Nuestros pensadores (XIII): “Antonio Govín Torres”

Por Héctor Maseda Gutiérrez
 
Antonio Govín Torres.

Antonio Govín Torres.

Antonio Govín Torres (1849-1915). Abogado, escritor, ensayista, orador, jurista, político y miembro de la institución masónica en la que ocupó la máxima responsabilidad nacional (1877-1890). Miembro fundador del Partido Liberal Autonomista y con el tiempo uno de sus principales ideólogos y su secretario general. No dejó de señalar y combatir los fraudes e injusticias del régimen colonial español en Cuba. Como político liberal, mantuvo una lucha cerrada en cuanta tribuna y medio de difusión masivo tuvo posibilidad de exponer sus principios filosóficos y políticos, pero tolerante en extremo, pues no se aferraba al defender sus ideas. Prueba de ello lo constituye el hecho de aceptar un encuentro con Juan Gualberto Gómez para propiciar un acercamiento con José Julián Martí y Pérez y el Partido Revolucionario (de carácter independentista) que presidía nuestro Apóstol debido, esencialmente, a su amor a la Patria y a que ambos eran miembros de la institución masónica. Al estallar la tercera y última guerra de independencia en Cuba (24 de febrero de 1895) se vio obligado Govín a marchar hacia los Estados Unidos de Norteamérica. Es en el exilio cuando se entera de que la reina regente de España, María Cristina, había promulgado un decreto (1895) en el que se le concedía la autonomía a Cuba. Govín fue llamado por el presidente del gobierno liberal autonómico en Cuba, José María Gálvez, para que ocupara la cartera de secretario de gobernación y justicia. Posteriormente, al establecerse la República de Cuba (1902), Antonio Govín Torres es propuesto y ocupa la Cátedra de Derecho Administrativo en la Universidad de La Habana, así como el cargo de Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Es autor de múltiples obras de Derecho, políticas filosóficas y masónicas que se publicaron en las más importantes revistas y periódicos nacionales de la época. Sus obras tituladas: “Derecho administrativo vigente en Cuba” y sus “Comentarios a la ley de enjuiciamiento civil” fueron las que obtuvieron mayor relevancia y divulgación. Dirigió la “Revista general de derecho y administración”, órgano oficial del Colegio de Abogados de La Habana. Además, obtuvo como premio la medalla de oro en el certamen celebrado en el círculo de abogados de La Habana con su memoria “De la importancia del estudio del Derecho Romano para el conocimiento de nuestra legislación” (1880).

 

Antonio Govín Torres nació en la provincia de Matanzas, Cuba, el 22 de septiembre de 1847. Varios autores discrepan de esa fecha y la fijan en el año 1849. El autor de este ensayo considera que es 1847 el dato más probable de su nacimiento, por ser así como lo recoge el Diccionario Enciclopédico Masónico. Procedía de una familia de bajos recursos económicos. Cursó sus primeros estudios en su ciudad natal. Siendo adolescente viajó a La Habana para continuar sus estudios universitarios. Ingresó en la Universidad de La Habana (1867). Pudo costearse sus estudios superiores al ofrecer clases particulares a niños y adolescentes. Se graduó de Doctor en Derecho con notas de excelente (1871). Abrió un bufete como abogado en la ciudad de Matanzas. Al poco tiempo de establecerse, ganó una gran clientela al ser reconocido como un talentoso jurisconsulto, apreciado además como excelente orador y polemista.

 

Colaboró como periodista y ensayista en la Revista de Cuba y los periódicos El TriunfoEl País y El Nuevo País. Igualmente se destacaría en sus labores intelectuales de escritor por la rigurosidad empleada en sus obras y como crítico en la profundidad de los análisis que realizaba. Además de los dos libros ya mencionados y de gran notoriedad, fue autor de obras acerca de otros temas que abarcaron tanto los de carácter jurídicos como fraternales, filosóficos y sociológicos, y que se convirtieron en fuentes de estudios posteriores por especialistas y estudiosos de esos tópicos, tales como: “De los elementos constitutivos del delito”, 1879-1880; “De la propiedad intelectual ante la Filosofía del Derecho y la Legislación”, 1879; “Las Leyes Especiales”, 1880; “La Defensa de El Triunfo”, 1881; “Circular Especial del Gran Maestro sobre el verdadero concepto de la Masonería y la admisión de señoras en ella”, 1882 y “Elementos teórico-prácticos del Derecho Administrativo vigente en Cuba”, 1882-1883.

 

No podemos pasar por alto su destacada participación en la vida política que tuvo lugar en Cuba a partir de la firma del conocido Pacto del Zanjón (1878). Fue precisamente en ese período en que se produjo un desarrollo intenso en la sociedad cubana de la posguerra, como certeramente señalan las historiadoras francesas Dominique Soucy y Delphine Sappez, Doctora en Historia y Profesora de la Universidad del Franco-Condado (Francia), la primera; y Licenciada en Estudios Hispánicos y Miembro del Centro de Estudios Históricos de la Universidad de Zaragoza, España; la segunda, en su ensayo compartido titulado “Masonería y autonomismo en Cuba”, donde afirman que: “(…) se fundan los primeros partidos políticos ese mismo año; se multiplican las asociaciones profesionales, comerciales de socorro mutuo y se consolida también la masonería (…)”. Debido a estas nuevas circunstancias históricas, las dos vertientes liberales más fuertes de la capital colonial que jugaron un papel fundamental durante el período que abarca los años 1878-1895, ambos incluso; se convertirían en los dos pilares en los que se elevó la sociedad cubana del momento: el Partido Liberal Autonomista (PLA) -a partir de 1881- y la Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba (GLUCIC). Con el transcurso del tiempo, la historia le reservaría a Govín un destacado papel en esa época y circunstancias presentes que, sin duda, le convertirían en uno de los principales protagonistas en los cambios socio-políticos que tendrían lugar en Cuba, al convertirse en el principal ideólogo del PLA al mismo tiempo que Gran Maestro de la GLUCIC. Recordemos que desde el año 1870, la Masonería en Cuba era considerada por todas las instancias gubernamentales coloniales españolas, la principal constituyente de la base fundamental y la dirección militar del movimiento independentista que inició en octubre de 1868 y no concluyó hasta 1898. A partir de 1870 la persecución, arresto, largas condenas y ejecuciones de masones no se hizo esperar, sobre todo en la región oriental. Entre ellos, se destaca la aprehensión y el asesinato del Gran Maestro, Andrés Puentes Badell.

 

No es menos cierto que Antonio Govín era considerado un hombre de elevados principios ético-morales por la habilidad y la corrección que empleaba en todas sus proyecciones profesionales e intelectuales, políticas y fraternales. De ahí que la consolidación del Programa Autonomista y su conversión de Partido Liberal a Partido Liberal Autonomista, tuvo mucho que ver con el papel desempeñado por Govín en las proyecciones, programas y conducta política a seguir por el nuevo Partido Liberal Autonomista, dada la condición de ideólogo principal y secretario general de esa agrupación política. Las ideas básicas de Govín quedaron plasmadas en un ensayo que tituló: “Nuestra Doctrina”. En esta investigación delineó, con lujo de detalles, el programa del partido y él mismo, por su condición de abogado tuvo que defenderlo ante el Tribunal de Imprenta, cuya magistral defensa logró un fallo absolutorio para el periódico. Este acto de derecho logró la legalización futura de la divulgación acerca de las ideas autonomistas en la Isla y dejó sin lugar una acusación de “conspiración contra el gobierno colonial” emitida por este último contra Govín y los directivos de El Triunfo.

 

La actividad masónica desarrollada por Antonio Govín Torres comenzó desde épocas tempranas, con apenas 27 años. Su recorrido se produjo rápidamente. La ceremonia de Iniciación se produjo en la R. L. “Amor Fraternal” el 26 de julio de 1874. Fue ascendido al Segundo Grado de Compañero Masón en el mismo taller el 3 de diciembre y exaltado al Sublime Grado de Maestro Masón el 22 de ese mismo mes y año. Utilizó el seudónimo de Krause, práctica usual de los masones para proteger a su familia, sus bienes y su propia vida o libertad. Ocupó el cargo de Orador de su logia (1875) que lo simultaneó con la de Diputado de la Logia Provincial de Occidente. Se destacó por sus excelentes y enjundiosos discursos. Se convirtió en el Venerable Maestro de su Taller en 1876. Fue un incansable luchador a favor de la independencia del simbolismo de los tres primeros grados masónicos y abogó por la separación de los grados superiores del Rito Escocés, Antiguo y Aceptado (4to. al 33ro.). Su postura de principios humanos y fraternales, patrióticos y filosóficos le permitieron ganar el respeto de todos los masones cubanos sin distinción.

 

Es precisamente en la década de los años 80 del siglo XIX cuando se une la Gran Logia de Colón (GLC) con la Gran Logia de la Isla de Cuba (GLIC) -esta última dirigida por su Gran Maestro Aurelio de Almeida- fusión que produjo el surgimiento de la Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba (GLUCIC). Finalmente, después del análisis y discusión de los temas abordados, se tomaron los acuerdos pertinentes y se concluyó con un proceso de elecciones libres y secretas, del cual Govín resultaría su Gran Maestro, maestría que se extendería durante diez años por su pericia y experiencia, inteligencia y profesionalidad al frente de la Masonería simbólica cubana. Debo significar que Govín Torres y Aurelio de Almeida, con esta unificación, fueron los artífices para superar un diferendo que existió durante varios años entre estas dos grandes potencias masónicas cubanas que, finalmente, tendieron los puentes de franca y sana comprensión al converger en los puntos comunes y esenciales que, por mutuo acuerdo, deberían ser respetados en lo sucesivo para superar posibles diferencias futuras.

 

Antonio Govín Torres falleció el 14 de noviembre de 1915 en su ciudad natal. A su cadáver le rindieron tributo miles de ciudadanos y hermanos masones debido al respeto y admiración personales que sentían hacia él; así como se reconoció su obra como jurista, intelectual, fraternal y política asumida a lo largo de su fructífera existencia.

 

No debe pasarse por alto la declaración pública que realizó a su regreso a Cuba luego de instalada la Autonomía en Cuba por un decreto firmado por la reina regente de España concediéndola, para hacerse cargo de la secretaría ministerial de Gobernación y Justicia: “(…) había defendido esta fórmula de gobierno -afirmó- bajo la soberanía de España y aunque llegaba tarde, tenía el deber de ocupar su puesto en el gobierno autonómico”. Sin duda esta idea demuestra su humildad personal y responsabilidad ciudadana ante su pueblo. En justo reconocimiento a su vida ejemplar y obra imperecedera, en la localidad de Casablanca, próxima al puerto de La Habana, se fundó y aún existe una Logia Masónica que lleva su patronímico.

 

En justo reconocimiento hacia Govín, es obligatorio para el autor de esta investigación histórico-biográfica, exponer varias conclusiones a las cuales he llegado:

 

  1. Si deseáramos definir al V.H. Antonio Govín Torres de forma precisa y concreta, podríamos afirmar que fue un destacado y consciente patriota de su época, gran ideólogo y político liberal del ala progresista, masón ejemplar, orador brillante y hombre de amplia cultura, elevado sentido del honor y probidad ejemplares.

 

  1. Por su condición de político liberal y ostentar la máxima responsabilidad de la Institución Masónica en Cuba durante una época y circunstancias apremiantes y exigentes definiciones que no admitían dilaciones innecesarias; tuvo un comportamiento destacado como cubano al defender sus ideas con el valor que otorga la razón; la inteligencia que ofrece la racionalidad en los debates y tribunas públicas y el honor que ilumina a todo hombre nacido con el siglo y para su pueblo. Govín defendió en todo momento la construcción de una sociedad laica en Cuba, al igual que los principios acompañantes de esta acerca de la paz, la libertad e igualdad de los ciudadanos cubanos ante la Ley.

 

  1. Govín tenía un concepto amplio y extendido en el tiempo acerca de la ciudadanía. Consideraba era necesario comenzar por la educación de cada cubano. La formación de los futuros conciudadanos era lo primero antes de que le fueran concedidos los derechos que le correspondían con la finalidad de que estuvieran plenamente aptos para ejercerlos y que la soberanía radicara realmente en el pueblo. Los temas de la educación para todos y la capacidad jurídica de la mujer, de la población negra y las clases populares en general, fueron temas recurrentes en sus discursos, artículos, ensayos, obras literarias y programas políticos del Partido Liberal Autonomista.

 

  1. La Autonomía pudo significar -a corto plazo- una emancipación limitada en el momento histórico en que surgió en Cuba como fuerza alternativa después del Pacto del Zanjón. Pero debe admitirse que implicaba, en un futuro a corto plazo de acuerdo al proyecto del PLA, la emancipación total e independencia de la metrópoli española, por otros métodos pero tan lícitos como los empleados por los defensores del independentismo.

 

(Continuará)

Estos trabajos sobre los Pensadores cubanos han sido escritos para la publicación “Misceláneas de Cuba” en Suecia. El autor y el director de dicha publicación, han autorizado para ser publicados dentro de Cuba en la revista Convivencia.

 

Bibliografía

  1. Enciclopedia Wikipedia, actualizada.
  2. Enciclopedia Universal Ilustrada.
  3. Diccionario Enciclopédico Ilustrado.
  4. Diccionario filosófico masónico.
  5. Diccionario de la Literatura Cubana. Editorial Letras Cubanas. Año 1980.
  6. “Autonomismo y masonería en Cuba”. Dominique Soucy y Delphine Sappez. Ensayo presentado en el I Simposio Internacional de Historia de la Masonería Latinoamericana y Caribeña. La Habana. Cuba. Diciembre de 2007.
  7. Exposición sobre el Autonomismo que elevaron al Supremo Consejo del Gran Oriente de Colón todos los Cuerpos Masónicos regulares del Oriente de La Habana. Anuario de la Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba (GLUCIC, 1885-1886).”

“Masonería y nación”. Dominique Soucy. Año 2006.

  1. “Redes masónicas y políticas en la construcción identitaria cubana (1811-1902). Dominique Soucy. Año 2006. Págs. 172-186.
  2. “Liturgias de los treinta y tres grados de la verdadera masonería”. Alfonso de Covadonga. Brownsville. C.B. Segura. 1866.
  3. “La restauración en Cuba. El fracaso de un proceso reformista”. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid. Año 2000.
  4. “El masón y el ciudadano”. Antonio Govín. La Verdad. Mayo de 1885.
  5. “Antonio Govín, un olvidado” Emilio Jorge Reyna. Perfiles. La Habana. Año 1964. Págs. 45-57.
  6. “Historia de la masonería cubana. Seis ensayos”. Eduardo Torres-Cuevas. La Habana. Imagen Contemporánea. Año 2005.

 

Héctor Maseda Gutiérrez.

Uno de los 75 presos de conciencia del 2003. Agencia DECORO.

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