Mambises en Jamaica. Entre la guerra y el exilio – Teresa Fernández Soneira

Foto tomada de internet.

¡Cuán difícil debía de haber sido vivir sin libertad! Todos los países de la América habían logrado emanciparse de España excepto Cuba y Puerto Rico, y los cubanos también se cansaron de vivir bajo el control del gobierno español y se fueron a la guerra. Aunque sabían que eso traería registros, persecuciones, cárcel, desasosiego, y para unos cuantos el inevitable exilio, sabían que era la única forma de lograr la libertad. Pronto se comenzaron a establecer en diferentes países del Caribe y en ciudades de Norteamérica. Los más pudientes optaron por ir a Europa donde se organizaron en París, Bélgica, Italia y España. Sin embargo, la mayoría se asentó cerca de la isla ya que vivían esperanzados en que pronto llegaría la independencia y podrían con facilidad regresar a la patria.

Hubo en aquellas décadas finales del siglo XIX una colonia considerable de cubanos en Jamaica que trataba de adaptarse al nuevo entorno donde aprendían el idioma inglés y se acomodaban lo mejor posible al país que los había acogido. Era enfrentarse a una nueva vida. La historiografía del exilio de Jamaica está documentada, mayormente, por las crónicas y escritos de Martí y Maceo, y algunas cartas de Máximo Gómez ya que la mayoría de los historiadores obviaron la contribución de la comunidad cubana tabaquera de Jamaica. Aunque los cubanos también trabajaron en la industria del mármol y en la producción de azulejos, el tabaco siempre fue instrumental en los esfuerzos independentistas.

Llegada de cubanos a Kingston

Uno de los primeros inmigrantes políticos salidos de Cuba hacia Jamaica fue José Ernesto Bavastro y Cassard, figura poco estudiada y conocida pero que sobresalió como revolucionario y también como fotógrafo. Bavastro nació en el cafetal de su abuelo en Brazo de Cauto, cerca de la Sierra Maestra en Oriente, el 23 de diciembre de 1837. Aprendió fotografía y música, y luego de concluir los estudios de violoncelo y flauta, ofreció conciertos en sociedades y teatros santiagueros donde ejecutaba guarachas y contradanzas de su propia inspiración. En 1859, el y Pedro María Agüero, proveniente de una familia de fotógrafos camagüeyanos, abrieron una galería en Santiago de Cuba donde hacían retratos al daguerrotipo y ambrotipo[i] y miniaturas en metal, utilizando los nuevos procedimientos sobre papel y el popular formato europeo conocido como carte de visite, que era como una tarjeta de presentación.

Bavastro y Agüero también hicieron fotografías de la ciudad de Santiago de Cuba y algunas de ellas fueron publicadas en el álbum titulado “Departamento Oriental de la Isla de Cuba” impreso por Lamy y Collet en 1862. Bavastro fue el primero en hacer retratos de Manzanillo, donde estuvo unas semanas, labor que continuó realizando en otras ciudades y pueblos orientales que no tenían galería fotográfica. Eran aquellos los primeros años de haberse inventado la fotografía comercial, y que había llegado a Cuba el 5 de abril de 1840 desde París, por el interés de Pedro Téllez Girón2, hijo del que por entonces era capitán general de la Isla. Pero fue el norteamericano George Washington Halsey quien inauguró el primer estudio fotográfico de Cuba, el 3 de enero de 1841 en la calle Obispo, en La Habana.

Además de su trabajo como profesional de la fotografía, desde muy joven Ernesto Bavastro se vinculó a diferentes acciones conspirativas efectuadas en su pueblo. Pertenecía a una logia masónica en Santiago de Cuba donde conoció a jóvenes que abrazaban ideas de independencia para la Isla, y así comenzó su trabajo insurreccional. A él se unieron sus hermanos Octavio y Carlos, y seis meses después del levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua en 1868, (una de las primeras fotografías de La Demajagua la tomó Bavastro), los españoles descubrieron sus actividades conspirativas, y el 12 de abril de 1869 Ernesto fue detenido y conducido a la cárcel de Santiago de Cuba. El comandante de la plaza pidió su fusilamiento, pero un amigo fotógrafo, el masón español Dámaso Muñoz, consiguió sacarlo de la cárcel y embarcarlo junto a su hermano Octavio en el vapor Argos que iba rumbo a Jamaica. Carlos, el otro hermano, había sido apresado y fusilado.

En Kingston, Bavastro abrió un estudio fotográfico3y también continuó su labor conspirativa apoyando actividades para la causa emancipadora desde sus comienzos. En poco tiempo, el establecimiento de los Bavastro se convirtió en una de las principales casas de fotografía de la ciudad. También Ernesto Bavastro colaboraba en tómbolas, veladas y conciertos donde con su flauta de plata interpretaba himnos, canciones y marchas mambisas. Las recaudaciones de esas funciones eran destinadas a socorrer a las familias exiliadas cuyos hombres luchaban en los campos de Cuba.

Al terminar la Guerra de los Diez Años en 1878, los mambises redoblaron los esfuerzos por alcanzar la libertad, y el estudio de los Bavastro se convirtió en un punto de reunión de los generales Máximo Gómez, Antonio Maceo, Enrique Collazo y otros importantes jefes revolucionarios que concebían planes para reanudar la lucha. Ernesto Bavastro participó en esos encuentros y en 1883 fue nombrado presidente de Comité Revolucionario de Jamaica. Su dedicación a la causa era tal que el General Antonio Maceo dijo de él: “Ernesto Bavastro es el cubano más redondo que he conocido. Para él no hay derrota”. Antonio Maceo lo eligió su representante en la emigración y tesorero general de los fondos que reunían los otros agentes cubanos en los diferentes países.

Admirador de la madre de los Maceo, Bavastro fue el autor de un retrato muy conocido de Mariana Grajales, y que posiblemente sea de los años 1878 y 1887 cuando ambos, fotógrafo y mambisa, coincidieron en Jamaica. También de su autoría es la fotografía de Máximo Gómez con varios conspiradores en una visita a Jamaica. Ernesto Bavastro falleció en ese país en 1887 y sus restos fueron trasladados a Santiago de Cuba en el 1925 donde reposan desde entonces en el Cementerio Santa Ifigenia. El periódico Daily Gleaner de Kingston del 29 de enero de 1927 publicaba la noticia:

“Hace muchos años un fotógrafo cubano, el Sr. Ernesto Bavastro, murió en Kingston y sus restos fueron enterrados en el cementerio católico de St. Andrew. Los parientes del difunto han llegado a la isla y han tomado los pasos necesarios para obtener los permisos de las autoridades civiles, y exhumar los restos del Sr. Bavastro esta mañana, quien fue delegado de la Junta Revolucionaria Cubana, y que vino a Jamaica hace años”.4

El exilio y el tabaco 

Al terminar la guerra de los Diez Años en 1878, los hermanos Benito y Juan Machado de Santa Clara e implicados en la guerra, huyeron a los Estados Unidos. Sus propiedades en Cuba habían sido confiscadas, pero tenían algún dinero y decidieron ir a Jamaica a probar fortuna adonde llegaron en 1874. Allí se casaron con dos hermanas cubanas y se establecieron en la región de Temple Hall y Colbeck ya que estas tierras poseían un suelo similar al de Cuba5. Emplearon mano de obra cubana y en unos años ya tenían 300 trabajadores en la fábrica convirtiéndose en los primeros tabaqueros de Jamaica con las marcas “Fantasía Habanera Cigarros Superiores” y “La Tropical”. Pero en 1891 y de acuerdo con una carta de Alejandro González a Máximo Gómez6, la situación de los emigrados cubanos en ese país no se veía segura. En dicha carta González decía: “los vegueros cubanos están de mala: al menos los de Temple Hall pues el dueño les ha dado seis meses de aviso para que desocupen las tierras. Según se dice, una compañía inglesa ha comprado (o va a comprar) los terrenos para el cultivo del guineo…[…] a los Machados les han propuesto una compañía comprarles la tabaquería. Dícese que le han ofrecido $125,000.00”. Otros muchos cubanos exiliados trabajaban en la industria del tabaco que estaba amparada por capitales británicos y norteamericanos.

La familia Maceo-Grajales

No podemos dejar de mencionar a esta insigne familia de mambises que vivió y sufrió el exilio jamaiquino. Al terminar la Guerra Grande en 1878 arribaron a Jamaica: Baldomera Maceo y Magín Rizo y allí les nacieron nuevos hijos. Llegó Mariana Grajales vda. de Maceo en 1880; Pedro, en 1885; y Rosa en 1887. Estuvieron también Tomás Maceo, quien vivió en Kingston alrededor de 13 años y que contrajo matrimonio con Emilia Núñez el 7 febrero de 1881. De esa unión nació una numerosa prole según publica el Registro Civil de Jamaica de 1880-1899. Luego llegaría Marcos quien contrajo nupcias con Manuela Vásquez el 19 septiembre de 1889, y tuvieron cinco hijos. La casa que alquilaba Marcos Maceo estaba situada en Church Street No. 34 en Kingston, y sirvió de lugar de encuentro de muchos de los patriotas que, por un tiempo y las circunstancias, vivieron allí. También permanecieron algún tiempo en Kingston el general Antonio Maceo y su esposa María Cabrales. En Jamaica Antonio Maceo tuvo amores y el fruto de una relación extramatrimonial con la jamaicana Amelia Marryat de la que en mayo de 1881 nació su único descendiente, Antonio Maceo Marryat7.

Además de los Maceo, la historia recoge la presencia de otros independentistas cubanos en tierra jamaiquina, como fueron: Máximo Gómez, Martín Morúa, Rafael Serra, Achille Duverger, Agustín Cebreco, Flor Crombet, Leyte Vidal, Rius Rivera, Calixto García, Santa Cruz Pacheco, Lacret Morlot, y otros. Allí fueron cálidamente acogidos por los inmigrantes cubanos, aunque con cierta hostilidad por las autoridades inglesas.

La familia de Máximo Gómez 

Al llegar a su fin la Guerra Grande, Manana Toro de Gómez acudió a las autoridades españolas el 21 de diciembre de 1877 con el fin de salir para el exilio de Jamaica con su familia. Al momento de su partida y para ayudarla, un brigadier español le entregó 24 onzas de oro por encargo del general español Arsenio Martínez Campos8. Al llegar a Kingston, con la dignidad y el aplomo que la caracterizaban, Manana fue rápidamente a devolverle aquel oro al cónsul español. No quería ningún regalo de España, a pesar de que llegaba sola con sus hijos pequeños, y no tenía recursos para vivir en aquel país extranjero. Meses después, el 6 de marzo de 1878, sale Máximo Gómez rumbo a Montego Bay, Jamaica, y arriba a Kingston el día 7 de ese mismo mes. En una carta que escribe Gómez a su hija Clemencia le comenta que en ese momento había en Jamaica “más de mil cubanos de todos los sexos y edades y en su mayoría aptos para tomar las armas”.9

En Kingston Máximo Gómez encuentra que Manana, su esposa, sus hijos y sus hermanas, están sumidos en profunda miseria. “Nos estamos manteniendo casi con mangos” dice Gómez sobre el estado en que se encontraban10. Luego de pasar grandes necesidades, Gómez logra establecer una vega de tabaco enCorbet11con la ayuda financiera del mayor general Julio Sanguily y del coronel Manuel Codina Polanco. Después de varios meses de carencias y enfermedades, en diciembre el Generalísimo deja a su familia en Kingston y parte para Honduras12 donde encuentra acogida del presidente de ese país. Su propósito había sido el de llevar a la familia para Honduras, pero todo va muy lento por lo que Gómez decide regresar a Jamaica, y vende las mulas y su reloj para pagar el viaje. Al llegar encuentra a un nuevo hijo, Urbano, quien se encuentra bien a pesar del difícil embarazo de Manana. La odisea de esta insigne familia continuaría ya que estarían dando tumbos por Honduras, Nueva Orleáns, de nuevo Kingston, hasta finalmente asentarse en República Dominicana donde, sin dejar de sufrir carencias y agobios, permanecerían hasta el fin de la Guerra de Independencia.

El exilio no fue fácil y la adversidad persiguió a algunos cubanos, tanto en Jamaica como en otros países. El consulado español se dedicó a engatusar a varios exiliados para que regresaran a Cuba, y unos “70 cubanos entre hombres, mujeres y niños confiados en las ofertas del cónsul”13 vendieron todo lo que tenían para regresar a su país. Pero el general Polavieja desautorizó al cónsul en Kingston: “no va cañonero y no despache pasaporte a Cuba sin permiso”. Se supo luego que la mayor parte de aquellos cubanos se marcharon para Costa Rica a integrar la colonia que había establecido Maceo en la península de Nicoya, con la ayuda del presidente de ese país, José Joaquín Rodríguez14.

Martí y su primera visita a Kingston en 1892

En un primer viaje por el Caribe y la Florida, José Martí hace una visita a los exiliados en Jamaica quienes se están organizando para trabajar por la independencia. En ese viaje, Martí conoce a Mariana Grajales viuda de Maceo, quien ya está muy anciana, y después del encuentro nos deja su pesar y sentimientos:

“…está yéndose la madre, cayéndose está ya la viejecita gloriosa en el indiferente rincón extranjero, y todavía tiene manos de niña para acariciar a quien le habla de la patria. Ya se le van los ojos por el mundo como buscando otro, y todavía le centellean, como cuando viene el español. Al oír contar un lance bueno de sus hijos levanta la cabeza arrugada, con un pañuelo que parece corona. Y no se sabe por qué, pero se le besa la mano”.15

Juan Bautista Valdés Acosta

Aunque el fotógrafo Ernesto Bavastro no pudo retratar a José Martí en Jamaica pues ya había fallecido cuando Martí visitó esa isla caribeña, lo hizo otro fotógrafo cubano: Juan Bautista Valdés Acosta. Valdés Acosta nació en Bayamo y trabajó en una fotografía de Santiago de Cuba. Pero al ser acosado por sus ideas independentistas, emigró a Jamaica. El 1ro de marzo de 1888, un año después de fallecer los hermanos Ernesto y Octavio Bavastro, abrió una galería en Kenn Street No. 85, en Kingston. Colaboró con los patriotas que planeaban y luchaban por la independencia de Cuba, y cuando José Martí estuvo en Jamaica en 1892, todas las fotografías que se conocen de su recorrido por la isla fueron hechas por este artista. Entre ellas está la que tomó el domingo 9 de octubre después de reunirse con los emigrantes cubanos que trabajaban en las vegas de tabaco de Temple Hall, a unos 15 kilómetros de la capital jamaicana. Precisamente, cuando regresaban a Kingston, José Martí se detuvo en un bonito lugar conocido por Bony Hill donde Valdés lo retrató solo y con el bosque de fondo. Esa ha resultado ser la mejor foto de cuerpo entero que le hicieran a Martí durante su corta vida16.

Juan Bautista Valdés estuvo retratando en su estudio de Kingston hasta septiembre de 1903, cuando habiendo logrado Cuba su independencia, decidió regresar a su país y murió en La Habana al año siguiente atesorando el mejor retrato que le hizo al Maestro con esta especial dedicatoria: “A un hijo de sí mismo, ejemplo y honra de su patria; a un artista fino y concienzudo, al fraternal Juan Bautista Valdés de su José Martí”.

En los años de las guerras muchos cubanos fallecieron en tierras de Jamaica, la mayoría por enfermedades. Algunos de ellos fueron17: Andrés Duany, José Duany, María de la Cruz Dufayat, Valentina Sariol, Dolores y María de la Caridad Navarro, Fernando y María Trinidad Echemendía y Flores, Dolores Figarola de Correoso, Loretta Finente, Pedro Francisco, Miguel González, Barbara Tejera, María Mercedes Román, Mercedes Grenona, Antonio Cazade, Thomas Obad, Mario Correoso, Carmen Hernández Langier, Caridad Hodelin, y muchos otros. También moriría la patriota Mariana Grajales, el 27 de noviembre de 1893, y allí permanecería enterrada por más de 30 años. En abril de 1923 fue exhumada y sus restos trasladados a Cuba en el buque “Baire”. La noche del 23 de abril fue velada en el Ayuntamiento de Santiago de Cuba hasta la tarde del día 24, cuando sus restos fueron conducidos al cementerio Santa Ifigenia. El pueblo santiaguero le rindió un grandioso tributo.18

Residentes cubanos en Kingston

No quiero terminar este relato sin mencionar a algunos cubanos exiliados en Jamaica. Uno de ellos fue Elvira Cape de Bacardí, esposa del comerciante de bebidas, Emilio Bacardí. Elvira se destacó como miembro del Club Revolucionario José Martí no. 2 de señoras cuya presidenta fue María Cabrales de Maceo. Otras mujeres pertenecientes a este club fueron: Dolores Castillo y Garzón, Elena González Núñez, esposa de José Maceo; Amalia de Chacón, Rosa Amarales Benítez, Eugenia Rondón de Valdés Genoveva Renó y Antonia Mora19. El club celebraba reuniones para la recolecta de donativos, alimentos y ayuda para la contienda.

También vivía exiliada en Jamaica la familia del gran patriota Francisco Vicente Aguilera compuesta por su segunda esposa, la santiaguera Ana Kindelán Sánchez Griñán, y sus hijas Juanita, Caridad, Anita, Magdalena y María Aguilera. Aunque esta familia había sido una de las más ricas de Cuba, pasó innumerables carencias y aprietos para sobrevivir en Kingston, mientras que Aguilera organizaba la guerra desde Nueva York donde más tarde fallecería de cáncer, pobre y sin ver más a su familia.

Según algunos historiadores, en Kingston existió un club mixto de niños denominado club Discípulos de Martí, y después de la visita de Martí a esa isla se fundaron otros clubes, todos de hombres. Eran estos: el club José María Heredia, el club Carlos M. de Céspedes, el club Bernabé Varona y también el club Francisco Vicente Aguilera20. En Jamaica se había refugiado también la distinguida y antigua familia santiaguera de los Portuondo Tamayo21 quienes habían llegado a Cuba con Hernán Cortés en 1511. Las mujeres de esta familia: María, Carmita y Rita Portuondo, tuvieron que exiliarse dado que los españoles las hostigaban continuamente, y hacían registros de su hogar buscando armas y municiones. El historiador Jorge Oller estima que “Jamaica […] acogió humanitariamente a más de 8 mil cubanos que huían del terror colonial”.22

Gonzalo de Quesada definió a Jamaica como una tierra hospitalaria para el exilio cubano. Sin embargo, los exiliados no dejaron de padecer innumerables tropiezos por conseguir el sustento y enfrentarse al desarraigo y la preocupación por familiares y amigos que habían quedado en Cuba, algunos luchando en la manigua redentora. Allí, como en todas las colonias del exilio de entonces, los cubanos contribuyeron con sus esfuerzo se hicieron historia por su labor constante y su valía intelectual y moral. Así lo dejó escrito Martí en el periódico Patria:

“¡Honor a la emigración de Jamaica que, por su propio concepto del deber, y en el libérrimo uso de su juicio, da prueba elocuente de la capacidad republicana del hijo de Cuba, y de las dotes de unión, experiencia aprovechada y desinterés que se requirieren en el conflicto moral de la emancipación para aspirar a la grandeza y asegurarla!”.23

Notas

  • 1 Técnicas fotográficas de los comienzos de la fotografía. La noticia del invento de la fotografía salió publicada en el Diario de La Habana, 11 mayo 1840.
  • 2 Teresa Fernandez Soneira. La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX, Alexandria Library Publishing House, Miami, 2022.
  • 3 A steampunk history of XIX century Jamaica, www.weekly.com/o-ebavastro.
  • 4 Ibidem.
  • 5 Jean Stubbs. “Political Idealism and Commodity Production: Cuban tobacco in Jamaica, 1870-1930”, Cuban Studies vol. 25, pp. 51-81, Philadelphia 1995, https://www.jstor.org/stable/24486082.
  • 6 Carta de Alejandro González a Máximo Gómez, Kingston, marzo 30, 1891, en Anuario de Estudios Americanos, vol. 47, 1990.
  • 7 José Luciano Franco: “Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida”. Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, Municipio de La Habana, 1951, t. 1, p. 244.
  • 8 Arsenio Martínez Campos fue capitán general de Cuba y tomo parte en las guerras de África, México y Cuba.
  • 9 Máximo Gómez. Revoluciones, Cuba y Hogar, La Habana, 1927, p. 292.
  • 10 Ibídem.
  • 11 En la costa norte de Jamaica, cerca de Discovery Bay.
  • 12 Ena Curnow. Manana, detrás del Generalísimo, Ediciones Universal, Miami 1995.
  • 13 Archivos de Máximo Gómez, leg. 10, núm. 2, Carta de González a Gómez, Kingston 11 agosto 1891.
  • 14 Antonio Maceo y el legado cubano en La Mansión de Nicoya, Diario El Independentista, 2018.
  • 15 Teresa Fernandez Soneira. Mujeres de la Patria, vol. 1, Ediciones Universal, 2014.
  • 16 Jorge Oller, Fotógrafos mambises en Jamaica, 2018, Cuadernos Martianos, www.josemarti.cu/10001
  • 17 Cubanos que constan en los registros católicos de entierros en Jamaica, siglo XIX, recopilados por Patricia Jackson en JamaicanFamilySearch.com.
  • 18 Teresa Fernández Soneira. Mujeres de la Patria vol. 2, Ediciones Universal, Miami 2018.
  • 19 Periódico Patria, no. 37, New York, noviembre 19, 1892.
  • 20 Periódico Patria, no. 37, New York, noviembre 19, 1892.
  • 21 Yamila Vilorio Foubelo. Los Portuondo, evolución histórica de una familia santiaguera siglos XVIII y XIX, Ediciones Santiago, Santiago de Cuba 2004.
  • 22 Oller, ibídem.
  • 23 José Martí. Obras Completas, p. 451, La Habana, 2001.

Bibliografía

  • A steampunk history of XIX century Jamaica, www.weekly.com/o-ebavastro.
  • “Antonio Maceo y el legado cubano en La Mansión de Nicoya”, Diario El Independentista, 2018.
  • Bohemia, año 45, no. 5, La Habana, 1 de febrero de 1953.
  • Diario de La Habana, 11 de mayo, 1840.
  • Edilinda Chacón-Campbell, “Inmigrantes de Cuba en Jamaica (1869-1898)”, Santiago, Santiago 151, enero-abril, Universidad de Santiago de Cuba, dic. 2019.
  • Ena Curnow, Manana, detrás del Generalísimo, Ediciones Universal, Miami 1995
  • Fotógrafos mambises en Jamaica, www.cubaperiodista.cu
  • Jean Stubbs, Political Idealism and Commodity Production: Cuban Tobacco in Jamaica, 1870–1930
  • Cuban Studies, Vol. 25 (1995), pp. 51-81, https://www.jstor.org/stable/24486082
  • Tabaco en la periferia, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989.
  • Jorge Oller, Fotógrafos mambises en Jamaica 2018, Cuadernos Martianos, en www.josemarti.cu/10001
  • José Luciano Franco. “Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida”. Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, Municipio de La Habana, 1951, t. 1.
  • José Martí. Obras Completas, La Habana, 200
  • Periódico Patria, No. 15, New York, 18 de junio, 1892, p. 2, New York.
  • Periódico Patria, 18 junio, 1892, No. 15, p. 1, New York.
  • Periódico Patria, No. 37, New York, noviembre 19, 1892.
  • Máximo Gómez. Revoluciones… Cuba y Hogar, La Habana, 1927.
  • Salvador Morales. “La emigración cubana”, Anuario de Estudios Americanos, vol. 47, 1990.
  • Teresa Fernández Soneira. La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX, Alexandria Library Publishing House, Miami 2022.
  • Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, vol. II, Ediciones Universal, Miami 2018.
  • ­­­­Yamila Vilorio Foubelo. Los Portuondo, evolución histórica de una familia santiaguera siglos XVIII y XIX, Ediciones Santiago, Santiago de Cuba 2004.

 


Teresa Fernández Soneira (La Habana, 1947).
Investigadora e historiadora.
Estudió en los colegios del Apostolado de La Habana (Vedado) y en Madrid, España.
Licenciada en humanidades por Barry University (Miami, Florida).
Fue columnista de La Voz Católica, de la Arquidiócesis de Miami, y editora de Maris Stella, de las ex-alumnas del colegio Apostolado.
Tiene publicados varios libros de temática cubana, entre ellos “Cuba: Historia de la Educación Católica 1582-1961”, y “Mujeres de la patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba” (2 vols. 2014 y 2018). Reside en Miami, Florida.

 

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