Para proteger al consumidor: confianza, responsabilidad y variedad

Martes de Karina

Por primera vez en Cuba, se plasmará en una ley, los derechos de los consumidores. Aunque un poco tarde, es algo bueno. Si hasta el momento, los mecanismos de protección han sido proporcionados por los proveedores de los servicios y productos (o sea, podíamos quejarnos al mismo ente que nos irrespetó), ahora, supuestamente tendremos una instancia judicial a quien acudir.

Como consumidora, quisiera hacer mis demandas antes de que salga la versión definitiva de la ley anunciada, que no sé si serán mucho pedir pero es lo que espero que incluya como mínimo una ley que me protegerá en mis relaciones comerciales.

Espero que la nueva ley promueva el respeto a los consumidores, eliminando la revisión obligatoria en la puerta de las tiendas cuando usted sale con lo que adquirió. Y también eliminar la prohibición de entrar con bolsos a los establecimientos. Debe promoverse el respeto a los consumidores. Si se eliminan esas disposiciones, dejaremos de ser considerados ladrones hasta que demostremos lo contrario. Sería una muestra de respeto a la dignidad de los consumidores.

Quisiera dejar de escuchar la frase “yo no tengo la culpa”, que esgrimen los dependientes ante un reclamo de un cliente. Ya sabemos que él o ella no son los que producen el artículo ni deciden en la mayoría de las ocasiones. Pero esa frase es fatal para los clientes, que nunca podemos llegar al que tiene la culpa de la inconformidad. Deja una sensación de indefensión que debe tratar de evitar cualquier ley en pos de la protección de los consumidores. Los que trabajen directamente con el público deben poder responder por lo que ofrecen. Y si no tiene una respuesta, debe transmitir a los que pueden decidir, las quejas e insatisfacciones. Debe educarse a los trabajadores en la ética de que el cliente es digno de ser escuchado y su trabajo es intentar complacerlo.

Una cosa que nos protegería como consumidores es no tener una sola opción de compra. Si bien la calidad y la cantidad apropiada son importantes, también lo es la variedad de opciones y precios, de manera que podamos escoger la que mejor nos complazca. Algo que ha empoderado a los proveedores de productos y servicios es la monopolización de su oferta. En la mayoría de las ocasiones tenemos una o pocas más alternativas. Eso nos obliga a aceptar precios exorbitantes y calidad mala o media. En cualquier caso, sería conveniente que se facilitara la devolución de una compra equivocada y la compensación por un servicio mal prestado.

Confianza, responsabilidad y variedad, son tres cuestiones que deben, de alguna manera, promoverse para que los consumidores actuemos en el mercado con mayor protección y libertad. Esperemos que la nueva ley nos ponga como consumidores en una posición más ventajosa.

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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