un récord. Pero, como reza el dicho popular; “Vivir para ver”. En diciembre de 2022 se montó en 270.03 y en setiembre de 2023, hace unos días, estaba en 330.31 según datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). No cesa el proceso inflacionario porque no desaparecen sus causas. Aparecen nuevas causas y se fortalecen las que se padecen desde el inicio del llamado reordenamiento económico. Hay causas que se comparten con el mundo, como las guerras de Ucrania y Palestina, por ejemplo. Y causas endógenas, propias, generadas por errores e impericia del gobierno y por el impacto demoledor que el bloqueo económico y financiero de los Estados Unidos de Norteamérica ejerce sobre la economía cubana.

Como creía Milton Friedman, en el fondo problémico de la inflación está el dinero, el efectivo circulante, el exceso de dinero que se enfrenta en el mercado a la oferta de productos y servicios. Y el reordenamiento puso en circulación mucho dinero que estimuló la capacidad de compra de los que lo recibieron, pero no los acicateó a trabajar más, a producir más. Se esperaba una respuesta productiva estremecedora en el aparato empresarial del estado. Pero no sucedió.

La agricultura está quebrada. No hay caña. No hay azúcar. No hay leche ni carne. Ni arroz ni frijoles. La oferta general de bienes y servicios no puede absorber la plétora monetaria que inunda el mercado. Solo hay un bien que capta millones de pesos: el dólar. Las divisas. Pero ese dinero se mueve en el mercado informal y estimula la inflación. De modo que el proceso inflacionario ha comprado espacios lejanos en el horizonte. Adaptarse es la palabra de orden. 

Hasta pronto.

 

 

 


  • José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
  • Economista jubilado.
  • Médico Veterinario.
  • Reside en Pinar del Río.
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