Peripecias de un jubilado en Cuba

Por Wilfredo Denie Valdés
¿Cuáles son las peripecias de un jubilado en Cuba?

¿Cuáles son las peripecias de un jubilado en Cuba?
La mayor aspiración de cada trabajador después de haber aportado lo mejor de su vida a la sociedad, es llegar a la jubilación y poder disfrutar los pocos años que le quedan en su tránsito efímero, muchas veces llenos de achaques y falta de animosidad.
Y surge la pregunta: ¿Cuáles son las peripecias de un jubilado en Cuba? ¿El derecho al descanso espiritual? ¡No! No ha pasado una sola semana de su retiro, cuando se cerciora que algo ha pasado y que él, como jefe de familia, no puede permanecer ajeno a la situación que presenta el país. Ha cambiado sus instrumentos de trabajo por la “jaba”, ya que nota que la despensa está vacía. El descanso espiritual al que aspiraba ha cambiado bruscamente de rumbo, de su inútil aspiración de vivir en paz rodeado de sus familiares y amigos más cercanos. Se encuentra aislado en su propio terreno que lo vio nacer y de los pueblos más cercanos que pensaba visitar cuando llegara la jubilación. No hay transporte; colas interminables en busca del sustento diario con un retiro que se ha quedado relativamente en la mitad de su salario que recibía cuando era trabajador. Nota rápidamente que sus entradas no le alcanzan para cubrir las necesidades más perentorias.
El cubano, por naturaleza, siempre se ha destacado por su laboriosidad, por ser emprendedor, ingenioso, sagaz y otras muchas virtudes que le han hecho acreedor de la fama de poder levantar la economía del país en el transcurso de nuestra historia republicana, mientras ha sido dueño de su destino, sin trabas, viviendo en democracia y libertad plena.
La injusticia social ha conseguido que el trabajo sea odiado, convirtiéndose en estigma de servidumbre; no puede amarse lo que se impone precozmente, como una ignominia o un envilecimiento, bajo la esclavitud de yugos torpes, ejecutado por hambre, como un suplicio, en beneficio de otros. Esto ha sido motivo de que muchos trabajadores laboriosos y honrados, ansíen llegar a la vejez para lograr su jubilación, por muy poco remunerada que sea, para desprenderse del yugo a que está condenado.
El trabajo será bello y amado cuando represente una aplicación natural de las vocaciones y de las aptitudes y que los bienes materiales y espirituales sean propiedad de los que lo producen a favor de toda la sociedad, aunque se opongan intereses creados por los que viven en la quietud. La ciencia permitirá aplicar la conciencia del esfuerzo humano y disminuir a corto plazo el trabajo obligatorio.
Para sentirse felices, cada hombre debe hacer lo que mejor conviene a su temperamento y sus aptitudes, siempre que los resultados convengan a fines útiles y bellos. Cumple el deber de producir y tiene el derecho de consumir dando lo que puede, su fuerza y su ingenio, y merece lo que necesita para su bienestar físico y moral.
Cuba, nuestra tierra generosa, siempre ha sido capaz de abastecer de mercancías los mercados con la laboriosidad de las fuerzas productivas, creadoras de los bienes materiales y espirituales de la sociedad, más cuando estas son bien remuneradas.
Todo lo que es orgullo de la humanidad es fruto del trabajo. Lo que es bienestar y lo que es nobleza, lo que es dignidad del hombre. Sólo por él consigue la libertad y respeto de sí mismo.
El trabajo es un derecho inalienable del individuo y el Estado está en la obligación, sin importarle sus tendencias políticas, de emplear los recursos que sean necesarios para proporcionar ocupación a todo el que carezca de ella y asegurará a todo trabajador manual o intelectual, las condiciones económicas para una existencia digna.
La ley está en el deber de regular periódicamente los salarios a sueldos mínimos por medio de comisiones paritarias para cada rama de trabajo y se autoriza la congelación de salarios por parte del Gobierno.
Se establecen los Seguros Sociales como derecho irrenunciable e imprescriptible de los trabajadores con el concurso equitativo del Estado, a fin de proteger a estos de manera eficaz contra la invalidez y la vejez.
Para hacer cumplir la ley de amparo a los trabajadores, como contrapartida, el Estado está en el deber de reconocer el derecho a la sindicalización de los trabajadores de forma libre y democrática con personalidad jurídica por lo cual estos no podrán disolverse sin que recaiga sentencia firme de los tribunales de justicia. Asimismo, reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para exigir sus demandas y reivindicaciones.
La lucha de los trabajadores por mejorar sus condiciones de vida a través de sus organizaciones sindicales dio como resultado, el reconocimiento del derecho del pago doble de horas extras, la Jornada de Verano, compartida por los trabajadores durante los días de la semana de martes y jueves. Cualquier jubilado en Cuba antes de 1959 podía recrearse en la playa más cercana y familiar: Las Canas, lugar donde existía un Patronato integrado por las clases vivas de la población pinareña y cuyas aguas se mantenían limpias y bien cuidadas. También existían instalaciones de baile, restaurantes, establecimientos comerciales con surtidos a bajos precios, bebidas y licores, juegos lícitos y todo tipo de centros de recreación. Podemos decir que por el cuidado y el mantenimiento sistemático que tenía, este balneario era el favorito del pueblo pinareño para recrearse ampliamente. Además se contaba con una red de transporte capaz de trasladar a ese hermoso lugar a miles de excursionistas. Era una playa donde el pueblo disfrutaba a plenitud. Allí se alquilaban bicicletas, lanchas, botes y ocurría la celebración de carreras acuáticas. A todo lo largo de la playa había decenas de sombrillas y varios muelles con una fabricación óptima.
Otros pinareños preferían visitar los centros turísticos sin ningún tipo de discriminación y los precios estaban al alcance de todo el pueblo, sin ataduras de ninguna clase. Había en la ciudad varios cines que ofrecían en sus salas lo mejor del séptimo arte sin repetir las mismas películas. Se proyectaban en la misma tanda, comedias, episodios, cartones, (muñequitos), avances, etc. Otras veces estos cines se convertían a la vez en teatros donde se presentaban las mejores compañías teatrales, tanto locales, nacionales como extranjeras, incluyendo además espectáculos culturales donde actuaban los mejores cantantes populares, como la Corte Suprema del Arte, incluyendo artistas famosos, tales como Libertad Lamarque, Jorge Negrete, Esperanza Iris, la famosa “Tongolele”, Tito Guizar y otros no menos importantes. También se presentaba la famosa Banda de Benny Moré, la orquesta “Riverside”, Tito Gómez, orquestas del patio “Rolando Lluís”, Jacobo Rubalcaba y tantos otros de grata recordación.
Muchos, entre jóvenes y viejos, participaban en las tertulias juevinas, sabatinas y dominicales y otras que se formaban todas las noches en esquinas principales y otros sitios como sociedades, donde se trataban aspectos culturales, políticos, científicos y demás, sin que fueran molestados por las autoridades militares, ni policíacas. Todos éramos una gran familia. Y qué decir de los bares, que sumaban decenas, donde se servía la sabrosa cerveza con su respectivo saladito de lechón, chicharrones, aceitunas, queso, jamón, a precios módicos, así como los restaurantes fuera de la ciudad, tales como Rumayor, El criollo, y otros. A través de la calle Martí (Real) parqueaba una caravana de autos de alquiler que con pocos recursos le trasladaban a cualquier punto de recreación, así como Empresas de Ómnibus que solo cobraban 5 centavos y recorrían hasta cuatro kilómetros a la redonda de la ciudad.
Por otra parte, los mejores equipos de beisbol de otras provincias jugaban en Pinar del Río con novenas locales, en el estadio de la calle Sol, así como los mejores boxeadores de Cuba cruzaban guante con corajudos pinareños, tales como los hermanos Ochoa, Rolando (Kid baturrito), Maravilla, Abad y otros. También muchos pinareños se dedicaban a la pesca sin necesidad de tantos controles por las autoridades. Otros jugaban el billar, la viuda, la piña y la carambola por ser su hobby.
El pueblo se sentía feliz, amaba, cantaba, jugaba, vivía la vida a plenitud, decir otra cosa es faltar a la verdad. Para el jubilado ahora, hablar de recreación, de visitas, de juegos, de eso nada. Su corazón ha quedado vacío. Ya no habrá más descanso para su vida hasta que llegue el momento de su eterna despedida.

Hemos llegado a la conclusión de que el que se jubila en Cuba, vive constantemente en un estrés que será incurable hasta que no cambien las viejas estructuras de nuestra sociedad.

(Pinar del Río, 1926) Periodista.
Lic. en Historia.
Historiador de la ciudad durante mucho tiempo.
Fundador del Movimiento 26 de Julio en su provincia.
Ex-Director del Instituto de Amistad con los Pueblos en P. del Río.

 

 


Wilfredo Denie Valdés

Scroll al inicio