NOTAS A PARTIR DEL TEXTO “HUMANS RIGHTS AND CAPABILITIES” DE AMARTYA SEN


Miércoles de Jorge

Las capacidades pueden ser entendidas como la facultad o posibilidad de acceso a diversas libertades de diferentes tipos, tanto libertades económicas, como políticas, civiles, o del ámbito religioso y espiritual. En eso, es posible encontrar un punto de contacto entre el enfoque de capacidades y los derechos humanos: ambos dan acceso a determinadas libertades, velan y expanden el acceso de las personas a la libertad en general (Sen, 2005).

Dos cosas muy diferentes son, tener la capacidad de hacer algo que nos gusta, algo que valoramos y queremos hacer porque creemos en lo bueno o valioso de eso, y otra muy diferente es tener un permiso, una autorización, una posibilidad que depende de circunstancias que no controlamos sino que las configura un poder externo a nosotros, y que pueden permitirnos o no la libertad de hacer lo que queramos (Sen, 2005, p. 153).

Ejemplos al respecto tenemos muchos en Cuba, que demuestran que las libertades humanas, los derechos de las personas, las capacidades en sentido general se encuentra limitadas, laceradas por un sistema de permisos y controles a lo que la gente puede o no hacer y ser con sus propias vidas. En ese sentido podemos mencionar los siguiente casos: 1. Libertad religiosa vs. libertad de culto y otros permisos concretos, 2. Libertad para escoger dónde estudiar y vs. la retórica de que las universidades son para los revolucionarios. 3. Libertad para trabajar en contraposición con los condicionamientos y manipulación de los centros de trabajo estatales por un lado, y los controles y extorsión de la actividad privada cuando se sale de los límites establecidos por el sistema. Libertad de expresión en lugares públicos vs. la represión y la satanización del pensamiento diferente, de la pluralidad.

Es importante también diferenciar entre personas, tener en cuenta que las circunstancias de cada caso son importantes cuando de oportunidades, libertades, derechos y capacidades humanas se trata, pues es posible que «two persons can have very different substantial opportunities even when they have exactly the same set of means» (Sen, 2005, p. 154). Sen argumenta que hay variedad de razones por las cuales es importante diferenciar entre los recursos, los medios o las herramientas con que cuenta cada cual, y por otro lado las oportunidades reales, los «funcionamientos» que son capaces de lograr estas personas a partir de un set común de medios. Estos condicionantes, entre otros, pueden ser las variaciones propias entre las personas (condiciones físicas o mentales), otros aspectos externos pero que pongan a las personas en circunstancias diferentes incluso cuando tienen los mismos recursos, etc.

Para el caso cubano podríamos argumentar como bajo la retórica de igualdad para todos, se esconden disparidades enormes incluso cuando el salario sea prácticamente el mismo para todos, o cuando las condiciones del mercado de alimentos y de acceso a salud y educación también constituyan medios -más o menos- accesibles de forma equitativa. No obstante, detrás de la retórica y la propaganda oficial, se esconden diferentes niveles de acceso a determinados bienes y servicios, determinados privilegios para unos y violaciones de derechos para otros.

Probablemente el ejemplo más ilustrativo lo constituyen los salarios. En Cuba el salario medios es de unos 4000 pesos, sin embargo, para unos cubanos esto constituye una atadura a condiciones de vida bajo el umbral de la pobreza extrema, mientras que para otros no es más que una mera formalidad, pues por diferencias en cuanto a la afiliación política, o por diferencias en cuanto a otros criterios de diverso tipo no lo es. Para unos el salario medio es una miseria que los obliga a condiciones de vida infrahumanas y para otros es algo a lo que son indiferentes, no les interesa ganar más, no les interesa exigir mejoras salariales, no critican el hecho de que no sea suficiente, pues disfrutan de privilegios establecidos para aquellas personas que cumplan con determinadas características desde un punto de vista político e ideológico.

Ni siquiera la productividad y la eficiencia en los puestos de trabajo son determinantes, sino la afiliación al partido comunista y la complicidad con el sistema. Con eso, es posible conseguir beneficios extra, comida, transporte, teléfonos, viviendas, ropas, vacaciones pagadas, entre muchos otros. Así es como dos trabajadores del sector estatal que ganan lo mismo, pueden tener dos vidas totalmente diferentes, uno pasar mucho trabajo para comprar los alimentos y el otro darse una vida de lujo en hoteles y restaurantes, por poner un ejemplo.

El enfoque de capacidades, tiene mucho que decir ante este tipo de situaciones. En primer lugar, las circunstancias concretas importan, y no hace falta proveer lo mismo a todos sino las mismas oportunidades a todos. No necesitamos que todos los cubanos ganen un salario igual sino que todos tengan la libertad de usar su salario en aquello que les plazca, y que no existan diferencias tan abismales como las mencionadas anteriormente. El enfoque de capacidades viene a cuestionar los sistemas de privilegios establecidos en nuestra sociedad, y ofrece un paradigma basado en la dignidad de la persona, en el valor inalienable que tenemos por el hecho de existir y en derecho a recibir un trato justo, equitativo, por parte de las autoridades económicas, políticas y sociales. Un trato que diferencie entre las diferentes condiciones y contextos personales pero que no haga diferencias en cuanto a derechos, privilegios, oportunidades, deberes de cada uno hacia la sociedad.

Las capacidades son entendidas por Sen (2005) no como la elección de algo, no como la libertad de tener algo concreto, sino como la oportunidad de elegirlo o no, el chance que todos deberíamos tener de efectivamente decidir -luego de que algo está a nuestro alcance y por tanto es posible una elección respecto a ello- si accedemos o no a un bien determinado, si disfrutamos o no de un bien determinado. «A capability reflects the alternative combinations of functionings from which the person can choose one combination».

La distinción entre la libertad de tener algo, y el hecho concreto de tenerlo, la concreción de esa libertad, es algo de suma relevancia en los análisis de Sen. Y es una distinción que también viven a arrojar luz cuando se analiza críticamente la realidad cubana. La persona siempre ha de tener la oportunidad de decidir qué hacer o no, incluso cuando hay en juego algo que potencialmente es reconocido por todos como un bien para alguien, no debe pasarse por encima de la elección personal.

Cuando el Estado somete a los ciudadanos, obligándolos a renunciar a su libertad en nombre de un fin mayor. No está bien violar la libertad de expresión, de asociación, de reunión o protesta pacífica para mantener un orden político determinado. Si así fuere, entonces ese orden definitivamente no representa el bien común. El criterio adecuado para avanzar al bien común, que es el bien de todos y de cada uno, puede encontrarse en el enfoque de las capacidades, que no concibe de ninguna manera que se anule la oportunidad de una persona de decidir qué hacer con su vida y cómo ser en cuanto persona. Otra cosa sería, lograr consensos sociales, impulsar la amistad social y el diálogo, la cultura del servicio, la solidaridad y otros valores que motiven a las persona a usar su libertad responsablemente, esto es pensando en el bien colectivo y no solo en el bien propio.

 

 


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

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