“Obra de Sitio: Una y mil mesas”

Propuesta de inauguración: 20 de abril de 2019. Sábado Santo. 12:00 m.

Lugar: Parroquia “Nuestra Señora de la Caridad del Cobre”, Pinar del Río, Cuba.

Propuesta de emplazamiento dentro del Templo: Presbiterio, frente a la mesa del Altar.

Título: “Una y mil mesas”

Técnica: Instalación

Materiales: Madera, pintura, cera

Año: 2019

Dimensiones del conjunto: Variables

Autora: Wendy Ramos Cáceres

Se trata de cinco mesas, cuatro de madera policromadas en tono azul, y la mesa del Altar. Las mesas están colocadas una “dentro” de otra, de manera escalonada, desde la más pequeña, hasta la más grande. Sobre cuatro de ellas, partiendo de la más baja hasta la cuarta, habrá una estatuilla de madera. La quinta mesa queda vacía.

El Sábado Santo es el día de la Semana Santa dedicado al silencio y la meditación “acompañando a María”, es “la noche de la Fe”. Por eso lo elijo para mostrar de manera figurativa (las estatuillas) lo que la Iglesia llama “El Ángelus”, es decir, la historia de la Encarnación de Dios en María, mujer de tierra, “Diosa Madre” se podría decir. Es ese “meditar en el corazón” las escenas y pasajes que nos cuentan cómo María se fue haciendo a la Voluntad del Padre, para luego dejar ir al fruto de sus entrañas.

Estas razones justifican que la quinta mesa quede “desnuda”, sin pieza, sin título, solo ella. Única herencia que nos dejó Jesús: la Mesa. Signo del sacrificio y el anonadamiento al que voluntariamente se sometió.

La mesa como símbolo:

Es la mesa uno de los muebles más comunes tanto en las casas, como en oficinas y talleres. Las hay de disímiles formas, tamaños y diseños; pero todas tienen como fin común congregar en torno a ellas objetos, y sobre todo, personas. Particularmente “comer” es uno de sus fines fundamentales. En la Biblia comer es conocer. Por ello desde lo personal doy trascendencia cardinal a este mueble. Es en función de este significado simbólico que tiene, o adquiere, o le aporto, que proyecto estas piezas. Y no solo una, sino cinco, como número que representa mitad y completamiento. Son mesas que de forma escalonada y ascendente narran una historia. La historia de salvación del pueblo de Israel. Mas en este contexto se convierte en historia particular y colectiva, en secuencia que se proyecta sobre cada uno.

Descripción de las piezas:

  1. “Estoy contigo”

La Anunciación:

“El Ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo”.

Esta pieza estará ubicada a la izquierda en la mesa más baja. A penas a 16 cm del suelo. La escultura representa el momento de la Anunciación del Ángel a María, momento crucial para la historia de la humanidad.

Una pieza figurativa que se contorsiona de manera grácil y sensual. Con un fuerte dominio de las líneas, especialmente las curvas, se muestra esta imagen en aras de “recibir”, de ofrecerse sin ninguna atadura. Los brazos se distorsionan y recomponen como símbolo de apertura y don de sí misma. La cabeza erguida y casi en éxtasis, se hace cómplice del anuncio del Ángel y su respuesta: “Estoy contigo”.

  1. Ángel encinta”

La Encarnación:

“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

Ubicada en la segunda mesa, y un poco más a la derecha, se ubica “Ángel encinta”. Es obviamente la continuación histórica de la primera pieza. Es el Sí de María, es la aceptación de un plan que no conoce plenamente, pero se fía. Ya los brazos no están en agitación, el movimiento es diferente; se acercan a su cuerpo, a la tierra, toma conciencia (ella) del mensaje divino que está recibiendo. La actitud la mantiene, continúa erguida, la cabeza alta, llena de esbeltez y garbo. Acepta la Maternidad Divina que se le está anunciando, quizá por eso no se completa la forma oblicua que podría tener el vientre, sino que se trunca de manera triangular, significando la naturaleza de tal compromiso. Su pose es una actitud, un estado, posición que se adopta frente a determinadas situaciones.

  1. “Nuevo Sol”

El Nacimiento:

“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”.

Con esta pieza, la historia que se narra deja de ser netamente figurativa para ir tomando formas que la acercan a la abstracción. Es la Maternidad. El Niño en brazos de su Madre, que al mismo tiempo que lo abraza y lo mira, se inclina y se humilla a quien sabe Príncipe. La postura es de sostén y ofrecimiento. No tiene ya la Madre la cabeza alta, sino que se recoge ante la debilidad y al mismo tiempo fortaleza que simboliza este Niño.

No es este un conjunto que se pueda decir “rico” en formas y reveses. Es este “Nuevo Sol”, con formas oblicuas y circulares lo que nos acerca a una maternidad que no queda con el hijo para sí, sino que lo cuida y prepara para habitar entre nosotros.   

  1. “En ti me complazco”

Vida pública:

“Tú eres mi hijo Amado, en ti me complazco”.

Para titular esta pieza me inspiro en el episodio bíblico del Bautismo de Jesús. Son las palabras del Padre hacia el Hijo: “en ti me complazco”… Es una pieza que según su forma se puede considerar abstracta, tanto como quizá fue para María la ruptura con el hijo que había cuidado y formado. Aun así, lo lleva sobre la espalda, lo carga aún, y lo cargará otra vez, muerto, al bajarlo de la cruz.

Cosa difícil debe ser para una madre soltar las amarras y dejar volar a los hijos de sus entrañas. Pero así como el Padre, también ella se complace en verlo partir –no sin dolor- para vivir su propia experiencia de viaje, de camino, de anunciación, encarnación, humanización; incluso al punto de verlo experimentar la muerte…

La promesa de la Mesa, esta mesa vacía, es prefiguración de una y mil muertes, pero también del mismo número simbólico o infinito de la única y multiplicada resurrección.

Y es eso el vivir, un morir y un resucitar constante. Una partida, un comienzo, un retorno, una vuelta sobre el propio yo, consciente o inconsciente. Es un ciclo del que inexorablemente, nadie está exento.

 


  • Wendy Ramos Cáceres (Guane, 1987).
  • Artista de la Plástica.
  • Estudiante de Conservación y Restauración en el Instituto Superior de Arte.
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