NO DEJARNOS VENCER POR EL CANSANCIO


Miércoles de Jorge

La realidad cubana a menudo resulta demasiado difícil, agobiante, fuerte. La sensación que deja en mí es de cansancio, tanto cuando la viví desde dentro de la Isla por 29 años, como ahora, que la vivo desde fuera. Cansa pensar en los problemas de la cotidianidad, en la desesperanza de las personas, en la precariedad de la vida, en la crisis del sistema y la ausencia de reformas o de voluntad para para cambiar. Cansa la queja constante en la que caemos y a veces no sabemos cómo salir, la ausencia de soluciones, la espera interminable, y un largo etcétera.

A pesar de ello, siempre he intentado plantearme el reto de no dejarme vencer por el cansancio, y de intentar convencer a quienes me rodean de que hagan lo mismo, es por ello que escribo estas líneas. La cuestión es sencilla: si nos dejamos ganar por el cansancio, si permitimos que nos domine y que nos envuelva, si dejamos que crezcan dentro de nosotros todos los problemas mencionados anteriormente y que vivamos la vida agotados de la realidad que nos ha tocado, entonces en términos generales hemos perdido la batalla.

Perdemos la batalla cuando nos gana el cansancio, porque de esa forma cerramos las puertas a la esperanza, y con ello cerramos las puertas al cambio, nos cruzamos de brazos y nos resignamos a que nuestro destino (lo que nos toca) es vivir todo eso que nos provoca cansancio y que queremos cambiar. Esta es la trampa en la que he caído a veces y en la que creo que caen muchos de mis hermanos cubanos. Hemos de intentar escapar de ella para que podamos –con todas nuestras posibilidades– aportar a la transformación de la realidad.

Algunas ideas que se me ocurre pudiéramos reflexionar, y que nos pudieran servir para vencer el cansancio que provocan los problemas de la vida cotidiana, y para –a su vez– intentar dar paso a la esperanza, son las siguientes:

– Busquemos apoyo en los otros, caminemos en comunidad, no nos encerremos en nosotros mismos. La vida se vive mejor (cobra sentido, se realiza plenamente) cuando se vive con y para otros. El cansancio se puede vencer con la compañía de otros, que de la misma forma que nosotros pueden estar necesitados de compañía para seguir adelante.

– Cambiemos la mentalidad: sustituyamos la queja por propuestas, el lamento por la búsqueda de soluciones, la desesperanza por la búsqueda de pequeñas razones o motivos de esperanza, la negatividad por una mirada optimista de las cosas. Si nos predisponemos para el cansancio, nos será difícil superarlo, pero si nos predisponemos para la alegría, el optimismo, la esperanza, etc., entonces, a pesar de las dificultades que se presenten podremos experimentar una transformación personas y social.

– Para los creyentes, pongamos las cosas en manos de Dios, ofrezcamos las realidades que se presentan, esforcémonos por cambiar las cosas que están mal o por conseguir lo que nos proponemos, pero con fe dejemos en manos de Dios el resto. A menudo pasa, que queremos controlar las cosas, y cuando estas se salen de nuestras manos entonces nos gana el cansancio, la desesperanza, la tristeza. Reconozcamos que hay un Dios que tiene caminos que no podemos imaginar, pero que quiere nuestro bien, y con fe pongamos en sus manos nuestros sufrimiento y esperanzas.

 


  • Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
    Laico católico.
    Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
    Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Scroll al inicio