¿Qué hemos hecho mal?

Foto de januar Valdés Barrios

En la víspera de la Fiesta de la Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, el pasado 7 de septiembre de 2023, en el templo de San Juan de Letrán, el sacerdote dominico Fray Lester Rafael Zayas Días O.P. lanzaba una de las predicaciones que más eco ha tenido en los medios de comunicación en los últimos años. Quizás por el actual contexto social que atraviesa la Isla o por esa pregunta dejada sobre el tapete que ha tardado tanto en responderse con criterio de sinceridad por todos los sectores de la sociedad civil, la Iglesia, el actual gobierno y los anteriores. Una pregunta que no solo cuestiona repensarnos Cuba como individuos y como sociedad, sino que nos interroga qué ha sido nuestro ser y hacer en los últimos sesenta años de historia patria.

Cuestión que no pretendo responder en el actual artículo, pero sí dejar algunas líneas que al escucharle aquel día, y tras darle muchas vueltas estos meses creo oportunas compartir con todo el público de Convivencia. Muchas veces pretendemos buscar respuestas, culpas, o justificaciones fuera de nosotros mismos, pareciera que siempre la culpa la tuvieran otros. Es por ello que tardé tanto en escribir estas líneas, pues me costó un tiempo cuestionar esta pregunta en mi vida, con mis acciones concretas como cubano de la Isla y ahora fuera de ella, en nuestras familias, regiones, educación, formación, exilio y por último en nuestra historia. Pero resaltando que el punto de partida siempre ha de ser, y tiene que ser, nosotros mismos, para no auto engañarnos.

Quisiera compartir uno de los fragmentos que más me marcó de aquel sermón del Padre: “No conoceríamos lo que el humano es, y su puesto en medio del mundo, sino comprendiéramos el estrecho vínculo de relaciones; la compleja red de dependencias que van configurando lo humano. Es decir, no podemos definir lo humano en estado puro. De tal manera que no pudiéramos comprender a un cubano, sin entender la estrecha red de relaciones que comprende la nación cubana. No podríamos hablar de Cuba, de la identidad cubana y de lo que somos sin hablar en definitiva de nuestra historia Patria, de los símbolos que hacen que nos comprendamos a nosotros mismos…en algún momento algo se nos rompió definitivamente y la pregunta es ¿Qué hemos hecho mal?:

  1. “Para que este año celebremos a la Virgen de la Caridad con 250 mil voces menos, es un viaje solo de ida, lo dicen las mochilas de los que viajan… y si a eso le sumamos los números de otras emigraciones masivas como estas, son 2 millones, eso representa tres cuartos de la población” (Problema Migratorio).
  2. “Para que nuestros jóvenes no se sientan orgullosamente cubanos, para que los signos configuradores de la nación no digan nada, para que todo el mundo quiera irse de eso que precisamente dicen que configura nuestra identidad más honda y más pura” (Pérdida de la Identidad Nacional).
  3. “Aprobar con nuestra cabeza gacha lo que no está bien, que el miedo se apodere de nosotros o que la mentira sea parte de todos los ámbitos de nuestra vida” (Problema Ético).
  4. “Para que el dolor nos destruya por dentro completamente… se nos ha apagado la alegría” (Trastorno Psicológico).
  5. “Mirar hacia otro lado o meter la cabeza en tierra como el avestruz para evitar nuestra responsabilidad social” (Problema Político y Sociológico).
  6. “Para que los jóvenes cubanos prefieran ir a luchar a Ucrania para obtener la nacionalidad rusa, qué tendremos que ver nosotros con los rusos” (Desarraigo Cultural).
  7. “Nos dejamos llevar por las consignas, o las ideologías que dejaban fuera lo verdaderamente importante, la familia, lo humano… o negar que teníamos familia en el extranjero” (Consecuencias del Totalitarismo).
  8. “A ocultar el cuadro del Sagrado Corazón o a decir que no creíamos en ningún Dios” (Pérdida de la Religiosidad).

Estos son algunos de los problemas identificados utilizando como fuente los problemas señalados por el Padre Lester, con un carácter realista de la situación en que vivimos. Podríamos abordar cada uno de los puntos y seguramente nos quedaríamos cortos con estos puntos. Muchos otros podrían salir a colación. Pero más allá de las problemáticas, las consecuencias, la mirada tiene que ser hacia el futuro para replantearnos esa pregunta en clave de: ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo soñamos a Cuba? ¿A dónde queremos llegar?

En una extendida conversación la primera vez que conocí a Dagoberto pude encontrar una de las posibles soluciones, o como preferimos llamar caminos a desandar para replantearnos estas máximas. Todo empezó con aquel diálogo del gato y Alicia en el país de las Maravillas: Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí? Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar dijo el Gato. No me importa mucho el sitio… dijo Alicia. Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes, dijo el Gato.… siempre que llegue a alguna parte, añadió Alicia, como explicación. ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte aseguró el Gato, si caminas lo suficiente!

Podemos fácilmente identificar que el problema no solo es el camino a tomar, sino la meta a la que se quiere llegar, ella te indicará el camino a seguir. Y para ello necesitamos repensar esto como nación de dentro y fuera de la isla, de jóvenes y adultos, de cubanos a fin con el sistema sin rencores y cubanos opuestos al mismo sin peyorativos, solo así podremos pensar y hacer Cuba diferente, con todos y para el bien de todos como lo quería el apóstol. Es esta la tarea más difícil que tenemos por delante en los próximos años, una que no permite demora. Toda la inmediatez para realizarla desde ya es poca. Antes que se siga desgarrando la nación cubana, antes que el daño sea irremediable, si ya no lo es, sin pesimismos, ni positivismos, pero siendo realistas de lo que tenemos, y los que nos falta por construir, sin más proyectos, planes o modelos fallidos, sino manos para hacerlo y hacerlo duradero. Solo así podremos ser felices y felices aquí, ahora, en nuestro país, sin nostalgias, ni otros cielos o exilios propios o impuestos. Está en juego la vida de la nación.

Fray Amed Acosta Hernández (Novicio Dominico)

 

 

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