El protagonismo de la sociedad civil en la economía cubana

Por Jorge Ignacio Guillén Martínez
Foto de Yoandy Izquierdo Toledo

Foto de Yoandy Izquierdo Toledo

Dentro de la sociedad civil cubana se va perfilando una mayor definición y complementación de los diferentes roles de cada uno de los grupos y proyectos que la integran. Asimismo, la economía que queremos construir para el futuro de nuestra Nación, demanda una definición y complementariedad entre los diferentes actores que deben participar en su construcción. Siendo los principales, entre estos últimos: el Estado, el mercado y la sociedad civil.

Específicamente la sociedad civil es el más reciente en el debate sobre modelos de economía para el futuro de Cuba, pues al igual que en todos los demás países del mundo, el debate tradicional casi siempre se ha limitado a dos actores fundamentales: el Estado y el mercado. Cabe añadir también que, dentro de esta tendencia internacional, existe otra aún más peligrosa que es la de perfilarse -la mayoría de las veces- a los extremos; abundan muchísimo las experiencias históricas que, o bien se van totalmente a un lado, o bien al otro, oponiéndose además excluyentemente.

 

En la actualidad, se puede decir que una parte de los países del mundo ha comprendido este problema, y avanzando hacia modelos menos excluyentes y más equilibrados han logrado superar inmensos desafíos. Sin embargo, todavía persisten las tendencias a los extremos y las reducciones inaceptables que solo toman en cuenta a algunos de los actores de la vida económica.

 

Olvidarse de la sociedad civil es olvidarse de la gente

 

Como ya he afirmado en varias ocasiones, Cuba se encuentra en un momento trascendental de su historia, esta es época de definir, de pensar, de diseñar y de aunar esfuerzos por un futuro mejor. En economía, hay algunas preguntas que se imponen de manera inmediata: ¿Qué modelo económico quiero para el futuro de Cuba? ¿Qué papel juega la persona y el respeto a su dignidad en ese modelo que sueño? ¿Qué pasa con la eficiencia, la justicia, la libertad y la equidad en ese modelo? ¿Qué actores son determinantes para la construcción de ese modelo, y cómo deben relacionarse entre sí?

Para muchos la solución está en el mercado, apostando a que este, por sí solo, logrará conjugar los objetivos de equidad y justicia social con los de libertad y prosperidad. Otros se inclinan por la alternativa opuesta, creyendo que el Estado paternalista logrará conjugar estos objetivos y propiciar un verdadero desarrollo, sin explotación, donde todos seamos solidarios y convivamos en paz. Ambas opciones representan reverendas falacias, la historia lo ha demostrado una y otra vez.

 

Lo anterior ha sido comprendido por muchas personas en todo el mundo, y como resultado han ido surgiendo formas más equilibradas de conducir la economía. Es en este marco que han tomado fuerza los conceptos de economía social y solidaria, economía del bien común, economía social de mercado y otros modelos que intentan alejarse de los extremos y asignarle un lugar más central a la persona humana. Los llamados estados de bienestar, presentes principalmente en los países nórdicos y otros países del mundo, son también ejemplos convincentes que demuestran que equilibrar un modelo económico hacia un mayor papel y protagonismo de la sociedad civil, aumenta considerablemente nuestras posibilidades de acceder a un verdadero desarrollo humano integral.

 

En Cuba, aunque el debate es más reciente, considero que predominará el criterio de que olvidarse de la sociedad civil es lo peor que nos pueda pasar. Por un lado, nos han hablado tan mal del mercado durante más de 50 años que hemos entendido -en alguna medida- que él solo no resolverá nuestros problemas; y por otro lado hemos padecido el absurdo de la planificación central y del control casi total de la economía y la sociedad, por lo que también tenemos la certeza de que esto no representa la solución a nuestros problemas. Me alegra, que al menos en la mayoría de los espacios en que me desenvuelvo (Universidad-Iglesia-sociedad civil) predomina el criterio de que la economía cubana necesita un equilibrio y complementariedad entre sus diferentes actores, y no un modelo parcializado hacia uno de ellos, mucho menos un modelo que aplaste y excluya a la sociedad civil.

 

En la economía cubana hoy: ¿qué significa que la sociedad civil sea protagonista?

 

Los cubanos debemos entender de una vez y por todas que una economía eficiente, justa, y equitativa, no se hace de arriba hacia abajo, no se crea por decreto ni por la sola interacción de oferta y demanda y la mano invisible del mercado.

 

Esta nueva economía que Cuba necesita la tenemos que hacer, construir, desarrollar y proteger los ciudadanos. Ciudadanos que organizados en las redes de una sociedad civil vigorosa y madura se comprometen, toman las riendas de su futuro y el de la Nación para, unidos en la diversidad, protagonizar el cambio que deseamos.

 

El libro de Ética y Cívica del Centro de Estudios Convivencia define algunos roles y funciones a través de las cuales la sociedad civil debe protagonizar -entre otras cosas- la construcción de una economía más prospera, más justa y más equitativa. A continuación, menciono algunos de ellos:

 

1.La sociedad civil puede protagonizar la construcción de una nueva economía, a través de la educación. Organizándose para inculcar los valores de una economía eficiente y próspera pero también lo más justa y equitativa posible, que respete a la dignidad de la persona y que no se centre solamente en el paradigma de la eficiencia. En Cuba, educar en estos valores es sin dudas un reto inmenso, pero estoy convencido de que la manera más eficiente de promoverlos es trabajando desde la base, desde la economía familiar y comunitaria, desde las pequeñas iniciativas que nacen en el seno de la sociedad civil. Como ya he afirmado, ni el mercado ni el Estado por sí mismos construyen estas relaciones, es la ciudadanía la que debe protagonizarlas y para ello por supuesto que debemos partir de nuestra formación como personas y como ciudadanos libres, responsables y democráticos.

 

2.También la sociedad civil protagoniza este cambio, participando, creando y articulando redes de solidaridad entre los ciudadanos. Siempre van a existir los excluidos, marginados, los pobres… en este campo la sociedad civil también tiene grandes potencialidades para transformar la realidad, solidarizándose tanto de manera asistencial (con las personas afectadas) como de manera proactiva para ayudar a que cada día sean menos los excluidos y marginados. Estas redes pueden ser entre grupos de trabajadores, mutualidades, cooperativas, entre empresas, entre asociaciones y ONG, Iglesias, etc.; y pueden convertirse en un complemento decisivo para las políticas de seguridad social que según el principio de subsidiariedad deben encaminarse a la construcción de una economía más justa y sostenible.

 

3.Para terminar, otro rol de vital importancia que los ciudadanos debemos asumir es el de ser factor de presión, para controlar, denunciar y regular la agencia del mercado y del Estado. Es necesario que la sociedad civil logre participar en el diseño, control y regulación de las políticas públicas, configurando un protagonismo tal que lleve tanto al mercado como al Estado a ser servidores y no dictadores de la ciudadanía. Sin este factor, no es posible la construcción de una nueva economía para Cuba, pues los intereses que primarán, difícilmente sean los de sus ciudadanos.

 

Me he limitado a mencionar solo tres roles que permitirían la concreción del protagonismo de la sociedad civil en la economía cubana, sin dudas existen muchos otros. Nos toca a los ciudadanos ir descubriéndolos a través de nuestra participación activa en estas y otras iniciativas. Solo nosotros podemos conquistar este sueño para Cuba, nadie nos lo otorgará ni facilitará.

 

Ya muchos hemos comprendido que la sociedad civil debe ser protagonista, ahora comprendamos de una vez y por todas que ese protagonismo no nos caerá del cielo, sino que lo construimos nosotros día a día, desde nuestros espacios y con nuestras pequeñas posibilidades.

 

Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).

Laico católico.

Estudiante de Economía.

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