LA LENTITUD, EL MERCADO Y LA ECONOMÍA     

Miércoles de Quintana

En la Mesa Redonda del miércoles 21 de junio había dos panelistas bien informadas y agradables. Una de ellas, del Ministerio de Economía, entre otras informaciones y razonamientos, defendió la lentitud o gradualidad, o precaución, con la que se mueve la economía en crisis hacia otra economía en la cual los métodos de gestión administrativos cedan su lugar a la más eficiente administración financiera de los recursos.

También aclaró que no se debía temer que haya más pequeñas y medianas empresas privadas (PYMES) que empresas estatales, pues estas crean más del 70% de Producto Interno Bruto (PIB) del país. Lo que no quedó claro fue a la persona, institución o grupo de opinión a quienes se respondía, es decir a quienes se les daba garantías de que las PYMES   privadas, o no estatales como gustan de oír algunos partidarios de la economía centralizada, no son un reto para la hegemonía del estado en la economía.

La otra panelista, de la academia, aseguró que no se debía temer a la economía de mercado porque en Cuba al mercado lo controla el Estado.

Oyendo a las citadas funcionarias, recordé a dos amigos que hacían una caminata y llegaron a un puente sobre un caudaloso río. A la entrada del puente había un letrero que decía: “Puente en mal estado. Cuidado. Pasar uno a la vez” Se orientaba entrar al puente con cautela, con lentitud, con gradualidad, sin movimientos bruscos. Comenzó a deslizarse el primer caminante y no había dado tres pasos cuando el puente se vino abajo. Nada, que como dice el dicho popular: “Hombre precavido vale por dos”. La mejor solución deja de ser buena si se aplica tarde.

El otro razonamiento que me sobrevino al respecto de la intervención de la académica es que un mercado manipulado, controlado y vigilado, no funciona ni en el Capitalismo ni en el Socialismo. El mercado tiene fallas y envía señales para que se le asista, se le restablezcan las condiciones y garantías que hacen expedito su funcionamiento. Pero no se puede jugar a la Economía de Mercado como Pedro el Grande de Rusia jugaba a la guerra cuando era adolescente. Era o se creía Dios. Todo lo podía. Todo dependía de su inmensa voluntad y juicio.

Regulación y control del mercado no debe ser sustitución disimulada del mismo por más de lo mismo.

 


  • José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
  • Economista jubilado.
  • Médico Veterinario.
  • Reside en Pinar del Río.
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