MONÓLOGO DE LA CARIDAD

Escultura de la Virgen de la Caridad en Barajagua, primer asentamiento de la imagen mariana. Foto de Yoandy Izquierdo Toledo.

Entre las bravas olas de la bahía, escuchando la plegaria de auxilio, el miedo y la angustia en el corazón de mis hijos, llegué a la Isla de Cuba.

Manos mestizas y piadosas sostuvieron mi imagen con devoción. Allí empezó esta historia.

Mis hijos náufragos, suplicantes, fervientes. Mis hijos emprendedores, trabajadores, alegres, inteligentes, superficiales, confundidos. Mis hijos caminantes, atravesando el desierto sembrado por el odio, la violencia, la intolerancia, el irrespeto a la sagrada vida.

Mis hijos frente al paredón de fusilamiento, otra vez atravesando el mar encrespado, mis hijos en las oscuras celdas de castigo, enfrentados al dolor físico y moral. Mis hijos peregrinos por el mundo, con la casa a cuestas y los muertos abandonados.

Desde la cima alta del oriente montañoso, los he acompañado. Nuestro amor ha sido indisoluble y difícil. Hermoso y constante.

Allí en las verdes montañas de El Cobre, hace ya mucho tiempo, erigieron un Santuario para mí, mis hijos piadosos y creyentes. Y ese templo es el templo de todos los cubanos, sin distinción, de todos.

Y cuando el odio irrumpió severo e inmisericorde, y una parte de mis queridos hijos partió a la diáspora. Cuando la intransigencia dividió a nuestra bella Isla en múltiples pedazos. A la diáspora fui, una réplica mía ha acompañado siempre a mis amados hijos dondequiera que su casa han establecido.

Y allá, en la otra bahía, la de Biscayne, frente al mar que abraza el norte y fluye hacia el sur, en la bahía del destierro, también mis hijos piadosos y creyentes han erigido una Ermita.
Mi manto protector sigue abierto para cubrir las soledades, los miedos, las tristezas y las esperanzas de todos mis hijos.

La Caridad es el Amor puesto en acción salvadora. La Caridad es la gran virtud que nos ha regalado Dios.

Yo soy de ese Amor la salvaguarda. Me ha enviado el Padre para decirle a los hijos de esta Isla solitaria que no dejen de amar, que no dejen de creer, que no dejen de soñar.

He venido a aliviar el dolor, y a encumbrar la esperanza. He venido a encender la Fe de la montaña al llano, de la Isla a la Diáspora.

Yo soy la Virgen de la Caridad.

 


Janisset Rivero Gutiérrez (Camagüey, 1969).
Poetisa.
Licenciada en Comunicaciones y Publicidad.
Licenciada en Lenguas Modernas.
Actualmente es Directora de Campo en el Sur de la Florida para The LIBRE Initiative.

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